Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Salmos 11

Salmo 11 (10)

En el Señor confío

11 Al maestro del coro. De David.
En el Señor confío, ¿cómo pueden decirme:
“Vuela a los montes como un pájaro,
si los malvados ya han tensado su arco
y tienen ya la flecha en la cuerda
para disparar en la penumbra a los honrados?
Cuando son arrasados los cimientos,
¿qué puede hacer el justo”?
El Señor está en su santo Templo,
el Señor tiene su trono en el cielo.
Sus ojos están observando,
su mirada sondea a los humanos:
el Señor sondea al justo y al malvado,
él detesta al que ama la violencia.
Hará llover sobre los malos brasas y azufre,
un viento ardiente será la porción de su copa.
Porque el Señor es justo y ama la justicia;
quien es recto podrá contemplar su rostro.

1 Reyes 5:13-18

13 Estudió las plantas, desde el cedro del Líbano hasta el musgo que brota en las tapias; y estudió también los animales, las aves, los reptiles y los peces. 14 La gente venía a escuchar la sabiduría de Salomón desde todos los pueblos, y de parte de todos los reyes de la tierra que oían hablar de ella.

Las construcciones de Salomón (5,15—9,28)

Tratado con Jirán de Tiro (2 Cr 2,2.11.17)

15 Jirán, rey de Tiro, se enteró de que Salomón había sucedido a su padre como rey y le envió embajadores, pues Jirán había sido amigo de David durante toda su vida. 16 Salomón, por su parte, mandó decir a Jirán:

17 — Tú sabes que mi padre David no pudo construir un Templo en honor del Señor, su Dios, a causa de las guerras en que se vio envuelto, hasta que el Señor, su Dios, sometió totalmente a sus enemigos. 18 Ahora, en cambio, el Señor, mi Dios, ha puesto paz en mis fronteras y no tengo enemigos ni graves amenazas.

Efesios 5:21-6:9

Relaciones familiares

21 Guárdense mutuamente respeto en atención a Cristo. 22 Que las mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor. 23 Porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador del cuerpo, que es la Iglesia. 24 Si, pues, la Iglesia es dócil a Cristo, séanlo también, y sin reserva alguna, las mujeres a sus maridos.

25 Ustedes, los maridos, amen a sus esposas, como Cristo amó a la Iglesia. Por ella entregó su vida 26 a fin de consagrarla a Dios, purificándola por medio del agua y la palabra. 27 Se preparó así una Iglesia radiante, sin mancha, ni arruga, ni nada semejante; una Iglesia santa e inmaculada. 28 Este es el modelo según el cual los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama. 29 Pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; todo lo contrario, lo cuida y alimenta. Es lo que hace Cristo con su Iglesia, 30 que es su cuerpo, del cual todos nosotros somos miembros.

31 Por esta razón —dice la Escritura— dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y ambos llegarán a ser como una sola persona. 32 Es grande la verdad aquí encerrada, y yo la pongo en relación con Cristo y con la Iglesia. 33 En resumen, que cada uno de ustedes ame a su esposa como a sí mismo, y que la esposa sea respetuosa con su marido.

Ustedes, los hijos, obedezcan a sus padres como procede que lo hagan los creyentes. El primer mandamiento que lleva consigo una promesa es precisamente este: Honra a tu padre y a tu madre, a fin de que seas feliz y vivas largos años sobre la tierra. Y ustedes, los padres, no hagan de sus hijos unos resentidos; edúquenlos, más bien, instrúyanlos y corríjanlos como lo haría el Señor. Ustedes los esclavos deben acatar con profundo respeto y lealtad de corazón las órdenes de sus amos temporales, como si de Cristo se tratara. No como alguien que se siente vigilado o en plan adulador, sino como esclavos de Cristo, que tratan de cumplir con esmero la voluntad de Dios. Presten sus servicios de buen grado, teniendo como punto de mira al Señor y no a la gente. Y recuerden que el Señor recompensará a cada uno según el bien que haya hecho, sin distinguir entre amo y esclavo.

En cuanto a ustedes, amos, traten a sus esclavos de igual manera. Prescindan de amenazas y tengan en cuenta que tanto ustedes como ellos pertenecen a un mismo amo, que está en los cielos y no se presta a favoritismos.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España