Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
128 ¡Qué feliz es el que teme al Señor,
todo el que sigue sus caminos!
2 Gozarás del fruto de tu trabajo;
¡qué feliz y próspero serás!
3 Tu esposa será como una vid fructífera,
floreciente en el hogar.
Tus hijos serán como vigorosos retoños de olivo
alrededor de tu mesa.
4 Esa es la bendición del Señor
para los que le temen.
5 Que el Señor te bendiga continuamente desde Sion;
que veas prosperar a Jerusalén durante toda tu vida.
6 Que vivas para disfrutar de tus nietos.
¡Que Israel tenga paz!
9 Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito. 10 Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas. 11 Del mismo modo, si dos personas se recuestan juntas, pueden brindarse calor mutuamente; pero ¿cómo hace uno solo para entrar en calor? 12 Alguien que está solo puede ser atacado y vencido, pero si son dos, se ponen de espalda con espalda y vencen; mejor todavía si son tres, porque una cuerda triple no se corta fácilmente.
La inutilidad del poder político
13 Es mejor ser un joven pobre pero sabio que ser un rey viejo y necio que rechaza todo consejo. 14 Un joven así podría salir de la pobreza y triunfar. Hasta podría llegar a ser rey, aunque hubiera estado en la cárcel. 15 Sin embargo, luego todo el mundo corre a aliarse con otro joven[a] que lo reemplaza. 16 Lo rodean innumerables multitudes,[b] pero luego surge otra generación y lo rechaza a él también. Así que nada tiene sentido, es como perseguir el viento.
Advertencia para los ricos
5 Presten atención, ustedes los ricos: lloren y giman con angustia por todas las calamidades que les esperan. 2 Su riqueza se está pudriendo, y su ropa fina son trapos carcomidos por polillas. 3 Su oro y plata se han corroído. Las mismas riquezas con las que contaban les consumirán la carne como lo hace el fuego. El tesoro corroído que han amontonado testificará contra ustedes el día del juicio. 4 Así que ¡escuchen! Oigan las protestas de los obreros del campo a quienes estafaron con el salario. Los reclamos de quienes les cosechan sus campos han llegado a los oídos del Señor de los Ejércitos Celestiales.
5 Sus años sobre la tierra los han pasado con lujos, satisfaciendo todos y cada uno de sus deseos. Se han dejado engordar para el día de la matanza. 6 Han condenado y matado a personas inocentes,[a] que no ponían resistencia.[b]
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