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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Salmos 133

La bienaventuranza del amor fraternal

Cántico gradual; de David

133 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
que habiten los hermanos juntos en armonía!
Es como el buen óleo sobre la cabeza,
el cual desciende sobre la barba,
la barba de Aarón,
y baja hasta el borde de sus vestiduras;
como el rocío del Hermón,
que desciende sobre los montes de Sión,
porque allí envía Jehová bendición
y vida eterna.

2 Samuel 1:4-27

—¿Qué ha acontecido? Te ruego que me lo digas —le preguntó David.

—El pueblo huyó de la batalla; han caído muchos del pueblo y murieron. También Saúl y su hijo Jonatán murieron —respondió él.

Dijo David a aquel joven que le daba la noticia:

—¿Cómo sabes que han muerto Saúl y su hijo Jonatán?

El joven que le daba la noticia respondió:

—Casualmente fui al monte Gilboa, y hallé a Saúl que se apoyaba sobre su lanza; tras él venían carros y gente de a caballo. Se volvió y al verme me llamó; yo respondí: “Heme aquí.” Me preguntó: “¿Quién eres tú?” Yo le respondí: “Soy amalecita.” Luego me dijo: “Te ruego que te acerques y me mates, porque se ha apoderado de mí la angustia; pues aún sigo vivo.” 10 Yo entonces me acerqué y lo maté, porque sabía que no podía vivir después de su caída. Tomé la corona que llevaba sobre su cabeza y el brazalete que tenía en su brazo, y se los he traído aquí a mi señor.

11 Entonces David, tirando de sus vestidos, los rasgó, y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él. 12 Lloraron, se lamentaron y ayunaron hasta la noche, por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo de Jehová y por la casa de Israel, pues habían caído al filo de la espada. 13 David preguntó luego a aquel joven que le había traído la noticia:

—¿De dónde eres tú?

—Soy hijo de un extranjero, amalecita —respondió él.

14 —¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová? —le dijo David.

15 Entonces llamó David a uno de sus hombres, y le dijo:

—Ve y mátalo.

Él lo hirió, y murió, 16 mientras David decía:

—Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues tu misma boca atestiguó contra ti, al decir: “Yo maté al ungido de Jehová.”

Lamento de David por Saúl y Jonatán

17 David entonó este lamento por Saúl y Jonatán, su hijo, 18 y dijo que debía enseñarse a los hijos de Judá. Así está escrito en el libro de Jaser:

19 «¡Ha perecido la gloria de Israel sobre tus alturas!
¡Cómo han caído los valientes!
20 No lo anunciéis en Gat,
ni deis las nuevas en las plazas de Ascalón;
para que no se alegren las hijas de los filisteos,
para que no salten de gozo las hijas de los incircuncisos.

21 »Montes de Gilboa,
ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros,
ni seáis tierras de ofrendas;
porque allí fue desechado el escudo de los valientes,
el escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite.

22 »Sin la sangre de los muertos, sin la grasa de los valientes,
el arco de Jonatán jamás retrocedía,
ni la espada de Saúl volvió vacía.

23 »Saúl y Jonatán, amados y queridos;
inseparables en la vida, tampoco en su muerte fueron separados;
más ligeros eran que águilas,
más fuertes que leones.

24 »Hijas de Israel, llorad por Saúl,
quien os vestía de escarlata y lino fino,
quien adornaba vuestras ropas con ornamentos de oro.
25 ¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla!
¡Jonatán, muerto en tus alturas!
26 Angustia tengo por ti, Jonatán, hermano mío,
cuán dulce fuiste conmigo.
Más maravilloso me fue tu amor
que el amor de las mujeres.
27 ¡Cómo han caído los valientes,
cómo han perecido las armas de guerra!»

Hechos 11:27-30

27 En aquellos días, unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía. 28 Y levantándose uno de ellos llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sobrevino en tiempo de Claudio. 29 Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar un socorro a los hermanos que habitaban en Judea; 30 lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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