Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Dios es el Rey de toda la tierra
(1) Del maestro de coro. Salmo de los hijos de Coré.
47 (2) ¡Aplaudan, pueblos todos!
¡Aclamen a Dios con gritos de alegría!
2 (3) Porque el Señor, el Altísimo, es terrible;
es el gran Rey de toda la tierra.
3 (4) Destrozó pueblos y naciones
y los sometió a nuestro yugo.
4 (5) Nos ha escogido nuestra herencia,
que es orgullo de Jacob, a quien amó.
5 (6) ¡Dios el Señor ha subido a su trono
entre gritos de alegría y toques de trompeta!
6 (7) ¡Canten, canten himnos a Dios!
¡Canten, canten himnos a nuestro Rey!
7 (8) ¡Canten un poema a Dios,
porque él es el Rey de toda la tierra!
8 (9) ¡Dios es el Rey de las naciones!
¡Dios está sentado en su santo trono!
9 (10a) Los hombres importantes de las naciones
se unen al pueblo del Dios de Abraham,
10 (10b) pues de Dios son los poderes del mundo.
¡Él está por encima de todo!
15 Dicho esto, Moisés subió al monte, el cual quedó cubierto por una nube. 16 La gloria del Señor vino a posarse sobre el monte Sinaí, y durante seis días la nube lo cubrió. Al séptimo día el Señor llamó a Moisés desde la nube. 17 La gloria del Señor se presentó a los ojos de los israelitas como un fuego devorador, sobre la parte más alta del monte. 18 Moisés entró en la nube, subió al monte, y allí se quedó cuarenta días y cuarenta noches.
Visión preparatoria
9 Yo, Juan, soy hermano de ustedes, y por mi unión con Jesús tengo parte con ustedes en el reino de Dios, en los sufrimientos y en la fortaleza para soportarlos. Por haber anunciado el mensaje de Dios confirmado por Jesús, me encontraba yo en la isla llamada Patmos. 10 Y sucedió que en el día del Señor quedé bajo el poder del Espíritu, y oí detrás de mí una fuerte voz, como un toque de trompeta, 11 que me decía: «Escribe en un libro lo que ves, y mándalo a las siete iglesias de la provincia de Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea.»
12 Me volví para ver de quién era la voz que me hablaba; y al hacerlo vi siete candelabros de oro, 13 y en medio de los siete candelabros vi a alguien que parecía ser un hijo de hombre, vestido con una ropa que le llegaba hasta los pies y con un cinturón de oro a la altura del pecho. 14 Sus cabellos eran blancos como la lana, o como la nieve, y sus ojos parecían llamas de fuego. 15 Sus pies brillaban como bronce pulido, fundido en un horno; y su voz era tan fuerte como el ruido de una cascada. 16 En su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada de dos filos. Su cara era como el sol cuando brilla en todo su esplendor.
17 Al verlo, caí a sus pies como muerto. Pero él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo: «No tengas miedo; yo soy el primero y el último, 18 y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre. Yo tengo las llaves del reino de la muerte.
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.