Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Alabemos a Dios
SALMO 111 (110)
111 ¡Alabemos a nuestro Dios!
Ustedes, la gente honrada,
únanse a mí para alabar a Dios
de todo corazón.
2 ¡Grandes son las maravillas
que Dios ha realizado!
Grande es la alegría
de los que se admiran al verlas.
3 En todo lo que hace puede verse
el esplendor y la grandeza
que merece nuestro Dios y rey;
su justicia es siempre la misma.
4 Dios es muy tierno y bondadoso,
y hace que sus maravillas
sean siempre recordadas.
5 Dios da de comer
al pueblo que lo adora,
y jamás se olvida de su pacto.
6 Da a conocer a su pueblo
sus actos poderosos,
y le da en posesión
los territorios de otras naciones.
7 La ley de nuestro Dios es verdadera;
podemos confiar en sus mandatos,
8 pues tienen valor permanente;
nacen de la verdad y de la rectitud.
9 Dios dio libertad a su pueblo;
así afirmó su pacto eterno.
¡Imponente es el Dios de Israel;
el único Dios!
10 Si alguien quiere ser sabio,
que empiece por obedecer a Dios.
Quienes lo hacen así,
demuestran inteligencia.
¡Dios merece ser siempre alabado!
David nombra rey a Salomón
28 El rey David pidió que llamaran a Betsabé. Ella entró y se quedó de pie ante el rey. 29 Entonces David le dijo:
—Juro por Dios, que me ha librado de todos los problemas, 30 que lo que te juré por el Dios de Israel, lo voy a cumplir hoy mismo: Tu hijo Salomón reinará después de mí.
31 Entonces Betsabé se inclinó delante del rey hasta tocar el suelo con la frente, y dijo:
—¡Que viva para siempre mi señor, el rey David!
32 Después el rey David ordenó que llamaran al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaías y, cuando éstos llegaron, 33 el rey les dijo:
—Quiero que mi hijo Salomón se suba a mi mula, y que lo lleven a Guihón. Vayan con mis asistentes. 34 El sacerdote Sadoc y el profeta Natán deben derramar aceite sobre la cabeza de Salomón para nombrarlo rey de Israel. Después, tocarán la trompeta y gritarán: “¡Viva el rey Salomón!” 35 Luego acompañarán a Salomón hasta mi trono, porque él va a reinar en mi lugar. He elegido a Salomón para que gobierne sobre Israel y Judá.
36 Benaías respondió:
—¡Así se hará! Y espero que el Dios de mi rey así lo apruebe. 37 Que Dios ayude a Salomón así como ha ayudado a mi rey, y haga que su reino sea aún mayor que el de Su Majestad.
38 Entonces el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaías y la guardia personal del rey, fueron y subieron a Salomón en la mula del rey David y lo llevaron a Guihón. 39 Allí, el sacerdote Sadoc tomó el aceite que estaba en el santuario, y derramó aceite sobre la cabeza de Salomón para nombrarlo rey. Luego sonaron las trompetas y toda la gente gritó: «¡Viva el rey Salomón!»
40 Después de esto, todos marcharon detrás de Salomón, tocando flautas. Estaban tan contentos que parecía que la tierra iba a partirse por el ruido que hacían.
41 Adonías y todos sus invitados ya habían acabado de comer cuando escucharon el ruido. Joab escuchó el sonido de la trompeta, y dijo: «¿Por qué habrá tanto alboroto en la ciudad?»
42 Mientras él hablaba, llegó Jonatán, el hijo del sacerdote Abiatar. Adonías le dijo:
—Entra, pues tú eres un hombre respetable y seguramente traes buenas noticias.
43 Jonatán le contestó:
—No, no traigo buenas noticias, porque el rey David ha nombrado rey a Salomón. 44 David le ordenó al sacerdote Sadoc, al profeta Natán, a Benaías y a sus asistentes que acompañaran a Salomón. Ellos subieron a Salomón sobre la mula del rey, 45 y el sacerdote Sadoc y el profeta Natán han derramado aceite sobre la cabeza de Salomón para nombrarlo rey. Esto sucedió en Guihón, de donde han regresado muy contentos. Así que toda la ciudad está muy alborotada, y por eso se escucha tanto ruido. 46 Salomón ya ocupa el trono del rey, 47 y todos los funcionarios del reino han ido a felicitarlo. Todos le decían: “¡Que Dios haga el reino de Salomón más grande que el de David!”
»El rey David se arrodilló junto a su cama y adoró a Dios, 48 diciendo: “¡Bendito sea el Dios de Israel, que me permitió ver a uno de mis hijos sentado en mi trono!”
Instrucciones finales
17 Queridos hermanos, les ruego que se fijen en los que causan pleitos en la iglesia. Ellos están en contra de todo lo que a ustedes se les ha enseñado. Apártense de esa gente, 18 porque no sirven a Cristo, nuestro Señor, sino que buscan su propio bien. Hablan a la gente con palabras bonitas, pero son unos mentirosos y engañan a los que no entienden.
19 Todo el mundo sabe que ustedes obedecen a Dios, y eso me hace muy feliz. Quiero que demuestren su inteligencia haciendo lo bueno, y no lo malo. 20 Así el Dios de paz pronto vencerá a Satanás, y lo pondrá bajo el dominio de ustedes. ¡Que Jesús, nuestro Señor, siga mostrándoles su amor!
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