Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
99 El Señor es rey:
que tiemblen las naciones.
Él tiene su trono entre querubines:
que se estremezca la tierra.
2 Grande es el Señor en Sión,
¡excelso sobre todos los pueblos!
3 Sea alabado su nombre grandioso e imponente:
¡él es santo!
4 Rey poderoso, que amas la justicia:
tú has establecido la equidad
y has actuado en Jacob con justicia y rectitud.
5 Exaltad al Señor nuestro Dios;
adoradlo ante el estrado de sus pies:
¡él es santo!
6 Moisés y Aarón se contaban entre sus sacerdotes,
y Samuel, entre los que invocaron su nombre.
Invocaron al Señor, y él les respondió;
7 les habló desde la columna de nube.
Cumplieron con sus estatutos,
con los decretos que él les entregó.
8 Señor y Dios nuestro, tú les respondiste;
fuiste para ellos un Dios perdonador,
aun cuando castigaste sus rebeliones.
9 Exaltad al Señor nuestro Dios;
adoradlo en su santo monte:
¡Santo es el Señor nuestro Dios!
Los sacerdotes inician su ministerio
9 Al octavo día, Moisés llamó a Aarón y a sus hijos, y a los ancianos de Israel. 2 A Aarón le dijo: «Toma un becerro para el sacrificio expiatorio y un carnero para el holocausto, ambos sin defecto, y preséntaselos al Señor. 3 Diles después a los israelitas: “Traed un macho cabrío para el sacrificio expiatorio, y un becerro y un cordero para el holocausto, ambos de un año y sin defecto. 4 Traed también un toro y un carnero para ofrecérselos al Señor como sacrificio de comunión; y traed una ofrenda de cereal amasada con aceite. El Señor se manifestará hoy ante vosotros”».
5 Los israelitas llevaron hasta la Tienda de reunión lo que Moisés había mandado; y toda la comunidad se acercó y se quedó de pie ante el Señor. 6 Y Moisés les dijo: «Esto es lo que el Señor os manda hacer, para que la gloria del Señor se manifieste ante vosotros».
7 Después Moisés le dijo a Aarón: «Acércate al altar, y ofrece tu sacrificio expiatorio y tu holocausto. Haz propiciación por ti y por el pueblo. Presenta la ofrenda por el pueblo y haz propiciación por ellos, tal como el Señor lo ha mandado».
8 Aarón se acercó al altar y degolló el becerro como sacrificio expiatorio por sí mismo. 9 Sus hijos le llevaron la sangre, y él mojó el dedo en la sangre y la untó en los cuernos del altar, derramando luego la sangre al pie del altar. 10 Luego quemó en el altar la grasa, los riñones y el lóbulo del hígado del animal sacrificado, tal como el Señor se lo había mandado a Moisés. 11 La carne y la piel las quemó fuera del campamento.
22 Aarón levantó las manos hacia el pueblo, y los bendijo. Una vez que terminó de ofrecer el sacrificio expiatorio, el holocausto y el sacrificio de comunión, se retiró del altar.
23 Moisés y Aarón entraron en la Tienda de reunión. Al salir, bendijeron al pueblo, y la gloria del Señor se manifestó a todo el pueblo. 24 De la presencia del Señor salió un fuego, que consumió el holocausto y la grasa que estaban sobre el altar. Al ver esto, todo el pueblo prorrumpió en gritos de júbilo y cayó rostro en tierra.
Viviendo el ejemplo de Cristo
4 Por tanto, ya que Cristo sufrió en el cuerpo, asumid también vosotros la misma actitud; porque el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado, 2 para vivir el resto de su vida terrenal no satisfaciendo sus pasiones humanas, sino cumpliendo la voluntad de Dios. 3 Pues ya basta con el tiempo que habéis desperdiciado haciendo lo que agrada a los incrédulos,[a] entregados al desenfreno, a las pasiones, a las borracheras, a las orgías, a las parrandas y a las idolatrías abominables. 4 A ellos les parece extraño que vosotros ya no corráis con ellos en ese mismo desbordamiento de inmoralidad, y por eso os insultan. 5 Pero ellos tendrán que rendirle cuentas a aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. 6 Por esto también se les predicó el evangelio aun a los muertos, para que, a pesar de haber sido juzgados según criterios humanos en lo que atañe al cuerpo, vivan conforme a Dios en lo que atañe al espíritu.[b]
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