Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
126 Cuando el Señor trajo a los desterrados de regreso a Jerusalén,[a]
¡fue como un sueño!
2 Nos llenamos de risa
y cantamos de alegría.
Y las otras naciones dijeron:
«Cuántas maravillas ha hecho el Señor por ellos».
3 ¡Así es, el Señor ha hecho maravillas por nosotros!
¡Qué alegría!
4 Restaura nuestro bienestar, Señor,
como los arroyos renuevan el desierto.
5 Los que siembran con lágrimas
cosecharán con gritos de alegría.
6 Lloran al ir sembrando sus semillas,
pero regresan cantando cuando traen la cosecha.
Consuelo para el pueblo de Dios
40 «Consuelen, consuelen a mi pueblo
—dice su Dios—.
2 Hablen con ternura a Jerusalén
y díganle que se acabaron sus días tristes
y que sus pecados están perdonados.
Sí, el Señor le dio doble castigo
por todos sus pecados».
3 ¡Escuchen! Es la voz de alguien que clama:
«¡Abran camino a través del desierto
para el Señor!
¡Hagan una carretera derecha a través de la tierra baldía
para nuestro Dios!
4 Rellenen los valles
y allanen los montes y las colinas;
enderecen las curvas
y suavicen los lugares ásperos.
5 Entonces se revelará la gloria del Señor
y todas las personas la verán.
¡El Señor ha hablado!»[a].
6 Una voz dijo: «¡Grita!».
Y yo pregunté: «¿Qué debo gritar?».
«Grita que los seres humanos son como la hierba.
Su belleza se desvanece tan rápido
como las flores en un campo.
7 La hierba se seca y las flores se marchitan
bajo el aliento del Señor.
Y así sucede también con los seres humanos.
8 La hierba se seca y las flores se marchitan,
pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre».
9 ¡Oh Sion, mensajera de buenas noticias,
grita desde las cimas de los montes!
Grítalo más fuerte, oh Jerusalén.[b]
Grita y no tengas miedo.
Diles a las ciudades de Judá:
«¡Aquí viene su Dios!».
10 Sí, el Señor Soberano viene con poder
y reinará con brazo poderoso.
Miren, él trae consigo su recompensa.
11 Alimentará su rebaño como un pastor;
llevará en sus brazos los corderos
y los mantendrá cerca de su corazón.
Guiará con delicadeza a las ovejas con crías.
22 Pues sabemos que, hasta el día de hoy, toda la creación gime de angustia como si tuviera dolores de parto; 23 y los creyentes también gemimos—aunque tenemos al Espíritu Santo en nosotros como una muestra anticipada de la gloria futura—porque anhelamos que nuestro cuerpo sea liberado del pecado y el sufrimiento. Nosotros también deseamos con una esperanza ferviente que llegue el día en que Dios nos dé todos nuestros derechos como sus hijos adoptivos,[a] incluido el nuevo cuerpo que nos prometió. 24 Recibimos esa esperanza cuando fuimos salvos. (Si uno ya tiene algo, no necesita esperarlo; 25 pero si deseamos algo que todavía no tenemos, debemos esperar con paciencia y confianza).
La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.