Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Jehová redimirá a Israel
Cántico gradual
130 De lo profundo, Jehová, a ti clamo.
2 Señor, oye mi voz;
estén atentos tus oídos
a la voz de mi súplica.
3 Jah, si miras los pecados,
¿quién, Señor, podrá mantenerse?
4 Pero en ti hay perdón,
para que seas reverenciado.
5 Esperé yo en Jehová;
esperó mi alma,
en su palabra he esperado.
6 Mi alma espera en Jehová
más que los centinelas la mañana,
más que los vigilantes la mañana.
7 Espere Israel en Jehová,
porque en Jehová hay misericordia
y abundante redención con él.
8 Él redimirá a Israel
de todos sus pecados.
25 No había en todo Israel ninguno tan alabado por su hermosura como Absalón; desde la planta de su pie hasta la coronilla no había en él defecto. 26 Cuando se cortaba el cabello, lo cual hacía al fin de cada año, pues le causaba molestia —por eso se lo cortaba—, pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos, según el peso real. 27 A Absalón le nacieron tres hijos y una hija, que se llamaba Tamar y fue una mujer de hermoso semblante.
28 Estuvo Absalón por espacio de dos años en Jerusalén sin presentarse ante el rey. 29 Llamó Absalón a Joab para enviarlo al rey, pero él no quiso venir. Todavía lo llamó una segunda vez, pero tampoco quiso venir. 30 Entonces dijo a sus siervos:
—Mirad, el campo de Joab está junto al mío, y tiene allí cebada; id y prendedle fuego.
Y los siervos de Absalón prendieron fuego al campo. 31 Entonces se levantó Joab, vino a casa de Absalón, y le dijo:
—¿Por qué han prendido fuego tus siervos a mi campo?
32 Absalón le respondió:
—Te he mandado a decir que vinieras acá, con el fin de enviarte al rey para decirle: “¿Para qué vine de Gesur? Mejor me fuera estar aún allá. Ahora deseo ver el rostro del rey; si hay pecado en mí, máteme.”
33 Fue, pues, Joab a ver al rey, y se lo hizo saber. Entonces llamó a Absalón, el cual se presentó ante el rey y se postró rostro en tierra delante de él. Y el rey besó a Absalón.
6 Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. 2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. 3 El que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. 4 Así que, cada uno someta a prueba su propia obra y entonces tendrá, sólo en sí mismo y no en otro, motivo de gloriarse, 5 porque cada uno cargará con su propia responsabilidad.
6 El que es enseñado en la palabra haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.
7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará, 8 porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. 9 No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y especialmente a los de la familia de la fe.
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