Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
¡Ten compasión de mí!
Al director. Canción de David, cuando el profeta Natán fue a reprenderlo por haber cometido adulterio con Betsabé.
1 Ten compasión de mí, Dios mío,
conforme a tu fiel amor;
conforme a tu gran misericordia,
borra mis rebeliones.
2 Lava todas mis culpas
y límpiame de mi pecado.
3 Reconozco que he sido rebelde,
siempre tengo presente mi pecado.
4 Pequé contra ti y sólo contra ti,
delante de ti hice lo que es malo;
por eso tu sentencia es justa,
y tu juicio es irreprochable.
5 Yo nací culpable;
mi madre me concibió pecador.
6 Tú amas la verdad acerca de lo que se oculta
y quieres que yo sea sabio en lo íntimo.
7 Purifícame con hisopo de olor agradable y quedaré limpio;
lávame y quedaré más blanco que la nieve.
8 Hazme sentir felicidad y alegría;
que se alegren los huesos que has quebrantado.
9 Aparta tu vista de mis pecados
y borra toda mi maldad.
10 Dios mío, crea en mí un corazón limpio.
Una vez más quiero ser fiel en mí espíritu.
11 No me alejes de ti;
ni me quites tu santo Espíritu.
12 Hazme sentir de nuevo la alegría de tu salvación;
y que me sostenga tu Espíritu que me guía.
Los madianitas pelean contra Israel
6 Una vez más los israelitas hicieron lo que no le agradaba al SEÑOR. Así que durante siete años el SEÑOR permitió que los madianitas oprimieran a los israelitas.
2 Los madianitas trataban con crueldad a los israelitas, por lo que los israelitas tuvieron que construir escondites en las montañas. Escondían en cuevas y en lugares difíciles de encontrar. 3 Tenían que hacerlo porque los madianitas, los amalecitas y otra gente del oriente venían y destruían sus cultivos. 4 Esa gente acampaba en la tierra de los israelitas y destruían todas las cosechas de la región hasta llegar a Gaza, y no dejaban comida para los israelitas. Tampoco les dejaban ni una oveja, ni un buey, ni un burro ni nada. 5 Los madianitas venían a acampar con todas sus familias y animales. Eran tantos que parecían una plaga de langostas y lo destruían todo. No se podía contar cuánta gente ni cuántos camellos había. 6 El pueblo de Israel se empobreció por culpa de los madianitas, y desesperados pidieron llorando al SEÑOR que les ayudara.
7 Los madianitas hicieron muchas maldades, y los israelitas pidieron ayuda al SEÑOR. 8 Entonces el SEÑOR les mandó un profeta que les dijo a los israelitas: «Esto dice el SEÑOR: “Ustedes eran esclavos de Egipto, pero yo los liberé y los saqué de esa tierra. 9 Yo los salvé nuevamente del poder de sus opresores e hice que esa gente saliera de su tierra y se la entregué a ustedes. 10 Y luego les dije: Yo soy el SEÑOR su Dios. Ustedes van a vivir en la tierra de los amorreos; pero no deben adorar a sus dioses. Sin embargo, no me obedecieron”».
La levadura de los líderes religiosos
(Mr 8:14-21)
5 Jesús y sus seguidores se fueron al otro lado del lago, pero los seguidores se olvidaron de llevar pan. 6 Entonces Jesús les dijo:
—¡Tengan cuidado! Protéjanse de la levadura de los fariseos y los saduceos.
7 Ellos empezaron a discutir el significado de esto y decían:
—Tal vez él dijo esto porque no trajimos pan.
8 Jesús sabía de qué estaban hablando y les dijo:
—Hombres de poca fe, ¿por qué discuten entre ustedes por no tener pan? 9 ¿Todavía no han entendido? ¿No se acuerdan de los cinco panes que se les dieron a las 5000 personas? ¿Tampoco se acuerdan de que ustedes llenaron varias canastas con lo que sobró? 10 ¿O no se acuerdan de los siete panes con los que se alimentaron 4000 personas? ¿No recuerdan todas las canastas que llenaron con lo que sobró? 11 Yo no estaba hablando del pan, ¿por qué no lo entienden? Lo que les estoy diciendo es que deben cuidarse de la levadura de los fariseos y los saduceos.
12 Entonces entendieron que Jesús no les estaba diciendo que se cuidaran de la levadura que se usa para el pan, sino que se cuidaran de las enseñanzas de los fariseos y los saduceos.
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