Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Lámed
89 Tu eterna palabra, oh Señor,
se mantiene firme en el cielo.
90 Tu fidelidad se extiende a cada generación,
y perdura igual que la tierra que creaste.
91 Tus ordenanzas siguen siendo verdad hasta el día de hoy,
porque todo está al servicio de tus planes.
92 Si tus enseñanzas no me hubieran sostenido con alegría,
ya habría muerto en mi sufrimiento.
93 Jamás olvidaré tus mandamientos,
pues por medio de ellos me diste vida.
94 Soy tuyo, ¡rescátame!,
porque me he esforzado mucho en obedecer tus mandamientos.
95 Aunque los malvados se escondan por el camino para matarme,
con calma, mantendré mi mente puesta en tus leyes.
96 Aun la perfección tiene sus límites,
pero tus mandatos no tienen límite.
Baruc lee los mensajes del Señor
36 El Señor le dio a Jeremías el siguiente mensaje en el cuarto año del reinado de Joacim, hijo de Josías, en Judá:[a] 2 «Toma un rollo y anota todos mis mensajes contra Israel, Judá y las demás naciones. Comienza con el primer mensaje allá por los tiempos de Josías y escribe todos los mensajes, hasta llegar al tiempo presente. 3 Quizá los habitantes de Judá se arrepientan cuando vuelvan a escuchar todas las cosas terribles que tengo pensadas para ellos. Entonces perdonaré sus pecados y maldades».
4 Así que Jeremías mandó llamar a Baruc, hijo de Nerías, y mientras Jeremías le dictaba todas las profecías que el Señor le había dado, Baruc las escribía en un rollo. 5 Entonces Jeremías le dijo a Baruc: «Estoy preso aquí y no puedo ir al templo. 6 Así que en el próximo día de ayuno ve al templo y lee los mensajes de parte del Señor que te he hecho escribir en este rollo. Léelos para que la gente de todo Judá que esté presente los escuche. 7 Quizá se aparten de sus malos caminos y antes de que sea demasiado tarde le pidan al Señor que los perdone. Pues el Señor los ha amenazado con su terrible enojo».
8 Baruc hizo lo que Jeremías le dijo y leyó al pueblo los mensajes del Señor en el templo. 9 Lo hizo en un día de ayuno sagrado, celebrado a fines del otoño,[b] durante el quinto año del reinado de Joacim, hijo de Josías. Gente de toda Judá había venido a Jerusalén ese día para asistir a los servicios en el templo. 10 Baruc leyó al pueblo las palabras de Jeremías, escritas en el rollo. En el templo, se paró frente a la habitación de Gemarías, hijo de Safán, el secretario. Esa habitación estaba junto al atrio superior del templo, cerca de la entrada de la puerta Nueva.
Lenguas y profecía
14 ¡Que el amor sea su meta más alta! Pero también deberían desear las capacidades especiales que da el Espíritu, sobre todo la capacidad de profetizar. 2 Pues, si alguien tiene la capacidad de hablar en lenguas,[a] le hablará solamente a Dios, dado que la gente no podrá entenderle. Hablará por el poder del Espíritu,[b] pero todo será un misterio. 3 En cambio, el que profetiza fortalece a otros, los anima y los consuela. 4 La persona que habla en lenguas se fortalece a sí misma, pero el que dice una palabra de profecía fortalece a toda la iglesia.
5 Yo desearía que todos pudieran hablar en lenguas, pero más aún me gustaría que todos pudieran profetizar. Pues la profecía es superior que hablar en lenguas, a menos que alguien interprete lo que se dice, para que toda la iglesia se fortalezca.
6 Amados hermanos, si yo fuera a visitarlos y les hablara en un idioma desconocido,[c] ¿de qué les serviría a ustedes? En cambio, si les llevo una revelación o un conocimiento especial o una profecía o una enseñanza, eso sí les sería de ayuda. 7 Aun los instrumentos inanimados como la flauta y el arpa, tienen que emitir sonidos nítidos, o nadie reconocerá la melodía. 8 Si el toque de trompeta no es entendible, ¿cómo sabrán los soldados que se les llama a la batalla?
9 Lo mismo ocurre con ustedes. Si hablan a la gente con palabras que no entienden, ¿cómo podrían saber lo que ustedes dicen? Sería igual que hablarle al viento.
10 Hay muchos idiomas diferentes en el mundo, y cada uno tiene significado; 11 pero si no entiendo un idioma, soy un extranjero para el que lo habla, y el que lo habla es un extranjero para mí. 12 Lo mismo ocurre con ustedes. Ya que están tan deseosos de tener las capacidades especiales que da el Espíritu, procuren las que fortalecerán a toda la iglesia.
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