Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Oración matutina de confianza en Dios
Salmo de David, cuando huía de delante de su hijo Absalón.
3 ¡Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios!
Muchos son los que se levantan contra mí;
2 muchos son los que dicen de mí:
«No hay para él salvación en Dios.» Selah
3 Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;
mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
4 Con mi voz clamé a Jehová
y él me respondió desde su monte santo. Selah
5 Yo me acosté y dormí,
y desperté, porque Jehová me sustentaba.
6 No temeré ni a una gran multitud
que ponga sitio contra mí.
7 ¡Levántate, Jehová! ¡Sálvame, Dios mío!
Tú heriste en la mejilla a todos mis enemigos;
los dientes de los perversos rompiste.
8 La salvación es de Jehová.
¡Sobre tu pueblo sea tu bendición! Selah
19 Samuel crecía y Jehová estaba con él; y no dejó sin cumplir ninguna de sus palabras. 20 Todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, supo que Samuel era fiel profeta de Jehová. 21 Y Jehová volvió a aparecer en Silo, porque en Silo se manifestaba a Samuel la palabra de Jehová.
Los filisteos capturan el Arca
4 Samuel hablaba a todo Israel.
Por aquel tiempo salió Israel a librar batalla con los filisteos, y acampó junto a Eben-ezer, mientras los filisteos acamparon en Afec. 2 Los filisteos presentaron batalla a Israel, y trabándose el combate, Israel fue vencido delante de los filisteos, los cuales hirieron en el campo de batalla como a cuatro mil hombres.
Advertencia al que peca deliberadamente
26 Si pecamos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, 27 sino una horrenda expectación de juicio y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. 28 El que viola la Ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. 29 ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisotee al Hijo de Dios, y tenga por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado y ofenda al Espíritu de gracia? 30 Pues conocemos al que dijo: «Mía es la venganza, yo daré el pago» —dice el Señor—. Y otra vez: «El Señor juzgará a su pueblo.» 31 ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!
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