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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Salmos 37:1-11

El camino de los malos

Salmo de David

37 No te impacientes a causa de los malignos
ni tengas envidia de los malhechores,
porque como la hierba serán pronto cortados
y como la hierba verde se secarán.

Confía en Jehová y haz el bien;
habitarás en la tierra y te apacentarás de la verdad.
Deléitate asimismo en Jehová
y él te concederá las peticiones de tu corazón.

Encomienda a Jehová tu camino,
confía en él y él hará.
Exhibirá tu justicia como la luz
y tu derecho como el mediodía.

Guarda silencio ante Jehová y espera en él.
No te alteres con motivo del que prospera en su camino,
por el hombre que hace lo malo.

Deja la ira y desecha el enojo;
no te excites en manera alguna a hacer lo malo,
porque los malignos serán destruidos,
pero los que esperan en Jehová heredarán la tierra,

10 pues dentro de poco no existirá el malo;
observarás su lugar, y ya no estará allí.
11 Pero los mansos heredarán la tierra
y se recrearán con abundancia de paz.

Salmos 37:39-40

39 Pero la salvación de los justos es de Jehová
y él es su fortaleza en el tiempo de angustia.
40 Jehová los ayudará y los librará;
los libertará de los impíos y los salvará,
por cuanto en él esperaron.

Génesis 44:1-17

La copa de José

44 Mandó José al mayordomo de su casa, diciendo:

—Llena de alimento los costales de estos hombres, de todo cuanto puedan llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal. También pondrás mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, con el dinero de su trigo.

El mayordomo hizo como había dicho José.

Al amanecer, los hombres fueron despedidos con sus asnos. Ya ellos habían salido de la ciudad, pero todavía no se habían alejado, cuando José dijo a su mayordomo:

—Levántate y sigue a esos hombres. Cuando los alcances, diles: “¿Por qué habéis pagado mal por bien? ¿Por qué habéis robado mi copa de plata? ¿No es ésta en la que bebe mi señor, y la que usa para adivinar? ¡Habéis hecho mal al hacer esto!”

Cuando él los alcanzó, les dijo estas palabras. Y ellos le respondieron:

—¿Por qué dice nuestro señor tales cosas? Nunca tal hagan tus siervos. Si el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales te lo volvimos a traer desde la tierra de Canaán, ¿cómo íbamos a hurtar de casa de tu señor plata ni oro? Aquel de tus siervos a quien se le encuentre la copa, que muera, y aun nosotros seremos siervos de mi señor.

10 Entonces el mayordomo dijo:

—También ahora sea conforme a vuestras palabras: aquel a quien se le encuentre será mi siervo; los demás quedaréis sin culpa.

11 Ellos entonces se dieron prisa, bajó cada uno su costal a tierra y cada cual abrió el suyo. 12 El mayordomo buscó, comenzando por el mayor y terminando por el menor; y la copa fue hallada en el costal de Benjamín. 13 Entonces ellos rasgaron sus vestidos, cargó cada uno su asno y volvieron a la ciudad.

14 Entró Judá con sus hermanos a casa de José, que aún estaba allí, y se postraron en tierra delante de él. 15 Y les dijo José:

—¿Qué acción es ésta que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo sabe adivinar?

16 Entonces dijo Judá:

—¿Qué diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos o con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la maldad de tus siervos. Nosotros somos siervos de mi señor, nosotros y también aquel en cuyo poder se halló la copa.

17 José respondió:

—Nunca haga yo tal cosa. El hombre en cuyo poder se halló la copa, ése será mi siervo; vosotros id en paz junto a vuestro padre.

1 Juan 2:12-17

12 Os escribo a vosotros, hijitos,
porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre.
13 Os escribo a vosotros, padres,
porque conocéis al que es desde el principio.
Os escribo a vosotros, jóvenes,
porque habéis vencido al maligno.
Os escribo a vosotros, hijitos,
porque habéis conocido al Padre.
14 Os he escrito a vosotros, padres,
porque habéis conocido al que es desde el principio.
Os he escrito a vosotros, jóvenes,
porque sois fuertes
y la palabra de Dios permanece en vosotros,
y habéis vencido al maligno.

15 No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él, 16 porque nada de lo que hay en el mundo —los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida— proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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