Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Un canto de victoria
(1) Del maestro de coro. Salmo de David.
21 (2) Señor,
el rey está alegre porque le has dado fuerzas;
¡está muy alegre porque le has dado la victoria!
2 (3) Has cumplido sus deseos;
no le has negado sus peticiones.
3 (4) Lo recibiste con grandes bendiciones
y le pusiste una corona de oro.
4 (5) Te pidió vida, y se la diste:
vida larga y duradera.
5 (6) Gracias a tu ayuda, es grande su poder;
le has dado honor y dignidad.
6 (7) Lo has bendecido para siempre;
con tu presencia lo llenas de alegría.
7 (8) Tú, oh rey, jamás caerás, pues confías en el Señor;
¡confías en el amor del Altísimo!
8 (9) Tu poder alcanzará a todos tus enemigos;
tu derecha alcanzará a los que te odian;
9 (10) los pondrás en un horno encendido
cuando aparezcas para juzgar.
El Señor, en su furor,
los consumirá con un fuego destructor.
10 (11) Borrarás del mundo y de entre los hombres
a sus hijos y sus descendientes.
11 (12) Aunque quieran hacerte daño
y hagan planes contra ti,
no se saldrán con la suya,
12 (13) pues tú los pondrás en fuga;
con tu arco apuntarás contra ellos.
13 (14) ¡Levántate con tu poder, Señor!
¡Celebraremos con himnos tus victorias!
David vence a los filisteos(A)
17 Cuando los filisteos supieron que David había sido consagrado como rey de Israel, se lanzaron todos en busca suya; pero David lo supo y se retiró a la fortaleza. 18 Entonces los filisteos avanzaron y ocuparon el valle de Refaim. 19 Por esto, David consultó al Señor, y le preguntó:
—¿Puedo atacar a los filisteos? ¿Me darás la victoria sobre ellos?
Y el Señor le respondió:
—Sí, atácalos, porque te daré la victoria sobre ellos.
20 David llegó a Baal-perasim, y allí los venció. Por eso dijo: «Como un torrente de agua, el Señor me ha abierto paso entre mis enemigos.» Y llamó a aquel lugar Baal-perasim. 21 Además, los filisteos dejaron abandonados sus ídolos, y David y sus hombres los recogieron.
22 Pero los filisteos volvieron a ocupar el valle de Refaim, 23 así que David consultó al Señor, y el Señor le contestó:
—No los ataques de frente, sino rodéalos y atácalos por la retaguardia cuando llegues a los árboles de bálsamo. 24 Cuando escuches ruido de pasos por encima de las copas de los árboles, lánzate al ataque, porque eso significa que yo voy delante de ti para herir de muerte al ejército filisteo.
25 David hizo lo que el Señor le había ordenado, y derrotó a los filisteos desde Gabaón hasta Guézer.
Los hermanos de Jesús no creían en él
7 Después de esto, Jesús andaba por la región de Galilea. No quería estar en Judea, porque allí los judíos lo buscaban para matarlo. 2 Pero como se acercaba la fiesta de las Enramadas, una de las fiestas de los judíos, 3 sus hermanos le dijeron:
—No te quedes aquí; vete a Judea, para que los seguidores que tienes allá también vean lo que haces. 4 Pues cuando uno quiere ser conocido, no hace las cosas en secreto. Ya que haces cosas como éstas, hazlas delante de todo el mundo.
5 Y es que ni siquiera sus hermanos creían en él. 6 Jesús les dijo:
—Todavía no ha llegado mi hora, pero para ustedes cualquier hora es buena. 7 Los que son del mundo no pueden odiarlos a ustedes; pero a mí me odian, porque yo hago ver claramente que lo que hacen es malo. 8 Vayan ustedes a la fiesta; yo no voy, porque todavía no se ha cumplido mi hora.
9 Les dijo esto, y se quedó en Galilea.
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.