Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo de David.
28 A TI clamaré, oh Jehová,
Fortaleza mía: no te desentiendas de mí;
Porque no sea yo, dejándome tú,
Semejante á los que descienden al sepulcro.
2 Oye la voz de mis ruegos cuando clamo á ti,
Cuando alzo mis manos hacia el templo de tu santidad.
3 No me arrebates á una con los malos,
Y con los que hacen iniquidad:
Los cuales hablan paz con sus prójimos,
Y la maldad está en su corazón.
4 Dales conforme á su obra, y conforme á la malicia de sus hechos:
Dales conforme á la obra de sus manos,
Dales su paga.
5 Porque no atendieron á las obras de Jehová,
Ni al hecho de sus manos,
Derribarálos, y no los edificará.
6 Bendito Jehová,
Que oyó la voz de mis ruegos.
7 Jehová es mi fortaleza y mi escudo:
En él esperó mi corazón, y fuí ayudado;
Por lo que se gozó mi corazón,
Y con mi canción le alabaré.
8 Jehová es su fuerza,
Y la fortaleza de las saludes de su ungido.
9 Salva á tu pueblo, y bendice á tu heredad;
Y pastoréalos y ensálzalos para siempre.
40 Y ACONTECIÓ después de estas cosas, que el copero del rey de Egipto y el panadero delinquieron contra su señor el rey de Egipto.
2 Y enojóse Faraón contra sus dos eunucos, contra el principal de los coperos, y contra el principal de los panaderos:
3 Y púsolos en prisión en la casa del capitán de los de la guardia, en la casa de la cárcel donde José estaba preso.
4 Y el capitán de los de la guardia dió cargo de ellos á José, y él les servía: y estuvieron días en la prisión.
5 Y ambos á dos, el copero y el panadero del rey de Egipto, que estaban arrestados en la prisión, vieron un sueño, cada uno su sueño en una misma noche, cada uno conforme á la declaración de su sueño.
6 Y vino á ellos José por la mañana, y mirólos, y he aquí que estaban tristes.
7 Y él preguntó á aquellos eunucos de Faraón, que estaban con él en la prisión de la casa de su señor, diciendo: ¿Por qué parecen hoy mal vuestros semblantes?
8 Y ellos le dijeron: Hemos tenido un sueño, y no hay quien lo declare. Entonces les dijo José: ¿No son de Dios las declaraciones? Contádmelo ahora.
9 Entonces el principal de los coperos contó su sueño á José, y díjole: Yo soñaba que veía una vid delante de mí,
10 Y en la vid tres sarmientos; y ella como que brotaba, y arrojaba su flor, viniendo á madurar sus racimos de uvas:
11 Y que la copa de Faraón estaba en mi mano, y tomaba yo las uvas, y las exprimía en la copa de Faraón, y daba yo la copa en mano de Faraón.
12 Y díjole José: Esta es su declaración: Los tres sarmientos son tres días:
13 Al cabo de tres días Faraón te hará levantar cabeza, y te restituirá á tu puesto: y darás la copa á Faraón en su mano, como solías cuando eras su copero.
14 Acuérdate, pues, de mí para contigo cuando tuvieres ese bien, y ruégote que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí á Faraón, y me saques de esta casa:
15 Porque hurtado he sido de la tierra de los Hebreos; y tampoco he hecho aquí porqué me hubiesen de poner en la cárcel.
16 Y viendo el principal de los panaderos que había declarado para bien, dijo á José: También yo soñaba que veía tres canastillos blancos sobre mi cabeza;
17 Y en el canastillo más alto había de todas las viandas de Faraón, obra de panadero; y que las aves las comían del canastillo de sobre mi cabeza.
18 Entonces respondió José, y dijo: Esta es su declaración: Los tres canastillos tres días son;
19 Al cabo de tres días quitará Faraón tu cabeza de sobre ti, y te hará colgar en la horca, y las aves comerán tu carne de sobre ti.
20 Y fué el tercero día el día del nacimiento de Faraón, e hizo banquete á todos sus sirvientes: y alzó la cabeza del principal de los coperos, y la cabeza del principal de los panaderos, entre sus servidores.
21 E hizo volver á su oficio al principal de los coperos; y dió él la copa en mano de Faraón.
22 Mas hizo ahorcar al principal de los panaderos, como le había declarado José.
23 Y el principal de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó.
23 Y entrando él en el barco, sus discípulos le siguieron.
24 Y he aquí, fué hecho en la mar un gran movimiento, que el barco se cubría de las ondas; mas él dormía.
25 Y llegándose sus discípulos, le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, que perecemos.
26 Y él les dice: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió á los vientos y á la mar; y fué grande bonanza.
27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y la mar le obedecen?
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