Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Salmos 145:1-5

Alabanza por la bondad y el poder de Dios

Salmo de alabanza; de David

145 Te exaltaré, mi Dios, mi Rey,
y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.
Cada día te bendeciré
y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.
Grande es Jehová y digno de suprema alabanza;
su grandeza es insondable.

Generación a generación celebrará tus obras
y anunciará tus poderosos hechos.
En la hermosura de la gloria de tu magnificencia
y en tus hechos maravillosos meditaré.

Salmos 145:17-21

17 Justo es Jehová en todos sus caminos
y misericordioso en todas sus obras.
18 Cercano está Jehová a todos los que lo invocan,
a todos los que lo invocan de veras.
19 Cumplirá el deseo de los que lo temen;
oirá asimismo el clamor de ellos y los salvará.
20 Jehová guarda a todos los que lo aman,
pero destruirá a todos los impíos.

21 La alabanza de Jehová proclamará mi boca.
¡Todos bendigan su santo nombre
eternamente y para siempre!

Zacarías 1:1-17

Exhortación a volverse a Jehová

En el octavo mes del año segundo de Darío, llegó esta palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías hijo de Iddo:

«Se enojó mucho Jehová contra vuestros padres. Diles, pues:

»Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos,
y yo me volveré a vosotros,
dice Jehová de los ejércitos.

»No seáis como vuestros padres, a quienes los primeros profetas clamaron diciendo: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras”; pero ellos no atendieron ni me escucharon, dice Jehová.

»Vuestros padres, ¿dónde están?;
y los profetas, ¿acaso han de vivir para siempre?
En cambio, mis palabras y mis ordenanzas,
que yo mandé a mis siervos los profetas,
¿no alcanzaron a vuestros padres?

»Por eso ellos se volvieron y dijeron: “Como Jehová de los ejércitos había decidido tratarnos, conforme a nuestros caminos y conforme a nuestras obras, así nos ha tratado.”»

La visión de los caballos

A los veinticuatro días del mes undécimo, que es el mes de Sebat, en el año segundo de Darío, llegó esta palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías hijo de Iddo: Tuve una visión durante la noche: Vi a un hombre que cabalgaba sobre un caballo alazán y estaba entre los mirtos que había en la hondonada, y detrás de él había caballos alazanes, overos y blancos. Entonces pregunté:

—¿Quiénes son estos, señor mío?

Y el ángel que hablaba conmigo me respondió:

—Yo te enseñaré quiénes son estos.

10 Y el hombre que estaba entre los mirtos dijo:

—Éstos son los que Jehová ha enviado a recorrer la tierra.

11 Entonces ellos hablaron a aquel ángel de Jehová que estaba entre los mirtos, y le dijeron:

—Hemos recorrido la tierra, y hemos visto que toda la tierra está tranquila y en calma.

12 El ángel de Jehová exclamó:

—Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado enojado por espacio de setenta años?

13 Jehová dirigió palabras buenas, palabras de consuelo, al ángel que hablaba conmigo. 14 Entonces el ángel que hablaba conmigo me dijo: «Proclama: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos:

»”Celé con gran celo a Jerusalén y a Sión.
15 Pero siento gran ira contra las naciones despreocupadas,
pues cuando yo estaba un poco enojado,
ellas se aprovecharon para agravar el mal.
16 Por tanto, así ha dicho Jehová:
Me vuelvo a Jerusalén con misericordia;
en ella será edificada mi Casa,
dice Jehová de los ejércitos,
y la plomada será tendida sobre Jerusalén.”

17 »Proclama también:

»“Así dice Jehová de los ejércitos:
Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien;
aún consolará Jehová a Sión
y aún escogerá a Jerusalén.”»

Hechos 22:22-23:11

Pablo en manos del comandante

22 Lo oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo:

—¡Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva!

23 Y como ellos gritaban, arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire, 24 mandó el comandante que lo metieran en la fortaleza y ordenó que fuera azotado para que hablara, a fin de saber por qué causa gritaban así contra él. 25 Pero cuando lo ataban con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente:

—¿Os está permitido azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado?

26 Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al comandante, diciendo:

—¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano.

27 Se acercó el comandante y le dijo:

—Dime, ¿eres tú ciudadano romano?

Él dijo:

—Sí.

28 Respondió el comandante:

—Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía.

Entonces Pablo dijo:

—Pero yo lo soy de nacimiento.

29 Así que, al punto se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el comandante, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberlo atado.

Pablo ante el Concilio

30 Al día siguiente, queriendo saber con certeza la causa por la cual lo acusaban los judíos, lo soltó de las cadenas, y mandó venir a los principales sacerdotes y a todo el Concilio, y sacando a Pablo, lo presentó ante ellos.

23 Entonces Pablo, mirando fijamente al Concilio, dijo:

—Hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy.

El sumo sacerdote Ananías ordenó entonces a los que estaban junto a él que lo golpearan en la boca.

Entonces Pablo le dijo:

—¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada! ¿Estás tú sentado para juzgarme conforme a la Ley, y quebrantando la Ley me mandas golpear?

Los que estaban presentes dijeron:

—¿Al Sumo sacerdote de Dios insultas?

Pablo dijo:

—No sabía, hermanos, que fuera el Sumo sacerdote, pues escrito está: “No maldecirás a un príncipe de tu pueblo.”

Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en el Concilio:

—Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga.

Cuando dijo esto, se produjo discusión entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea se dividió, porque los saduceos dicen que no hay resurrección ni ángel ni espíritu; pero los fariseos afirman que sí existen. Entonces hubo un gran vocerío y, levantándose los escribas de la parte de los fariseos, discutían diciendo:

—Ningún mal hallamos en este hombre; que si un espíritu le ha hablado, o un ángel, no resistamos a Dios.

10 Como la discusión era cada vez más fuerte, el comandante, temiendo que Pablo fuera despedazado por ellos, mandó que bajaran soldados, lo arrebataran de en medio de ellos y lo llevaran a la fortaleza.

11 A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: «Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma.»

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

Copyright © 1995 by United Bible Societies