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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Salmos 79:1-9

Lamento por la destrucción de Jerusalén

Salmo de Asaf

79 ¡Vinieron, Dios, las naciones a tu heredad!
¡Han profanado tu santo templo!
¡Han reducido Jerusalén a escombros!
¡Han dado los cuerpos de tus siervos por comida a las aves de los cielos,
la carne de tus santos a las bestias de la tierra!
Como agua derramaron su sangre en los alrededores de Jerusalén
y no hubo quien los enterrara.
Somos afrentados por nuestros vecinos,
escarnecidos y ofendidos por los que están en nuestros alrededores.

¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Estarás airado para siempre?
¿Arderá como fuego tu celo?
¡Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen
y sobre los reinos que no invocan tu nombre!,
porque han consumido a Jacob
y su morada han destruido.

No recuerdes contra nosotros las maldades de nuestros antepasados.
¡Vengan pronto a nuestro encuentro tus misericordias,
porque estamos muy abatidos!
¡Ayúdanos, Dios de nuestra salvación,
por la gloria de tu nombre!
¡Líbranos y perdona nuestros pecados
por amor de tu nombre!,

Jeremías 12:14-13:11

14 Así ha dicho Jehová: «En cuanto a mis malos vecinos, que tocan la heredad que hice poseer a mi pueblo Israel, yo los arrancaré de su tierra, y arrancaré de en medio de ellos la casa de Judá. 15 Pero después que los haya arrancado, volveré y tendré misericordia de ellos, y los haré volver cada uno a su heredad y cada cual a su tierra. 16 Y si con diligencia aprenden los caminos de mi pueblo, para jurar en mi nombre, diciendo: “¡Vive Jehová!”, así como ellos enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, también ellos serán prosperados en medio de mi pueblo. 17 Pero si no escuchan, arrancaré esa nación, sacándola de raíz y destruyéndola», dice Jehová.

La señal del cinto podrido

13 Así me dijo Jehová: «Ve y cómprate un cinto de lino. Cíñelo a tu cintura, pero no lo metas en agua.» Compré el cinto, conforme a la palabra de Jehová, y lo ceñí a mi cintura. Vino a mí por segunda vez palabra de Jehová, diciendo: «Toma el cinto que compraste, el cual ciñe tu cintura, levántate, ve al Éufrates y escóndelo allí, en la hendidura de una peña.» Fui, pues, al Éufrates y lo escondí, como Jehová me había mandado.

Después de muchos días me dijo Jehová: «Levántate, ve al Éufrates y toma el cinto que te mandé esconder allí.» Entonces fui al Éufrates, cavé y tomé el cinto del lugar donde lo había escondido, pero el cinto se había podrido y ya no servía para nada.

Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: «Así ha dicho Jehová: Así haré podrir la soberbia de Judá y la mucha soberbia de Jerusalén. 10 Este pueblo malo, que no quiere escuchar mis palabras, que anda en las imaginaciones de su corazón y que va en pos de dioses ajenos para servirlos y para postrarse ante ellos, vendrá a ser como este cinto, que ya no sirve para nada. 11 Porque como el cinto se ajusta a la cintura del hombre, así hice que se ajustara a mí toda la casa de Israel y toda la casa de Judá, dice Jehová, para que fueran mi pueblo, y para renombre, para alabanza y para honra; pero no escucharon.

Romanos 3:1-8

¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿De qué aprovecha la circuncisión? De mucho, en todos los aspectos. Primero, ciertamente, porque les ha sido confiada la palabra de Dios. ¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? Su incredulidad, ¿habrá hecho nula la fidelidad de Dios? ¡De ninguna manera! Antes bien, sea Dios veraz y todo hombre mentiroso; como está escrito:

«Para que seas justificado en tus palabras,
y venzas cuando seas juzgado.»

Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios al dar el castigo? (Hablo como hombre.) ¡De ninguna manera! De otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo? Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador? ¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): «Hagamos males para que vengan bienes»?

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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