Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Últimas palabras de David
23 Dios eligió a David, el gran poeta de Israel, y le dio el lugar más importante. Lo que sigue fueron las últimas palabras de David:
2 «Estas palabras no son mías;
son palabras del espíritu de Dios,
que habla por medio de mí.
3 Y esto es lo que me dijo
el Dios que ayuda a Israel:
“El rey que me toma en cuenta
en todo lo que hace,
y es justo con su pueblo,
4 es como la luz de la mañana
y como el sol después de la tormenta:
le hace bien a la tierra,
y hace crecer la hierba”.
5 »Dios hizo un pacto conmigo;
un pacto seguro y bien hecho
que durará para siempre.
Por eso mi familia siempre estará segura,
y Dios cumplirá todos mis deseos.
6-7 »La gente malvada es como los espinos,
que nadie se atreve a tocarlos.
Más bien, se arrojan al fuego,
como si fueran basura,
hasta quemarlos por completo.
¡Nadie jamás vuelve a recogerlos!»
Las promesas de Dios a David
SALMO 132 (131)
Cántico para las peregrinaciones.
132 1-2 Dios poderoso de Israel
acuérdate de David y de sus sufrimientos;
recuerda lo que él te prometió:
3-5 «Dios poderoso de Israel,
No pondré un pie en mi casa,
ni me daré un momento de descanso;
no dormiré un solo instante,
y ni siquiera cerraré los ojos,
mientras no encuentre un lugar
donde construir tu templo».
6 Cuando estábamos en Efrata
oímos hablar del cofre del pacto,
y finalmente lo hallamos
en la ciudad de Quiriat-jearim.
7 Entonces dijimos:
«¡Vayamos al templo de Dios!
¡Arrodillémonos ante su presencia!»
8 Dios mío,
¡ven con el cofre de tu pacto,
que es símbolo de tu poder,
al templo donde vivirás para siempre!
9 Tus sacerdotes se vestirán
con propiedad,
y tu pueblo cantará con alegría.
10-11 Dios mío,
tú elegiste a David
para que fuera nuestro rey;
¡no le niegues tu apoyo!
También le hiciste este juramento,
y no dejarás de cumplirlo:
«Tus descendientes serán reyes;
¡yo los haré reinar!
12 Si ellos cumplen
con mi pacto y con mis leyes,
también serán reyes sus hijos
y reinarán en tu lugar para siempre».
13 Tú elegiste a Jerusalén
para vivir siempre allí.
Dijiste:
14 «Aquí pondré mi templo.
Aquí reinaré siempre,
porque así lo he decidido.
15 Bendeciré ricamente
los alimentos de esta ciudad,
y con abundante pan
calmaré el hambre de sus pobres.
16 Vestiré a sus sacerdotes
con ropas de triunfo,
y el pueblo cantará con alegría.
17 Aquí haré que renazca
el poder de David,
el rey que yo elegí;
aquí reinarán para siempre
sus descendientes.
18 Sobre la cabeza de David
brillará siempre la corona;
sobre la cabeza de sus enemigos
brillará la vergüenza».
Saludo
4-5 Yo, Juan, saludo a las siete iglesias[a] que están en la provincia de Asia.[b] Dios es el que vive, el que siempre ha vivido, y el que está por venir. Deseo que Dios y Jesucristo, y los siete espíritus[c] que están delante de su trono, los amen a ustedes y les den su paz. Podemos confiar en que Jesucristo nos ama y dice la verdad acerca de Dios. Él fue el primero en resucitar, y es también el que gobierna sobre todos los reyes de la tierra.
Por medio de la muerte de Jesucristo, Dios nos ha perdonado nuestros pecados. 6 Además, Cristo nos permite gobernar como reyes, y nos ha puesto como sacerdotes al servicio de Dios su Padre. Por eso, ¡alaben todos a Jesucristo, y que sólo él tenga todo el poder del mundo! Amén.
7 ¡Miren!
¡Cristo viene en las nubes!
Todos lo verán venir,
aun los que lo mataron;
y todos los habitantes del mundo
llorarán por él.
Así sucederá. Amén.
8 El Señor todopoderoso, el que vive y siempre ha vivido, y que está por llegar, dice: «Yo soy el principio y el fin».[d]
33 Pilato, entonces, entró de nuevo en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó:
—¿Acaso eres tú el rey de los judíos?
34 Jesús le contestó con otra pregunta:
—¿Se te ocurrió a ti esa idea, o alguien te ha hablado de mí?
35 Pilato le contestó:
—¿Me ves cara de judío? La gente de tu mismo país y los sacerdotes principales son los que te han entregado. ¿Qué fue lo que hiciste?
36 Jesús le respondió:
—Yo no soy como los reyes de este mundo. Si lo fuera, mis ayudantes habrían luchado para que yo no fuera entregado a los jefes de los judíos.
37 —Entonces sí eres rey —replicó Pilato.
Y Jesús le contestó:
—Si tú lo dices... Yo, por mi parte, vine al mundo para hablar acerca de la verdad. Y todos los que conocen y dicen la verdad me escuchan.
Copyright © 2000 by United Bible Societies