Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo 1
Dichoso quien se complace en la ley del Señor
1 3Dichoso quien no sigue el consejo de los malvados,
ni en la senda de los pecadores se detiene,
ni en compañía de los necios se sienta,
2 sino que se complace en la ley del Señor
sobre la que reflexiona día y noche.
3 Es como un árbol plantado junto al arroyo:
da fruto a su tiempo y no se secan sus hojas;
consigue todo cuanto emprende.
4 No ocurre así a los malvados,
paja que el viento arrastra.
5 No vencerán los malvados en el juicio,
ni los pecadores en la asamblea de los justos
6 pues el Señor protege la senda de los justos
mientras la senda de los malvados se desvanece.
1 Palabras de Cohélet, hijo de David, rey de Jerusalén.
I.— LAS QUIMERAS DEL SABIO (1,2—2,26)
2 ¡Pura ilusión! —dice Cohélet— ¡Pura ilusión! ¡Todo es ilusión! 3 ¿Qué ganancia saca el ser humano de toda la fatiga con que se afana bajo el sol?
Prólogo
4 Las generaciones se suceden,
y la tierra permanece siempre quieta.
5 El sol sale, el sol se pone
y corre hacia el lugar
de donde volverá a salir.
6 Sopla al sur y sopla al norte;
y, gira que te gira, el viento
vuelve a reanudar sus giros.
7 Todos los ríos van al mar,
pero el mar nunca se llena;
del lugar donde los ríos van,
vuelven de nuevo a fluir.
8 Todas las palabras se agotan,
sin que nadie alcance a decirlas,
ni los ojos se sacian de ver,
ni el oído se harta de oír.
9 Lo que fue, sucederá;
lo que se hizo, se hará:
nada es nuevo bajo el sol.
10 Y aunque alguien te presente
cualquier cosa como nueva,
¡seguro que ya existió
en los siglos precedentes!
11 No queda memoria del pasado,
mas tampoco el porvenir
dejará memoria alguna
en quienes vengan después.
La experiencia salomónica
12 Yo, Cohélet, he sido rey de Israel en Jerusalén, 13 y me he entregado a buscar y a investigar con sabiduría todo cuanto se hace bajo el cielo. ¡Pesada carga esta que Dios ha impuesto al ser humano para atarearlo! 14 He observado todo cuanto se hace bajo el sol: todo es pura ilusión y vano afán.
15 No se puede enderezar lo torcido,
ni contar lo que no existe.
16 Me decía interiormente: he ampliado y aumentado la sabiduría en relación con todos mis predecesores en Jerusalén y he adquirido sabiduría y ciencia extraordinarias. 17 Me he aplicado a distinguir sabiduría y ciencia de lo que es locura y estupidez, y he comprendido que también eso era vano afán, 18 pues
a mayor sabiduría, mayor tormento;
y a más ciencia, más dolor.
29 ¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que construís los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos funerarios de los justos 30 diciendo: “Si nosotros hubiéramos vivido en los tiempos de nuestros antepasados, no nos habríamos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas”! 31 Pero con ello estáis demostrando, contra vosotros mismos, que sois descendientes de los que asesinaron a los profetas. 32 ¡Rematad, pues, vosotros la obra que comenzaron vuestros antepasados!
33 ¡Serpientes! ¡Hijos de víbora! ¿Cómo podréis escapar al castigo de la gehena? 34 Porque mirad: yo voy a enviaros mensajeros, sabios y maestros de la ley; a unos los mataréis y crucificaréis, a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y perseguiréis de ciudad en ciudad. 35 De ese modo os haréis culpables de toda la sangre inocente derramada en este mundo, desde la sangre del justo Abel hasta la de Zacarías, el hijo de Baraquías, a quien asesinasteis entre el santuario y el altar. 36 ¡Os aseguro que todo esto le ocurrirá a la presente generación!
Lamento de Jesús por Jerusalén (Lc 13,34-35)
37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, y vosotros os negasteis! 38 Pues mirad: vuestra ciudad va a quedar desierta. 39 Porque os digo que no volveréis a verme hasta el momento en que digáis: “ Bendito el que viene en nombre del Señor”.
La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España