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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
Éxodo 34:29-35

El rostro radiante de Moisés

29 Cuando Moisés descendió del monte Sinaí, traía en sus manos las dos tablas de la ley. Pero no sabía que, por haberle hablado el Señor, de su rostro salía un haz de luz. 30 Al ver Aarón y todos los israelitas el rostro resplandeciente de Moisés, tuvieron miedo de acercársele; 31 pero Moisés llamó a Aarón y a todos los jefes, y ellos regresaron para hablar con él. 32 Luego se le acercaron todos los israelitas, y Moisés les ordenó acatar todo lo que el Señor le había dicho en el monte Sinaí.

33 En cuanto Moisés terminó de hablar con ellos, se cubrió el rostro con un velo. 34 Siempre que entraba a la presencia del Señor para hablar con él, se quitaba el velo mientras no salía. Al salir, les comunicaba a los israelitas lo que el Señor le había ordenado decir. 35 Y como los israelitas veían que su rostro resplandecía, Moisés se cubría de nuevo el rostro, hasta que entraba a hablar otra vez con el Señor.

Salmos 99

99 El Señor es rey:
    que tiemblen las naciones.
Él tiene su trono entre querubines:
    que se estremezca la tierra.
Grande es el Señor en Sión,
    ¡excelso sobre todos los pueblos!
Sea alabado su nombre grandioso e imponente:
    ¡él es santo!

Rey poderoso, que amas la justicia:
    tú has establecido la equidad
    y has actuado en Jacob con justicia y rectitud.

Exaltad al Señor nuestro Dios;
    adoradlo ante el estrado de sus pies:
    ¡él es santo!

Moisés y Aarón se contaban entre sus sacerdotes,
    y Samuel, entre los que invocaron su nombre.
Invocaron al Señor, y él les respondió;
    les habló desde la columna de nube.
Cumplieron con sus estatutos,
    con los decretos que él les entregó.

Señor y Dios nuestro, tú les respondiste;
    fuiste para ellos un Dios perdonador,
    aun cuando castigaste sus rebeliones.

Exaltad al Señor nuestro Dios;
    adoradlo en su santo monte:
    ¡Santo es el Señor nuestro Dios!

2 Corintios 3:12-4:2

12 Así que, como tenemos tal esperanza, actuamos con plena confianza. 13 No hacemos como Moisés, quien se ponía un velo sobre el rostro para que los israelitas no vieran el fin del resplandor que se iba extinguiendo. 14 Sin embargo, la mente de ellos se embotó, de modo que hasta el día de hoy tienen puesto el mismo velo al leer el antiguo pacto. El velo no les ha sido quitado, porque solo se quita en Cristo. 15 Hasta el día de hoy, siempre que leen a Moisés, un velo les cubre el corazón. 16 Pero, cada vez que alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado. 17 Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y, donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18 Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos[a] como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu.

Tesoros en vasijas de barro

Por esto, ya que por la misericordia de Dios tenemos este ministerio, no nos desanimamos. Más bien, hemos renunciado a todo lo vergonzoso que se hace a escondidas; no actuamos con engaño ni torcemos la palabra de Dios. Al contrario, mediante la clara exposición de la verdad, nos recomendamos a toda conciencia humana en la presencia de Dios.

Lucas 9:28-36

La transfiguración(A)

28 Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29 Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30 Y aparecieron dos personajes —Moisés y Elías— que conversaban con Jesús. 31 Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida[a] de Jesús, que iba a suceder en Jerusalén. 32 Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño, pero, cuando se despertaron, vieron su gloria y a los dos personajes que estaban con él. 33 Mientras estos se apartaban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:

―Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

34 Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35 Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Este es mi Hijo, mi escogido; escuchadle». 36 Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los discípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Lucas 9:37-43

Jesús sana a un muchacho endemoniado(A)

37 Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38 Y un hombre de entre la multitud exclamó:

―Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39 Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el muchacho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espumarajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40 He rogado a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron.

41 ―¡Ah, generación incrédula y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros y soportaros? Trae acá a tu hijo.

42 Estaba acercándose el muchacho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43 Y todos se quedaron asombrados de la grandeza de Dios.

En medio de tanta admiración por todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos:

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

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