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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Salmos 111

Dios cuida a su pueblo

¡Aleluya!

111 Alabaré a Jehová con todo el corazón
en la compañía y congregación de los rectos.
Grandes son las obras de Jehová,
buscadas de todos los que las quieren.
Gloria y hermosura es su obra,
y su justicia permanece para siempre.
Ha hecho memorables sus maravillas;
clemente y misericordioso es Jehová.
Ha dado alimento a los que lo temen;
para siempre se acordará de su pacto.
El poder de sus obras manifestó a su pueblo
dándole la heredad de las naciones.
Las obras de sus manos son verdad y juicio;
fieles son todos sus mandamientos,
afirmados eternamente y para siempre,
hechos en verdad y rectitud.
Redención ha enviado a su pueblo;
para siempre ha ordenado su pacto.
¡Santo y temible es su nombre!

10 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos;
¡su loor permanece para siempre!

1 Reyes 1:1-30

Abisag sirve a David

Cuando el rey David era viejo y avanzado en días, lo cubrían de ropas, pero no se calentaba. Le dijeron, por tanto, sus siervos: «Busquen para mi señor, el rey, una joven virgen que lo atienda y lo abrigue, que duerma a su lado y así mi señor, el rey, entrará en calor.»

Buscaron, pues, una joven hermosa por toda la tierra de Israel; encontraron a Abisag, la sunamita, y la llevaron al rey. La joven era hermosa; ella abrigaba al rey y lo servía, pero el rey nunca la conoció.

Adonías usurpa el trono

Entonces Adonías hijo de Haguit se rebeló, diciendo: «Yo reinaré.» Se hizo de carros, de gente de a caballo y de cincuenta hombres que corrieran delante de él. En todos sus días su padre nunca lo había reprendido diciéndole: «¿Por qué haces esto?» Además, era de muy hermoso parecer, y había nacido después de Absalón. Adonías se había puesto de acuerdo con Joab hijo de Sarvia y con el sacerdote Abiatar, los cuales lo ayudaban. Pero el sacerdote Sadoc, Benaía hijo de Joiada, el profeta Natán, Simei, Rei y todos los grandes de David no seguían a Adonías.

Mató Adonías un día ovejas, vacas y animales cebados junto a la peña de Zohelet, que está cerca de la fuente de Rogel, y convidó a todos sus hermanos, los hijos del rey, y a todos los hombres de Judá, siervos del rey. 10 Pero no convidó al profeta Natán ni a Benaía ni a los grandes, ni a su hermano Salomón. 11 Entonces Natán dijo a Betsabé, madre de Salomón:

—¿No has oído que Adonías hijo de Haguit se ha proclamado rey sin saberlo David, nuestro señor? 12 Ven pues, ahora, y oye mi consejo, para que conserves tu vida y la de tu hijo Salomón. 13 Ve, preséntate ante el rey David y dile: “Rey y señor mío, ¿no juraste a tu sierva, diciendo: ‘Salomón, tu hijo, reinará después de mí, y él se sentará en mi trono’? ¿Por qué, pues, reina Adonías?” 14 Mientras estés allí hablando con el rey, yo entraré detrás de ti y reafirmaré tus palabras.

15 Entonces Betsabé entró en la habitación del rey. El rey estaba muy viejo y Abisag, la sunamita, lo servía. 16 Betsabé se inclinó e hizo una reverencia al rey. El rey dijo:

—¿Qué te pasa?

17 Ella le respondió:

—Señor mío, tú juraste a tu sierva por Jehová, tu Dios, diciendo: “Salomón, tu hijo, reinará después de mí y se sentará en mi trono.” 18 Pero ahora reina Adonías, sin que tú, mi señor y rey, todavía lo sepas. 19 Ha matado bueyes, animales cebados y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y a Joab, general del ejército; pero no ha convidado a Salomón, tu siervo. 20 Entre tanto, rey y señor mío, los ojos de todo Israel están puestos en ti, para que les anuncies quién se ha de sentar en el trono después de mi señor, el rey. 21 De otra manera sucederá que cuando mi señor, el rey, duerma con sus padres, yo y mi hijo Salomón seremos considerados culpables.

22 Mientras ella aún hablaba con el rey, llegó el profeta Natán. 23 Le avisaron al rey diciendo: «Aquí está el profeta Natán.» Cuando él entró donde estaba el rey, se postró delante del rey rostro en tierra, 24 y dijo:

—Rey y señor mío, ¿has dicho tú: “Adonías reinará después de mí y se sentará en mi trono”? 25 Porque hoy descendió a sacrificar bueyes, animales cebados y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey, a los capitanes del ejército, y también al sacerdote Abiatar: están comiendo y bebiendo delante de él, y gritan: “¡Viva el rey Adonías!” 26 Pero ni a mí, tu siervo, ni al sacerdote Sadoc ni a Benaía hijo de Joiada ni a Salomón, tu siervo, ha convidado. 27 ¿Es que esto ha sido ordenado por mi señor, el rey, sin haber dado a conocer a tus siervos quién se había de sentar en el trono de mi señor, el rey, después de él?

David proclama rey a Salomón

28 El rey David respondió diciendo: «Llamadme a Betsabé.» Entró ella a la presencia del rey y se quedó en pie delante de él. 29 Entonces el rey hizo este juramento:

—¡Vive Jehová!, que ha redimido mi alma de toda angustia, 30 que como yo te he jurado por Jehová, Dios de Israel, diciendo: “Tu hijo Salomón reinará después de mí y se sentará sobre mi trono en lugar mío”, así lo haré hoy.

Hechos 6:8-15

Arresto de Esteban

Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. Entonces algunos de la sinagoga llamada «de los libertos», y los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, se levantaron para discutir con Esteban. 10 Pero no podían resistir la sabiduría y el Espíritu con que hablaba. 11 Entonces sobornaron a unos para que dijeran que lo habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. 12 Y alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, lo arrebataron y lo trajeron al Concilio. 13 Pusieron testigos falsos que decían:

—Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la Ley, 14 pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar y cambiará las costumbres que nos transmitió Moisés.

15 Entonces todos los que estaban sentados en el Concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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