Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Alabanzas al Creador
33 Ustedes los justos, ¡alégrense en el Señor!
¡Hermosa es la alabanza de los hombres íntegros!
2 ¡Aclamen al Señor con arpas!
¡Alábenlo al son del salterio y del decacordio!
3 ¡Canten al Señor un cántico nuevo!
¡Canten y toquen bien y con regocijo!
4 Ciertamente, la palabra del Señor es recta;
todo lo hace con fidelidad.
5 El Señor ama la justicia y el derecho;
la tierra está llena de su misericordia.
6 Con su palabra, el Señor hizo los cielos;
todo lo creado lo hizo con un soplo de su boca.
7 El Señor junta el agua del mar en una vasija,
y pone en un depósito las profundidades del mar.
8 ¡Que toda la tierra tema al Señor!
¡Que le teman todos los habitantes del mundo!
9 El Señor habló, y todo fue creado;
el Señor ordenó, y todo apareció.
10 El Señor anula los planes de las naciones;
frustra las maquinaciones de los pueblos.
11 Pero los planes y pensamientos del Señor
permanecen por todas las generaciones.
12 Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
¡el pueblo que él escogió como su propiedad!
Melquisedec bendice a Abrán
17 Cuando volvía de haber derrotado a Quedorlaomer y a los reyes que estaban con él, el rey de Sodoma salió a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. 18 Entonces Melquisedec,(A) que era rey de Salén y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino 19 y lo bendijo así: «Bendito seas, Abrán, del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, 20 y bendito sea el Dios Altísimo, que puso en tus manos a tus enemigos.» Y le dio Abrán los diezmos de todo. 21 Entonces el rey de Sodoma le dijo a Abrán:
«Dame las personas, y quédate con los bienes.»
22 Pero Abrán le respondió al rey de Sodoma:
«He levantado mi mano al Señor, Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, 23 para jurar que no tomaré nada de lo que es tuyo, ni siquiera un hilo ni una correa de calzado, para que no digas: “Yo enriquecí a Abrán”. 24 Solamente tomaré lo que comieron los jóvenes, y también tomarán su parte Aner, Escol y Mamre, los hombres que fueron conmigo.»
Pablo en la isla de Malta
28 Una vez a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. 2 Allí los habitantes nos trataron con mucha amabilidad. Como estaba lloviendo y hacía mucho frío, nos recibieron a todos con una fogata que hicieron. 3 Pablo fue entonces a recoger algunas ramas secas para echarlas al fuego, pero una víbora que huía del calor se le prendió de la mano. 4 Cuando los lugareños vieron que la víbora pendía de su mano, se dijeron unos a otros: «Con toda seguridad este hombre es un homicida, pues logró escapar del mar, pero la justicia lo ha alcanzado y no lo dejará vivir.» 5 Pero Pablo se sacudió la víbora y ésta cayó en el fuego, sin que Pablo sufriera ningún daño. 6 La gente esperaba que Pablo se hinchara o cayera muerto; pero como después de mucho esperar vieron que no le pasaba nada, cambiaron de parecer y lo consideraban un dios.
7 En aquella isla las propiedades eran de un hombre importante llamado Publio, quien nos recibió y amablemente nos hospedó durante tres días. 8 Y resultó que el padre de Publio estaba enfermo. Tenía fiebre y disentería, y estaba en cama. Pero Pablo fue a verlo y, luego de orar por él, le impuso las manos y lo sanó. 9 Cuando se supo lo que Pablo había hecho, otros de la isla con distintas enfermedades vinieron a él, y también fueron sanados. 10 En agradecimiento, nos trataron con mucha amabilidad, y cuando zarpamos nos llenaron de todas las provisiones necesarias.
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