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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Salmos 115

Dios y los ídolos

115 No a nosotros, Jehová, no a nosotros,
sino a tu nombre da gloria,
por tu misericordia, por tu verdad.
¿Por qué han de decir las gentes:
«¿Dónde está ahora su Dios?»?

¡Nuestro Dios está en los cielos;
todo lo que quiso ha hecho!
Los ídolos de ellos son plata y oro,
obra de manos de hombres.
Tienen boca, pero no hablan;
tienen ojos, pero no ven;
orejas tienen, pero no oyen;
tienen narices, pero no huelen;
manos tienen, pero no palpan;
tienen pies, pero no andan,
ni hablan con su garganta.
Semejantes a ellos son los que los hacen
y cualquiera que confía en ellos.

Israel, ¡confía en Jehová!
    Él es tu ayuda y tu escudo.
10 Casa de Aarón, ¡confiad en Jehová!
    Él es vuestra ayuda y vuestro escudo.
11 Los que teméis a Jehová, ¡confiad en Jehová!
    Él es vuestra ayuda y vuestro escudo.

12 Jehová se ha acordado de nosotros y nos bendecirá.
Bendecirá a la casa de Israel;
bendecirá a la casa de Aarón.
13 Bendecirá a los que temen a Jehová,
a pequeños y a grandes.

14 Aumentará Jehová bendición sobre vosotros;
sobre vosotros y sobre vuestros hijos.
15 ¡Benditos vosotros de Jehová,
que hizo los cielos y la tierra!

16 Los cielos son los cielos de Jehová,
y ha dado la tierra a los hijos de los hombres.
17 No alabarán los muertos a Jah,
ni cuantos descienden al silencio;
18 pero nosotros bendeciremos a Jah
desde ahora y para siempre.

¡Aleluya!

1 Samuel 9:15-10:1

15 Un día antes de la llegada de Saúl, Jehová había hecho a Samuel esta revelación: 16 «Mañana a esta misma hora yo enviaré a ti un hombre de la tierra de Benjamín, al cual ungirás como príncipe sobre mi pueblo Israel, y él salvará a mi pueblo de manos de los filisteos; porque yo he visto la aflicción de mi pueblo, y su clamor ha llegado hasta mí.»

17 Cuando Samuel vio a Saúl, Jehová le dijo: «Éste es el hombre del cual te hablé; él gobernará a mi pueblo.»

18 Acercándose, pues, Saúl a Samuel en medio de la puerta, le dijo:

—Te ruego que me enseñes dónde está la casa del vidente.

19 Samuel respondió a Saúl:

—Yo soy el vidente; sube delante de mí al lugar alto, y come hoy conmigo. Mañana por la mañana te despediré y te descubriré todo lo que hay en tu corazón. 20 En cuanto a las asnas que se te perdieron hace ya tres días, pierde cuidado de ellas, porque han sido halladas. Además, ¿para quién es todo lo que hay de codiciable en Israel, sino para ti y para toda la casa de tu padre?

21 Saúl respondió y dijo:

—¿No soy yo hijo de Benjamín, de la más pequeña de las tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la más pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has dicho cosa semejante?

22 Entonces Samuel tomó a Saúl y a su criado, los introdujo a la sala y les dio un lugar a la cabecera de los convidados, que eran unos treinta hombres.

23 Después dijo Samuel al cocinero:

—Trae acá la porción que te di, la que te dije que guardaras aparte.

24 Entonces alzó el cocinero una espaldilla, con lo que estaba sobre ella, y la puso delante de Saúl. Y Samuel dijo:

—Aquí tienes lo que estaba reservado; ponlo delante de ti y come, porque para esta ocasión se te guardó, cuando dije: “Yo he convidado al pueblo.”

Saúl comió aquel día con Samuel. 25 Cuando hubieron descendido del lugar alto a la ciudad, él habló con Saúl en la azotea. 26 Al otro día madrugaron; al despuntar el alba, Samuel llamó a Saúl, el cual estaba en la azotea, y le dijo:

—Levántate, para que te despida.

Luego se levantó Saúl, y salieron ambos, él y Samuel. 27 Habían descendido al extremo de la ciudad, cuando Samuel dijo a Saúl:

—Di al criado que se adelante —y se adelantó el criado—, pero espera tú un poco para que te declare la palabra de Dios.

10 Tomó entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, lo besó, y le dijo:

—¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?

1 Timoteo 3:1-9

Requisitos de los obispos

Palabra fiel: «Si alguno anhela obispado, buena obra desea.» Pero es necesario que el obispo sea irreprochable, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; que no sea dado al vino ni amigo de peleas; que no sea codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); que no sea un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.

Requisitos de los diáconos

Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino ni codiciosos de ganancias deshonestas; que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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