Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo 23 (22)
El Señor es mi pastor
23 Salmo de David.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
2 En verdes praderas me hace descansar,
junto a aguas tranquilas me lleva.
3 El Señor me reconforta,
me conduce por caminos rectos
haciendo honor a su nombre.
4 Aunque camine por valles sombríos
no temeré mal alguno,
porque tú estás conmigo,
tu vara y tu cayado me sosiegan.
5 Ante mí preparas una mesa
delante de mis enemigos,
unges mi cabeza con aceite
y mi copa rebosa.
6 El bien y la bondad estarán conmigo
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
durante días sin fin.
8 Al ver a los hijos de José, Israel preguntó:
— ¿Quiénes son?
9 José respondió a su padre:
— Son mis hijos, los que Dios me ha concedido aquí.
Y Jacob dijo:
— Acércamelos para que les dé mi bendición.
10 Israel había perdido vista con la vejez y apenas podía ver. José se los acercó y él los abrazó y los besó. 11 Luego Israel dijo a José:
— No pensé que volvería a verte y, sin embargo, Dios me ha concedido ver también a tus hijos.
12 José los retiró de las rodillas de su padre y se postró rostro en tierra. 13 Después, los tomó a los dos, a Efraín con la mano derecha y a Manasés con la izquierda, y se los acercó a su padre. Así Efraín quedó a la izquierda de Israel y Manasés a su derecha. 14 Pero al extender Israel sus manos, las cruzó, y puso la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y la mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, a pesar de que este era el primogénito. 15 Y bendijo a José con estas palabras:
Que el Dios en cuya presencia
caminaron mis padres, Abrahán e Isaac,
el Dios que ha sido mi pastor
desde el día en que nací hasta hoy,
16 el ángel que me ha librado de todo mal,
bendiga a estos muchachos;
que en ellos se perpetúe
mi nombre y el de mis padres, Abrahán e Isaac;
que crezcan y se multipliquen en medio de la tierra.
17 A José no le agradó ver que su padre pusiera la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, por lo que tomó la mano de su padre para quitarla de la cabeza de Efraín y pasarla a la de Manasés, 18 mientras le decía:
— Así no, padre; el mayor es este y debes poner tu mano derecha sobre su cabeza.
19 Pero su padre se resistió y le contestó:
— Ya lo sé, hijo, ya lo sé. También él llegará a ser un pueblo que será igualmente grande; pero su hermano menor será aún más importante, y su descendencia dará origen a muchas naciones.
Los Doce regresan de la misión (Lc 9,10)
30 Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le comunicaron todo lo que habían hecho y enseñado. 31 Jesús les dijo:
— Vengan aparte conmigo. Vamos a descansar un poco en algún lugar solitario.
Porque eran tantos los que iban y venían que no les quedaba ni tiempo para comer. 32 Así que subieron a una barca y se dirigieron, ellos solos, a un lugar apartado.
Jesús da de comer a más de cinco mil personas (Mt 14,13-21; Lc 9,11-17; Jn 6,1-15)
33 Muchos vieron alejarse a Jesús y a los apóstoles y, al advertirlo, vinieron corriendo a pie por la orilla, procedentes de todos aquellos pueblos, y se les adelantaron. 34 Al desembarcar Jesús y ver a toda aquella gente, se compadeció de ellos porque parecían ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España