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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Isaías 43:16-21

Liberación de los israelitas

16 Isaías dijo:

«Dios abrió un camino en el mar,
a través de las aguas profundas,
y por allí pasó su pueblo.
17 Los guerreros de Egipto
persiguieron a los israelitas
con caballos y carros de guerra,
pero se hundieron en el mar
y ya no pudieron levantarse;
la luz de su vida se apagó».

18 Y ahora, Dios le dice a su pueblo:

«No recuerden ni piensen más
en las cosas del pasado.
19 Yo voy a hacer algo nuevo,
y ya he empezado a hacerlo.
Estoy abriendo un camino en el desierto
y haré brotar ríos en la tierra seca.
20 Los chacales y los avestruces,
y todos los animales salvajes
entonarán cantos en mi honor.
Haré brotar agua en el desierto
y le daré de beber a mi pueblo elegido.
21 Yo mismo lo he creado
para que me adore.

Salmos 126

De la tristeza a la alegría

SALMO 126 (125)

Cántico para las peregrinaciones.

126 Cuando Dios nos hizo volver
de Babilonia a Jerusalén,
creíamos estar soñando.
De los labios nos brotaban
risas y cánticos alegres.
Hasta decían las demás naciones:
«Realmente es maravilloso
lo que Dios ha hecho por ellos».

¡Lo que Dios hizo por nosotros
fue realmente maravilloso,
y nos llenó de alegría!

Dios,
devuélvenos el bienestar,
como le devuelves al desierto
sus arroyos.
5-6 Las lágrimas que derramamos
cuando sembramos la semilla
se volverán cantos de alegría
cuando cosechemos el trigo.

Filipenses 3:4-14

3-4 Los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que guiados por el Espíritu adoramos a Dios y estamos orgullosos de pertenecer a Jesucristo. Nosotros no creemos que podamos hacer nada para salvarnos. Si la salvación dependiera de la circuncisión, yo podría sentirme más orgulloso que cualquiera: me circuncidaron a los ocho días de nacido, pertenezco a la nación de Israel, y soy de la tribu de Benjamín; ¡soy más hebreo[a] que muchos hebreos! En cuanto a cumplir la ley, pertenecí al grupo de los fariseos. Tanto me preocupaba por cumplir la ley que perseguía a los miembros de la iglesia. ¡Nadie puede culparme de no haber cumplido la ley! Pero, gracias a lo que Cristo hizo por mí, ahora pienso que no vale la pena lo que antes consideré de valor. 8-9 Todo eso lo he dejado a un lado, y lo considero basura, con tal de llegar a conocer bien a Cristo, pues no hay mejor conocimiento. Y quiero que Dios me acepte, no por haber obedecido la ley, sino por confiar en Cristo, pues así es como Dios quiere aceptarnos. 10 Por eso, lo único que deseo es conocer a Cristo; es decir, sentir el poder de su resurrección, sufrir como él sufrió, y aun morir como él murió, 11 ¡y espero que Dios me conceda resucitar de los muertos!

Hacia la meta

12 Con esto no quiero decir que yo haya logrado ya hacer todo lo que les he dicho, ni tampoco que ya sea yo perfecto. Pero sí puedo decir que sigo adelante, luchando por alcanzar esa meta, pues para eso me salvó Jesucristo. 13 Hermanos, yo sé muy bien que todavía no he alcanzado la meta; pero he decidido no fijarme en lo que ya he recorrido, sino que ahora me concentro en lo que me falta por recorrer. 14 Así que sigo adelante, hacia la meta, para llevarme el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Jesucristo.

Juan 12:1-8

Una mujer perfuma los pies de Jesús

12 Seis días antes de que se celebrara la fiesta de la Pascua, Jesús fue al pueblo de Betania. Allí vivía Lázaro, el hombre a quien Jesús había resucitado.

En ese pueblo, unos amigos de Jesús hicieron una cena para él. Lázaro estaba sentado a la mesa con Jesús, y su hermana Marta servía la comida. María, su otra hermana, tomó una botella de un perfume muy caro[a] y perfumó los pies de Jesús. Después los secó con sus cabellos, y toda la casa se llenó con el olor del perfume.

Pero uno de los discípulos, que se llamaba Judas Iscariote, y que después traicionaría a Jesús, dijo:

—¡Mejor se hubiera vendido este perfume! Nos habrían dado el dinero de trescientos días de trabajo, y con él podríamos haber ayudado a los pobres.

6-8 Entonces Jesús le dijo a Judas:

—¡Déjala tranquila! Ella estaba guardando ese perfume para el día de mi entierro.[b] En cuanto a los pobres, siempre los tendrán cerca de ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.

En realidad, a Judas no le importaban los pobres; dijo eso porque era un ladrón. Como él era el encargado de cuidar el dinero de Jesús y de los discípulos, a veces se lo robaba.