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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Génesis 12:1-9

Llamado de Abram

12 El Señor le había dicho a Abram: «Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te traten con desprecio. Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti».

Entonces Abram partió como el Señor le había ordenado, y Lot fue con él. Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán. Tomó a su esposa Sarai, a su sobrino Lot, y todas sus posesiones—sus animales y todas las personas que había incorporado a los de su casa en Harán—y se dirigió a la tierra de Canaán. Cuando llegaron a Canaán, Abram atravesó la tierra hasta llegar a Siquem. Allí estableció el campamento, junto al roble de More. En aquel tiempo, los cananeos habitaban esa región.

Entonces el Señor se le apareció a Abram y le dijo: «Daré esta tierra a tu descendencia[a]». Y Abram edificó allí un altar y lo dedicó al Señor, quien se le había aparecido. Después Abram viajó hacia el sur y estableció el campamento en la zona montañosa, situada entre Betel al occidente, y Hai al oriente. Allí edificó otro altar y lo dedicó al Señor, y adoró al Señor. Entonces Abram continuó viajando por tramos en dirección sur, hacia el Neguev.

Salmos 33:1-12

33 Que los justos canten de alegría al Señor;
    les corresponde a los puros alabarlo.
Alaben al Señor con melodías de la lira;
    toquen música para él en el arpa de diez cuerdas.
Entónenle un cántico nuevo de alabanza;
    toquen el arpa con destreza y canten con alegría.
Pues la palabra del Señor es verdadera
    y podemos confiar en todo lo que él hace.
Él ama lo que es justo y bueno;
    el amor inagotable del Señor llena la tierra.

El Señor tan solo habló
    y los cielos fueron creados.
Sopló la palabra,
    y nacieron todas las estrellas.
Asignó los límites al mar
    y encerró los océanos en enormes depósitos.
Que todo el mundo tema al Señor
    y todos estén ante él con temor reverente.
Pues cuando habló, el mundo comenzó a existir;
    apareció por orden del Señor.

10 El Señor frustra los planes de las naciones
    y hace fracasar todas sus intrigas.
11 Pero los planes del Señor se mantienen firmes para siempre;
    sus propósitos nunca serán frustrados.

12 Qué alegría para la nación cuyo Dios es el Señor,
    cuyo pueblo él eligió como herencia.

Romanos 4:13-25

13 Obviamente, la promesa que Dios hizo de dar toda la tierra a Abraham y a sus descendientes no se basaba en la obediencia de Abraham a la ley sino en una relación correcta con Dios, la cual viene por la fe. 14 Si la promesa de Dios es solo para los que obedecen la ley, entonces la fe no hace falta y la promesa no tiene sentido. 15 Pues la ley siempre trae castigo para los que tratan de obedecerla. (¡La única forma de no violar la ley es no tener ninguna ley para violar!).

16 Así que la promesa se recibe por medio de la fe. Es un regalo inmerecido. Y, vivamos o no de acuerdo con la ley de Moisés, todos estamos seguros de recibir esta promesa si tenemos una fe como la de Abraham, quien es el padre de todos los que creen. 17 A eso se refieren las Escrituras cuando citan lo que Dios le dijo: «Te hice padre de muchas naciones»[a]. Eso sucedió porque Abraham creyó en el Dios que da vida a los muertos y crea cosas nuevas de la nada.

18 Aun cuando no había motivos para tener esperanza, Abraham siguió teniendo esperanza porque había creído en que llegaría a ser el padre de muchas naciones. Pues Dios le había dicho: «Esa es la cantidad de descendientes que tendrás»[b]. 19 Y la fe de Abraham no se debilitó a pesar de que él reconocía que, por tener unos cien años de edad, su cuerpo ya estaba muy anciano para tener hijos, igual que el vientre de Sara.

20 Abraham siempre creyó la promesa de Dios sin vacilar. De hecho, su fe se fortaleció aún más y así le dio gloria a Dios. 21 Abraham estaba plenamente convencido de que Dios es poderoso para cumplir todo lo que promete. 22 Y, debido a su fe, Dios lo consideró justo. 23 Y el hecho de que Dios lo considerara justo no fue solo para beneficio de Abraham, sino que quedó escrito 24 también para nuestro beneficio, porque nos asegura que Dios nos considerará justos a nosotros también si creemos en él, quien levantó de los muertos a Jesús nuestro Señor. 25 Él fue entregado a la muerte por causa de nuestros pecados, y resucitado para hacernos justos a los ojos de Dios.

Mateo 9:9-13

Jesús llama a Mateo

Mientras caminaba, Jesús vio a un hombre llamado Mateo sentado en su cabina de cobrador de impuestos. «Sígueme y sé mi discípulo», le dijo Jesús. Entonces Mateo se levantó y lo siguió.

10 Más tarde, Mateo invitó a Jesús y a sus discípulos a una cena en su casa, junto con muchos cobradores de impuestos y otros pecadores de mala fama. 11 Cuando los fariseos vieron esto, preguntaron a los discípulos: «¿Por qué su maestro come con semejante escoria[a]?».

12 Cuando Jesús los oyó, les dijo: «La gente sana no necesita médico, los enfermos sí». 13 Luego añadió: «Ahora vayan y aprendan el significado de la siguiente Escritura: “Quiero que tengan compasión, no que ofrezcan sacrificios”[b]. Pues no he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores».

Mateo 9:18-26

Jesús sana en respuesta a la fe

18 Mientras Jesús decía esas cosas, el líder de una sinagoga se le acercó y se arrodilló delante de él. «Mi hija acaba de morir—le dijo—, pero tú puedes traerla nuevamente a la vida solo con venir y poner tu mano sobre ella».

19 Entonces Jesús y sus discípulos se levantaron y fueron con él. 20 Justo en ese momento, una mujer quien hacía doce años que sufría de una hemorragia continua se le acercó por detrás. Tocó el fleco de la túnica de Jesús 21 porque pensó: «Si tan solo toco su túnica, quedaré sana».

22 Jesús se dio vuelta, y cuando la vio le dijo: «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado». Y la mujer quedó sana en ese instante.

23 Cuando Jesús llegó a la casa del oficial, vio a una ruidosa multitud y escuchó la música del funeral. 24 «¡Salgan de aquí!—les dijo—. La niña no está muerta; solo duerme»; pero la gente se rio de él. 25 Sin embargo, una vez que hicieron salir a todos, Jesús entró y tomó la mano de la niña, ¡y ella se puso de pie! 26 La noticia de este milagro corrió por toda la región.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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