Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Gloria futura de Jerusalén
60 »¡Levántate, Jerusalén! Que brille tu luz para que todos la vean.
Pues la gloria del Señor se levanta para resplandecer sobre ti.
2 Una oscuridad negra como la noche cubre a todas las naciones de la tierra,
pero la gloria del Señor se levanta y aparece sobre ti.
3 Todas las naciones vendrán a tu luz;
reyes poderosos vendrán para ver tu resplandor.
4 »¡Levanta los ojos, porque todo el mundo vuelve a casa!
Tus hijos llegan desde tierras lejanas;
tus hijas pequeñas serán traídas en brazos.
5 Resplandecerán tus ojos,
y tu corazón se estremecerá de alegría
porque los mercaderes del mundo entero vendrán a ti.
Te traerán las riquezas de muchos países.
6 Enormes caravanas de camellos convergerán en ti;
los camellos de Madián y de Efa.
Los habitantes de Saba traerán oro e incienso
y vendrán adorando al Señor.
Salmo de Salomón.
72 Oh Dios, concede al rey tu amor por la justicia,
y da rectitud al hijo del rey.
2 Ayúdale a juzgar correctamente a tu pueblo;
que los pobres siempre reciban un trato imparcial.
3 Que las montañas den prosperidad a todos
y que las colinas sean fructíferas.
4 Ayúdalo a defender al pobre,
a rescatar a los hijos de los necesitados
y a aplastar a sus opresores.
5 Que te teman[a] mientras el sol brille
y mientras la luna permanezca en el cielo;
¡sí, para siempre!
6 Que el gobierno del rey tenga la frescura de las lluvias de primavera sobre la hierba recién cortada,
de los aguaceros que riegan la tierra.
7 Que florezcan todos los justos durante su reinado;
que haya prosperidad abundante hasta que la luna deje de existir.
10 Los reyes occidentales, de Tarsis y de otras tierras distantes,
le llevarán tributo.
Los reyes orientales, de Saba y de Seba,
le llevarán regalos.
11 Todos los reyes se inclinarán ante él,
y todas las naciones le servirán.
12 Rescatará a los pobres cuando a él clamen;
ayudará a los oprimidos, que no tienen quién los defienda.
13 Él siente compasión por los débiles y los necesitados,
y los rescatará.
14 Los redimirá de la opresión y la violencia,
porque sus vidas le son preciosas.
El plan secreto de Dios
3 Cuando pienso en todo esto, yo, Pablo, prisionero de Cristo Jesús por el bien de ustedes, los gentiles...[a] 2 A propósito, doy por sentado que ustedes saben que Dios me encargó de manera especial extenderles su gracia a ustedes, los gentiles. 3 Tal como antes les escribí brevemente, Dios mismo me reveló su misterioso plan. 4 Cuando lean esto que les escribo, entenderán la percepción que tengo de este plan acerca de Cristo. 5 Dios no se lo reveló a las generaciones anteriores, pero ahora, por medio de su Espíritu, lo ha revelado a sus santos apóstoles y profetas.
6 Y el plan de Dios consiste en lo siguiente: tanto los judíos como los gentiles que creen la Buena Noticia gozan por igual de las riquezas heredadas por los hijos de Dios. Ambos pueblos forman parte del mismo cuerpo y ambos disfrutan de la promesa de las bendiciones porque pertenecen a Cristo Jesús.[b] 7 Por la gracia y el gran poder de Dios, se me ha dado el privilegio de servirlo anunciando esta Buena Noticia.
8 Aunque soy el menos digno de todo el pueblo de Dios, por su gracia él me concedió el privilegio de contarles a los gentiles acerca de los tesoros inagotables que tienen a disposición por medio de Cristo. 9 Fui elegido para explicarles a todos[c] el misterioso plan que Dios, el Creador de todas las cosas, mantuvo oculto desde el comienzo.
10 El propósito de Dios con todo esto fue utilizar a la iglesia para mostrar la amplia variedad de su sabiduría a todos los gobernantes y autoridades invisibles que están en los lugares celestiales. 11 Ese era su plan eterno, que él llevó a cabo por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.
12 Gracias a Cristo y a nuestra fe en él,[d] podemos entrar en la presencia de Dios con toda libertad y confianza.
Visitantes del oriente
2 Jesús nació en Belén de Judea durante el reinado de Herodes. Por ese tiempo, algunos sabios[a] de países del oriente llegaron a Jerusalén y preguntaron: 2 «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Vimos su estrella mientras salía[b] y hemos venido a adorarlo».
3 Cuando el rey Herodes oyó eso, se perturbó profundamente igual que todos en Jerusalén. 4 Mandó llamar a los principales sacerdotes y maestros de la ley religiosa y les preguntó:
—¿Dónde se supone que nacerá el Mesías?
5 —En Belén de Judea—le dijeron—porque eso es lo que escribió el profeta:
6 “Y tú, oh Belén, en la tierra de Judá,
no eres la menor entre las ciudades reinantes[c] de Judá,
porque de ti saldrá un gobernante
que será el pastor de mi pueblo Israel”[d].
7 Luego Herodes convocó a los sabios a una reunión privada y, por medio de ellos, se enteró del momento en el que había aparecido la estrella por primera vez. 8 Entonces les dijo: «Vayan a Belén y busquen al niño con esmero. Cuando lo encuentren, vuelvan y díganme dónde está para que yo también vaya y lo adore».
9 Después de esa reunión, los sabios siguieron su camino, y la estrella que habían visto en el oriente los guio hasta Belén. Iba delante de ellos y se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. 10 Cuando vieron la estrella, ¡se llenaron de alegría! 11 Entraron en la casa y vieron al niño con su madre, María, y se inclinaron y lo adoraron. Luego abrieron sus cofres de tesoro y le dieron regalos de oro, incienso y mirra.
12 Cuando llegó el momento de irse, volvieron a su tierra por otro camino, ya que Dios les advirtió en un sueño que no regresaran a Herodes.
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