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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
1 Samuel 17:1

David mata a Goliat

17 Los filisteos reunieron sus ejércitos para la guerra, se congregaron en Soco, que es de Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim.

1 Samuel 17:4-11

Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín llamado Goliat, oriundo de Gat, que medía seis codos y un palmo de altura. Llevaba un casco de bronce en su cabeza y vestía una coraza de malla; la coraza pesaba cinco mil siclos de bronce. En sus piernas tenía canilleras de bronce y una jabalina de bronce a la espalda. El asta de su lanza era como un rodillo de telar y la punta de su lanza pesaba seiscientos siclos de hierro. Delante de él iba su escudero. Goliat se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles:

—¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él puede pelear conmigo y me vence, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo puedo más que él y lo venzo, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis. 10 Hoy yo he desafiado —añadió el filisteo— al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo.

11 Al escuchar Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron mucho miedo.

1 Samuel 17:19-23

19 Mientras tanto, Saúl, ellos, y todos los de Israel, estaban en el valle de Ela, peleando contra los filisteos.

20 Se levantó, pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga como Isaí le había mandado. Llegó al campamento cuando el ejército salía en orden de batalla y daba el grito de combate. 21 Se pusieron en orden de batalla Israel y los filisteos, ejército frente a ejército. 22 Entonces David dejó su carga en manos del que guardaba el bagaje, y corrió al ejército; cuando llegó preguntó por sus hermanos, si estaban bien. 23 Mientras hablaba con ellos, aquel paladín que se ponía en medio de los dos campamentos, llamado Goliat, el filisteo de Gat, salió de entre las filas de los filisteos diciendo las mismas palabras, y lo oyó David.

1 Samuel 17:32-49

32 Dijo David a Saúl:

—Que nadie se desanime a causa de ése; tu siervo irá y peleará contra este filisteo.

33 Dijo Saúl a David:

—Tú no podrás ir contra aquel filisteo, y pelear con él, porque eres un muchacho, mientras que él es un hombre de guerra desde su juventud.

34 David respondió a Saúl:

—Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre. Cuando venía un león o un oso, y se llevaba algún cordero de la manada, 35 salía yo tras él, lo hería y se lo arrancaba de la boca; y si se revolvía contra mí, le echaba mano a la quijada, lo hería y lo mataba. 36 Ya fuera león o fuera oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente. 37 Jehová —añadió David—, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de manos de este filisteo.

Dijo Saúl a David:

—Ve, y que Jehová sea contigo.

38 Saúl vistió a David con sus ropas, puso sobre su cabeza un casco de bronce y lo cubrió con una coraza. 39 Ciñó David la espada sobre sus vestidos y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl:

—No puedo andar con esto, pues nunca lo practiqué.

Entonces David se quitó aquellas cosas. 40 Luego tomó en la mano su cayado y escogió cinco piedras lisas del arroyo, las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y con su honda en la mano se acercó al filisteo. 41 El filisteo fue avanzando y acercándose a David, precedido de su escudero. 42 Cuando el filisteo miró y vio a David, no lo tomó en serio, porque era apenas un muchacho, rubio y de hermoso parecer. 43 El filisteo dijo a David:

—¿Soy yo un perro, para que vengas contra mí con palos?

Y maldijo a David invocando a sus dioses. 44 Dijo luego el filisteo a David:

—Ven hacia mí y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.

45 Entonces dijo David al filisteo:

—Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina; pero yo voy contra ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. 46 Jehová te entregará hoy en mis manos, yo te venceré y te cortaré la cabeza. Y hoy mismo entregaré tu cuerpo y los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra, y sabrá toda la tierra que hay Dios en Israel. 47 Y toda esta congregación sabrá que Jehová no salva con espada ni con lanza, porque de Jehová es la batalla y él os entregará en nuestras manos.

48 Aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa y corrió a la línea de batalla contra el filisteo. 49 Metió David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, la tiró con la honda e hirió al filisteo en la frente. La piedra se le clavó en la frente y cayó a tierra sobre su rostro.

