Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo 111 (110)
Dios, no te quedes callado
111 ¡Aleluya!
Alabaré al Señor de todo corazón,
en la reunión de los justos y en la asamblea.
2 Las obras del Señor son grandiosas,
cuantos las aman meditan sobre ellas.
3 Espléndido y majestuoso es lo que hace,
su justicia permanece para siempre.
4 Ha hecho prodigios memorables,
clemente y compasivo es el Señor.
5 Da alimento a quienes lo veneran,
recuerda eternamente su alianza.
6 El poder de sus obras muestra a su pueblo
al entregarles la heredad de las naciones.
7 Actúa con verdad y justicia,
son inquebrantables sus preceptos,
8 firmes por siempre jamás,
forjados de verdad y rectitud.
9 Dio la libertad a su pueblo,
estableció para siempre su alianza,
santo y venerable es su nombre.
10 Venerar al Señor es la esencia del saber,
los que así actúan son juiciosos.
Su alabanza permanecerá por siempre.
13 1 Cumpliréis cuidadosamente todo esto que yo os ordeno, sin añadir ni quitar nada.
Advertencia contra la idolatría
2 Puede que surja un profeta o un visionario en medio de ti que anuncie una señal o un prodigio, 3 y que te diga: “Vayamos tras otros dioses, que tú no conoces, para rendirles culto”. Aunque se cumplan la señal o el prodigio, 4 no hagas caso de las palabras de ese profeta o de los sueños de ese visionario. Es que el Señor vuestro Dios os estará probando para saber si verdaderamente amáis al Señor vuestro Dios con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma. 5 Seguid únicamente al Señor vuestro Dios y respetadlo; cumplid sus mandamientos y obedecedlo. Rendidle culto y manteneos fieles a él.
Los endemoniados de Gadara (Mc 5,1-20; Lc 8,26-39)
28 Cuando Jesús llegó a la otra orilla del lago, a la región de Gadara, salieron a su encuentro dos hombres procedentes del cementerio. Ambos estaban poseídos por demonios, y eran tan temidos por su violencia que nadie se atrevía a pasar por aquel camino. 29 Se pusieron a gritar:
— ¡Déjanos en paz, Hijo de Dios! ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?
30 A cierta distancia de allí estaba paciendo una gran piara de cerdos. 31 Y los demonios le suplicaron a Jesús:
— Si nos echas afuera, envíanos a esa piara de cerdos.
32 Jesús les dijo:
— Id allá.
Los demonios salieron y se metieron en los cerdos y, de pronto, la piara se lanzó pendiente abajo hasta el lago, donde los cerdos se ahogaron.
33 Los porquerizos salieron huyendo y, al llegar al pueblo, contaron todo lo que había pasado con aquellos hombres poseídos por los demonios. 34 Entonces la gente del pueblo fue al encuentro de Jesús y, al verlo, le rogó que se marchara de su comarca.
Curación de un paralítico (Mc 2,1-12; Lc 5,17-26)
9 Después de esto, Jesús subió de nuevo a la barca, pasó a la otra orilla del lago y se dirigió a la ciudad donde vivía.
La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España