Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Confía en el Señor
Canto para los peregrinos.
1 SEÑOR, te pido ayuda
desde lo más profundo de mi ser.
2 Señor, escucha mi voz;
escucha mi grito de súplica.
3 SEÑOR, si tú no perdonaras nuestros pecados,
Señor, ¿quién sobreviviría?
4 Pero tú perdonas
y por eso se te debe respeto.
5 Yo pongo toda mi esperanza en el SEÑOR;
todo mi ser espera en él, confío en su palabra.
6 Espero en mi Señor
como el guardia espera ansiosamente a que amanezca.
7 Israel, confía en el SEÑOR;
sólo en el SEÑOR se encuentra el fiel amor y la salvación.
8 Él librará a Israel
de todas sus maldades.
37 David lloraba a su hijo todos los días.
Absalón se refugió donde Talmay[a] hijo de Amiud, rey de Guesur. 38 De hecho Absalón había huido y se quedó allí tres años. 39 Cuando le pasó el enojo al rey David por la muerte de Amnón, quiso ver de nuevo a Absalón.
David permite que Absalón regrese
14 Joab hijo de Sarvia sabía que el rey David extrañaba mucho a Absalón. 2 Por eso mandó a sus mensajeros a Tecoa para que trajeran a una mujer astuta. Joab le dijo a la mujer: «Vístete de luto, sin mucho arreglo, finge estar muy triste y haber llorado muchos días por alguien que ha muerto. 3 Ve a ver al rey y dile lo que te voy a decir».
Entonces Joab le dijo a la mujer lo que habría de decir. 4 Cuando la mujer de Tecoa fue a ver al rey, se postró rostro en tierra y le dijo:
—¡Ayúdeme, Su Majestad!
5 El rey David le dijo:
—¿Qué te pasa?
La mujer le dijo:
—Soy viuda, mi esposo ha muerto. 6 Tenía dos hijos, pero un día pelearon en el campo y no hubo quién pudiera detenerlos hasta que uno mató al otro. 7 Ahora toda la familia está en contra mía y me dicen que les entregue al asesino para matarlo y vengar así a su hermano. Mi hijo es lo último que me queda. Si lo matan, me quedaré sin nadie. Él es el único que queda vivo para heredar a su papá. Mi difunto esposo no tendrá descendencia y sus pertenencias pasarán a manos de otro.
8 Entonces el rey le dijo a la mujer:
—Regresa a tu casa que yo me encargaré de este asunto.
9 La mujer de Tecoa le dijo al rey:
—Deje Su Majestad que la culpa caiga sobre mí, pues Su Majestad es inocente.
10 El rey le dijo:
—Si alguien te amenaza, tráemelo y no volverá a molestarte.
11 La mujer le dijo:
—Invoque Su Majestad el nombre del SEÑOR su Dios para que no me molesten más y no deje que castiguen a mi hijo por la muerte de su hermano, que no muera también este otro hijo.
David dijo:
—Tan cierto como que el SEÑOR vive que no tocarán ni un solo cabello de la cabeza de tu hijo.
12 La mujer dijo:
—Permita Su Majestad que esta sierva suya diga algo más.
El rey le dijo:
—Habla.
13 Entonces la mujer le dijo:
—¿Por qué ha planeado Su Majestad todo esto contra el pueblo de Dios? Al decir esto Su Majestad se declara culpable porque no deja regresar al hijo que desterró. 14 Todos moriremos un día. Seremos como agua derramada en la tierra, que ya no se puede recoger. Su Majestad bien sabe que Dios perdona. Dios tiene planes para los desterrados que buscan refugio. ¡Él no los destierra! 15 Le digo esto a Su Majestad porque la gente me atemoriza. Pensé para mí misma: “Me acercaré al rey, y tal vez él me ayude. 16 El rey me ayudará y me librará del hombre que quiere matar a mi hijo y también a mí. Ese hombre sólo quiere alejarnos de lo que Dios nos dio”. 17 Su Majestad me hará descansar porque Su Majestad es como un ángel de Dios. Su Majestad sabe distinguir entre lo bueno y lo malo, y el SEÑOR su Dios lo acompaña.
18 El rey le dijo a la mujer:
—Ahora debes decirme una cosa.
La mujer dijo:
—Dígame.
19 El rey le dijo:
—¿Te envió Joab a decirme todo esto?
La mujer contestó:
—Juro por Su Majestad que está en lo cierto, su siervo Joab me envió. 20 Lo hizo para que usted viera las cosas de modo diferente. Su Majestad es tan sabio como los ángeles de Dios y sabe todo lo que sucede en el país.
21 El rey le dijo a Joab:
—Cumpliré mi promesa, tráeme ahora a Absalón.
22 Joab se postró rostro en tierra, bendijo al rey David y le dijo:
—Hoy sé que cuento con el favor de Su Majestad porque ha aceptado lo que le pedí.
23 Entonces Joab se dirigió a Guesur y llevó a Absalón a Jerusalén. 24 Pero el rey David ordenó: «Absalón puede regresar a su casa, pero que no venga a verme». Así que Absalón regresó a su casa, pero no pudo ir a ver al rey.
15 Nosotros que no tenemos esas dudas, debemos soportar pacientemente las deficiencias de los que tienen dudas, y no buscar agradarnos a nosotros mismos. 2 En lugar de eso, debemos pensar en lo que es bueno para ellos y tratar de agradarlos. Así los ayudaremos a fortalecer su fe. 3 (A)Cristo mismo tampoco buscó agradarse a sí mismo. Así dicen las Escrituras: «La gente que te insulta también me está insultando a mí».[a] 4 Todo lo que se escribió en el pasado fue para dejarnos una enseñanza y para que tengamos esperanza. La esperanza viene por la paciencia y el ánimo que nos dan las Escrituras. 5 La paciencia y el ánimo vienen de Dios. Le pido a él que les conceda vivir en armonía unos con otros como quiere Jesucristo. 6 Así, todos a una voz podrán unirse en alabanza al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
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