Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Confía en el Señor
Canto para los peregrinos.
1 SEÑOR, te pido ayuda
desde lo más profundo de mi ser.
2 Señor, escucha mi voz;
escucha mi grito de súplica.
3 SEÑOR, si tú no perdonaras nuestros pecados,
Señor, ¿quién sobreviviría?
4 Pero tú perdonas
y por eso se te debe respeto.
5 Yo pongo toda mi esperanza en el SEÑOR;
todo mi ser espera en él, confío en su palabra.
6 Espero en mi Señor
como el guardia espera ansiosamente a que amanezca.
7 Israel, confía en el SEÑOR;
sólo en el SEÑOR se encuentra el fiel amor y la salvación.
8 Él librará a Israel
de todas sus maldades.
16 Al faraón le llegó la noticia de que los hermanos de José habían venido, lo cual les agradó tanto al faraón como a sus ministros. 17 Entonces el faraón le dijo a José:
—Diles a tus hermanos que hagan esto: “Carguen sus burros con comida y vayan a la tierra de Canaán. 18 Después traigan a su papá y a sus familias. Yo les daré las mejores tierras de Egipto, y comerán la mejor comida de la tierra”. 19 Y ordénales esto: “Lleven carretas de Egipto para que traigan a sus mujeres e hijos. También traigan a su papá. 20 No se preocupen si dejan allá sus posesiones. Les daremos lo mejor de Egipto”.
21 Así lo hicieron los hijos de Israel. José les dio carretas tal como lo ordenó el faraón, y también les dio comida para el viaje. 22 A cada uno le dio una muda nueva de ropa, pero a Benjamín le dio 300 monedas de plata y cinco mudas de ropa. 23 A su papá le mandó diez burros cargados con lo mejor que había en Egipto y diez burras cargadas con trigo, pan y comida para el viaje de su papá. 24 José envió a sus hermanos, y ellos se fueron. José les dijo:
—No se vayan peleando por el camino.
25 Se fueron de Egipto y llegaron a donde estaba su papá Jacob, en la tierra de Canaán. 26 Le dijeron: «José está vivo y está gobernando toda la tierra de Egipto». Jacob no supo qué hacer, no les creyó lo que le decían. 27 Ellos le contaron todo lo que José les había dicho. Y él vio todas las carretas que José había mandado para llevarlo de regreso a Egipto. Entonces Jacob se puso contento y emocionado. 28 Luego Israel dijo: «Es suficiente, mi hijo José está vivo, iré a verlo antes de morir».
Jesús sana a un leproso
(Mr 1:40-45; Lc 5:12-16)
8 Cuando Jesús bajó de la ladera de la montaña, mucha gente lo seguía. 2 Entonces un leproso se arrodilló delante de él y le dijo:
—Señor, si quieres, puedes quitarme esta enfermedad.
3 Jesús extendió la mano, lo tocó y dijo:
—Sí quiero. ¡Sana ya!
En ese mismo instante se le quitó la lepra. 4 Entonces Jesús le dijo:
—Mira, no se lo cuentes a nadie. Ve y preséntate ante el sacerdote[a] y da la ofrenda que Moisés ordenó. Esto servirá para que la gente compruebe que has sido sanado.
Jesús sana al siervo de un capitán
(Lc 7:1-10; Jn 4:43-54)
5 Cuando Jesús entró en Capernaúm, se le acercó un capitán romano para pedirle ayuda. 6 El capitán le dijo:
—Señor, mi siervo está en cama, no se puede mover y tiene un dolor terrible.
7 Entonces Jesús le dijo:
—Iré a sanarlo.
8 El capitán le contestó:
—Señor, no merezco que vayas a mi casa, pero tan sólo da la orden y mi siervo quedará sanado. 9 Porque yo estoy bajo la autoridad de mis superiores y a la vez tengo a muchos soldados bajo mi autoridad. Si le digo a un soldado: “Ve”, él va. Si le digo a otro: “Ven”, él viene. Y si le digo a mi siervo: “Haz esto”, él lo hace.
10 Cuando Jesús escuchó esto, se admiró mucho y les dijo a los que lo seguían:
—Les digo la verdad: nunca he visto en Israel a nadie con tanta fe. 11 Además les digo que muchos vendrán del oriente y del occidente y en el reino de Dios participarán en un banquete con Abraham, Isaac y Jacob. 12 Pero los que nacieron para tener el reino serán expulsados. Estarán en la oscuridad, donde llorarán y crujirán los dientes de dolor.
13 Entonces Jesús le dijo al capitán:
—Ve a tu casa, tu siervo sanará así como creíste.
Y en ese mismo instante el siervo fue sanado.
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