Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Al Vencedor; sobre Neginot: Salmo de David.
1 Oye, oh Dios, mi clamor; a mi oración atiende.
2 Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare; a la peña más alta que me conduzcas,
3 porque tú has sido mi refugio, mi torre de fortaleza delante del enemigo.
4 Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; estaré seguro en el escondedero de tus alas.
5 ¶ Porque tú, oh Dios, has oído mis votos, has dado heredad a los que temen tu Nombre.
6 Días sobre días añadirás al Rey; sus años serán de generación a generación.
7 El estará para siempre delante de Dios; misericordia y verdad apercibe que lo conserven.
8 Así cantaré tu Nombre para siempre, pagando mis votos cada día.
9 ¶ Y dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por causa de Jonatán?
2 Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba, al cual cuando lo llamaron que viniera a David, el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu esclavo.
3 Y el rey dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aun ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies.
4 Entonces el rey le dijo: ¿Y ese dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar.
5 Y envió el rey David, y lo tomó de casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar.
6 Y al llegar Mefi-boset, hijo de Jonatán hijo de Saúl, a David, se postró sobre su rostro, y adoró. Y dijo David: Mefi-boset. Y él respondió: He aquí tu esclavo.
7 Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te haré volver todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás pan a mi mesa perpetuamente.
8 Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu esclavo, para que mires a un perro muerto como soy yo?
9 ¶ Entonces el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor.
10 Tú pues le labrarás las tierras, tú con tus hijos, y tus esclavos, y encerrarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para mantenerse; y Mefi-boset el hijo de tu señor comerá pan perpetuamente a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte esclavos.
11 Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su esclavo, así lo hará tu esclavo. Mefi-boset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.
12 Y tenía Mefi-boset un hijo pequeño, que se llamaba Micaía. Y toda la familia de la casa de Siba eran siervos de Mefi-boset.
13 Y moraba Mefi-boset en Jerusalén, porque comía perpetuamente a la mesa del rey; y era cojo de ambos pies.
15 ¶ Y se llegaban a él todos los publicanos y pecadores a oírle.
2 Y murmuraban los fariseos y los escribas, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.
3 Y él les refirió esta parábola, diciendo:
4 ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si perdiere una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a la que se perdió, hasta que la halle?
5 Y hallada, la pone sobre sus hombros gozoso;
6 y viniendo a casa, junta a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: Regocijad conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido.
7 Os digo, que así habrá más gozo en el cielo de un pecador que se enmienda, que de noventa y nueve justos, que no tienen necesidad de enmendarse.
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