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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
Salmos 124

Cántico de los peregrinos. De David.

124 Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
    —que lo repita ahora Israel—,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
    cuando todo el mundo se levantó contra nosotros,
nos habrían tragado vivos
    al encenderse su furor contra nosotros;
nos habrían inundado las aguas,
    el torrente nos habría arrastrado,
    ¡nos habrían arrastrado las aguas turbulentas!

Bendito sea el Señor, que no dejó
    que nos despedazaran con sus dientes.
Como las aves, hemos escapado
    de la trampa del cazador;
¡la trampa se rompió,
    y nosotros escapamos!
Nuestra ayuda está en el nombre del Señor,
    creador del cielo y de la tierra.

Génesis 8:1-19

Dios se acordó entonces de Noé y de todos los animales salvajes y domésticos que estaban con él en el arca. Hizo que soplara un fuerte viento sobre la tierra, y las aguas comenzaron a bajar. Se cerraron las fuentes del mar profundo y las compuertas del cielo, y dejó de llover. Poco a poco, las aguas se fueron retirando de la tierra. Al cabo de ciento cincuenta días, las aguas habían disminuido. El día diecisiete del mes séptimo, el arca se detuvo sobre las montañas de Ararat, y las aguas siguieron bajando hasta que el primer día del mes décimo pudieron verse las cimas de las montañas.

Después de cuarenta días, Noé abrió la ventana del arca que había hecho y soltó un cuervo, el cual estuvo volando de un lado a otro, esperando a que se secara la tierra. Luego soltó una paloma, para ver si las aguas que cubrían la tierra ya se habían retirado. Pero la paloma no encontró un lugar donde posarse, y volvió al arca porque las aguas aún cubrían la tierra. Noé extendió la mano, tomó la paloma y la metió consigo en el arca. 10 Esperó siete días más y volvió a soltar la paloma fuera del arca. 11 Caía la noche cuando la paloma regresó, trayendo en su pico una ramita de olivo recién cortada. Así Noé se dio cuenta de que las aguas habían bajado hasta dejar la tierra al descubierto. 12 Esperó siete días más y volvió a soltar la paloma, pero esta vez la paloma ya no regresó.

13 Noé tenía seiscientos un años cuando las aguas se secaron. El primer día del primer mes de ese año, Noé quitó la cubierta del arca y vio que la tierra estaba seca. 14 Para el día veintisiete del segundo mes, la tierra estaba ya completamente seca. 15 Entonces Dios le dijo a Noé: 16 «Sal del arca junto con tus hijos, tu esposa y tus nueras. 17 Saca también todos los seres vivientes que están contigo: las aves, el ganado y todos los animales que se arrastran por el suelo. ¡Que sean fecundos! ¡Que se multipliquen y llenen la tierra!»

18 Salieron, pues, del arca Noé y sus hijos, su esposa y sus nueras. 19 Salieron también todos los animales: el ganado, las aves y todos los reptiles que se mueven sobre la tierra, cada uno según su especie.

Romanos 6:1-11

Muertos al pecado, vivos en Cristo

¿Qué concluiremos? ¿Vamos a persistir en el pecado para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él? ¿Acaso no sabéis que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder[a] del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva.

En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección. Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado; porque el que muere queda liberado del pecado.

Ahora bien, si hemos muerto con Cristo, confiamos que también viviremos con él. Pues sabemos que Cristo, por haber sido levantado de entre los muertos, ya no puede volver a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él. 10 En cuanto a su muerte, murió al pecado una vez y para siempre; en cuanto a su vida, vive para Dios.

11 De la misma manera, también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

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