Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
El Señor y su elegido
1 ¿Por qué se rebelan las naciones?
¿Por qué los pueblos hacen planes inútiles?
2 Los reyes y gobernantes se han unido
en contra del SEÑOR y del rey que él eligió.
3 Y dicen: «¡Cortemos las ligaduras que nos imponen
y liberémonos de sus ataduras!»
4 Pero el que está en el cielo se ríe;
el Señor se burlará de ellos.
5 Luego, les habla enojado
y en su furor los aterroriza, diciéndoles:
6 «Yo he consagrado a mi rey en Sion,
mi monte santo».
7 Y el rey elegido dice:
Déjenme explicarles el decreto del SEÑOR.
Él me dijo: «Tú eres mi hijo.
¡Hoy me he convertido en tu padre![a]
8 Sólo tienes que pedirlo,
y te daré por herencia las naciones.
El mundo entero será de tu propiedad.
9 Tú las golpearás con cetro de hierro
y las harás pedazos como ollas de barro».
10 Así que les digo a ustedes, reyes y líderes de la tierra,
despierten y escuchen mi consejo.
11 ¡Obedezcan al SEÑOR con temor y respeto!
Adórenlo con fervor.
12 Demuestren que son leales a su hijo[b] para que no tenga motivos de enojo.
Si no lo hacen, estarán perdidos.
Cambien pronto de actitud
y evitarán así su cólera.
Afortunados todos los que buscan protección de Dios.
2 Dios habló con Moisés y le dijo:
—Yo soy YAVÉ. 3 Me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob. Ellos me llamaban Dios Todopoderoso. No me di a conocer a ellos utilizando mi nombre: YAVÉ. 4 Hice un pacto con ellos, me comprometí a darles la tierra de Canaán, donde estaban viviendo como extranjeros. 5 También escuché los lamentos de los israelitas, a quienes los egipcios tienen forzados a trabajar y me acordé de mi pacto. 6 Por lo tanto, dile al pueblo de Israel: “Yo soy el SEÑOR y los salvaré. Les daré la libertad y no seguirán siendo esclavos de los egipcios. Usaré mi gran poder para castigar a los egipcios y luego los liberaré a ustedes. 7 Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios. Yo soy el SEÑOR su Dios y ustedes sabrán que fui yo quien los rescató de la opresión de los egipcios. 8 Los llevaré a la tierra que juré darles a Abraham, a Isaac y a Jacob. Tan cierto como que yo soy el SEÑOR, que esa tierra será de ustedes”.
9 Entonces Moisés intentó contarles esto a los israelitas, pero no lo quisieron escuchar porque estaban impacientes por todo el trabajo que tenían que hacer.
Jesús, nuestro sumo sacerdote
8 Este es el asunto principal que estamos tratando: nuestro sumo sacerdote está sentado en el cielo a la derecha[a] del trono de Dios, 2 y sirve en el Lugar Santísimo, el verdadero lugar de adoración[b] que fue hecho por Dios, no por los seres humanos.
3 Todos los sumos sacerdotes tienen el trabajo de presentar ofrendas y sacrificios a Dios. También es necesario que nuestro sumo sacerdote ofrezca algo a Dios. 4 Si sirviera en la tierra no sería un sacerdote. Aquí ya hay sacerdotes que siguen la ley y presentan ofrendas a Dios. 5 (A)El culto que rinden es en realidad sólo una copia, una imagen borrosa de lo que se hace en el cielo. Por eso, Dios le advirtió a Moisés cuando iba a construir la Carpa Sagrada: «Asegúrate de construir todo como el modelo que te mostré en la montaña».[c] 6 Pero a Jesús se le ha dado un servicio más importante. Asimismo, también el nuevo pacto que él trajo es más grande que el anterior porque se basa en mejores promesas.
7 Si el primer pacto fuera sin falta, entonces no se habría necesitado un segundo pacto.
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