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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Salmos 101

Promesa del rey a Dios

SALMO 101 (100)

Himno de David.

101 1-2 Dios mío,
tú eres justo y fiel;
por eso quiero cantarte himnos.
¿Cuándo vendrás a visitarme?
Quiero vivir una vida correcta
y demostrar en mi propio palacio
que no guardo malos pensamientos.
No quiero poner los ojos
en la maldad que me rodea.
No quiero nada con los desobedientes.
¡Odio todo lo que hacen!
Me alejaré de los malos pensamientos
y no participaré en nada malo.
Destruiré por completo
al que hable mal de su amigo;
no soportaré a mi lado
al que se crea más importante
y más inteligente que los demás.
Pero sí me juntaré
con la gente obediente de este país;
sólo estará a mi servicio
quien lleve una vida correcta.
¡Ningún mentiroso podrá vivir
bajo mi techo!
¡Ningún hipócrita podrá estar
en mi presencia!
¡Arrojaré de la ciudad de Dios
a todos los malhechores!
¡No pasará un solo día
sin que yo destruya
a todos los malvados del país!

1 Reyes 8:1-21

El cofre del pacto en el templo (2 Cr 5.2-14)

El rey Salomón se reunió con los líderes de Israel, los jefes de las tribus y la gente más importante de las familias israelitas. Salomón quería que todos estuvieran presentes cuando se llevara el cofre del pacto de Dios desde la parte antigua de Jerusalén hasta el templo. Esto ocurrió en la fiesta de las enramadas, que se celebra en el mes de Etanim.[a]

3-4 Cuando llegaron todos los representantes de Israel, los sacerdotes y sus ayudantes tomaron el cofre y se lo llevaron al templo. También llevaron el santuario y todos los utensilios dedicados al culto.

El rey Salomón y todos los israelitas allí reunidos se pararon frente al cofre, y le ofrecieron a Dios muchos toros y ovejas.

Después los sacerdotes llevaron el cofre del pacto de Dios hasta el fondo del templo, donde estaba el Lugar Santísimo. Lo pusieron bajo las alas de los dos grandes querubines. Las alas extendidas de los querubines cubrían el cofre y las varas que servían para trasladarlo. Estas varas eran tan largas que sus puntas se veían desde el Lugar Santo, que estaba frente al Lugar Santísimo. Sin embargo, no podían verse desde afuera del templo. Así quedaron hasta el día en que se escribió este relato.

Lo único que había en el cofre eran las dos tablas de piedra con las leyes del pacto. Esas leyes se las había dado Dios a los israelitas cuando salieron de Egipto. Moisés las había puesto en el cofre cuando estuvo en el monte Horeb.

Dios en su templo (2 Cr 6.1-2)

10-11 Cuando los sacerdotes salieron del Lugar Santo, una nube brillante llenó todo el templo. Era la presencia de Dios, y por eso los sacerdotes ya no pudieron quedarse para realizar el culto. 12 Entonces Salomón dijo:

«Dios mío,
tú siempre has vivido en la espesa nube
que acompaña al santuario.
13 Pero ahora,
te he construido una casa,
para que vivas allí para siempre».

Salomón habla al pueblo (2 Cr 6.3-11)

14 Luego el rey se dio vuelta y miró a todo el pueblo de Israel, que se había reunido y estaba de pie. Entonces los bendijo y 15 exclamó:

«Bendito sea el Dios de Israel, que ha cumplido lo que le prometió a mi padre David, pues le dijo: 16 “Desde que saqué de Egipto a mi pueblo Israel, no he elegido ninguna ciudad de las tribus de Israel para que se construya en ella mi casa. A ti, David, te elegí para que gobiernes a mi pueblo Israel”.

17 »Mi padre David deseaba construir un templo para adorar a nuestro Dios. 18 Sin embargo, Dios le dijo: “Haces bien en querer construir una casa para mí. 19 Pero no serás tú quien la construya, sino uno de tus hijos”.

20 »Dios cumplió su promesa. Ahora yo soy el rey de Israel, en lugar de mi padre, y he construido una casa para nuestro Dios. 21 Además he preparado un lugar para colocar allí el cofre del pacto que Dios hizo con nosotros cuando nos sacó de Egipto».

Marcos 8:14-21

Las enseñanzas de los fariseos

14 Los discípulos se habían olvidado de llevar comida, y sólo tenían un pan en la barca. 15 Jesús les advirtió:

—Les recomiendo que se cuiden de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes Antipas.

16 Los discípulos comenzaron a hablar entre ellos y decían:

—Seguramente dijo eso porque no trajimos pan.

17 Jesús se dio cuenta de lo que hablaban y les dijo:

—¿Por qué hablan de pan? ¿Todavía no comprenden? ¿Tienen la mente cerrada? 18 Si tienen ojos, ¿cómo es que no ven? Si tienen oídos, ¿por qué no oyen? ¿No se acuerdan 19 de aquella vez, cuando repartí cinco panes entre cinco mil hombres? ¿Cuántas canastas llenaron entonces con lo que sobró?

Los discípulos respondieron:

—Doce canastas.

20 Jesús les preguntó:

—Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenaron?

—Siete —contestaron los discípulos.

21 Jesús les dijo entonces:

—¿Y todavía no entienden?