1 Samuel 17:57-18:5

57 Cuando David volvió de matar al filisteo, Abner lo tomó y lo llevó ante Saúl. David llevaba en su mano la cabeza del filisteo. 58 Saúl le preguntó:

—Muchacho, ¿de quién eres hijo?

David respondió:

—Soy hijo de tu siervo Isaí de Belén.

Pacto de Jonatán y David

18 Aconteció que cuando David acabó de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo. Aquel día Saúl tomó consigo a David y no lo dejó volver a casa de su padre. Hizo Jonatán un pacto con David, porque lo amaba como a sí mismo. Se quitó Jonatán el manto que llevaba y se lo dio a David, así como otras ropas suyas, su espada, su arco y su cinturón.

Y salía David a dondequiera que Saúl lo enviaba, y se portaba prudentemente. Entonces lo puso Saúl al frente de su gente de guerra, y era bien visto por todo el pueblo, y también por los siervos de Saúl.

1 Samuel 18:10-16

10 Aconteció al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios se apoderó de Saúl, y él deliraba en medio de la casa. David tocaba como otras veces. Saúl tenía la lanza en la mano. 11 Saúl arrojó la lanza, pensando: «Voy a clavar a David en la pared.» Pero David lo evadió dos veces.

12 Temía Saúl a David, por cuanto Jehová estaba con él, y de Saúl se había apartado; 13 por eso Saúl lo alejó de su lado y lo puso al frente de un millar de hombres. Así David salía y entraba a la cabeza de sus hombres. 14 David se conducía prudentemente en todos sus asuntos y Jehová estaba con él. 15 Al ver Saúl que se portaba tan prudentemente, tenía temor de él. 16 Pero todo Israel y Judá amaba a David, pues salía y entraba a la cabeza de ellos.

Salmos 9:9-20

Jehová será refugio del pobre,
refugio para el tiempo de angustia.
10 En ti confiarán los que conocen tu nombre,
por cuanto tú, Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.

11 Cantad a Jehová, que habita en Sión;
publicad entre los pueblos sus obras.
12 El que demanda la sangre se acordó de ellos;
no se olvidó del clamor de los afligidos.

13 Ten misericordia de mí, Jehová;
mira la aflicción que padezco a causa de los que me aborrecen,
tú, que me levantas de las puertas de la muerte
14 para que cuente todas tus alabanzas
a las puertas de Sión,
y me goce en tu salvación.

15 Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron;
en la red que escondieron fue atrapado su pie.
16 Jehová se ha hecho conocer en el juicio que ejecutó;
en la obra de sus manos fue enlazado el malo. Higaión. Selah

17 Los malos serán trasladados al seol,
todas las naciones que se olvidan de Dios.

18 No para siempre será olvidado el menesteroso,
ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente.

19 Levántate, Jehová; no se fortalezca el hombre;
sean juzgadas las naciones delante de ti.
20 Infunde, Jehová, tu temor en ellos;
¡conozcan las naciones que no son sino hombres! Selah

Salmos 133

La bienaventuranza del amor fraternal

Cántico gradual; de David

133 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
que habiten los hermanos juntos en armonía!
Es como el buen óleo sobre la cabeza,
el cual desciende sobre la barba,
la barba de Aarón,
y baja hasta el borde de sus vestiduras;
como el rocío del Hermón,
que desciende sobre los montes de Sión,
porque allí envía Jehová bendición
y vida eterna.

2 Corintios 6:1-13

Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios, porque dice:

«En tiempo aceptable te he oído,
y en día de salvación te he socorrido.»

Ahora es el tiempo aceptable; ahora es el día de salvación.

No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea desacreditado. Antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en conocimiento, en tolerancia, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero; en palabra de verdad, en poder de Dios y con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, pero llenos de vida; como castigados, pero no muertos; 10 como entristecidos, pero siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, pero poseyéndolo todo.

11 Os hemos hablado con franqueza, corintios; nuestro corazón os hemos abierto. 12 No hemos sido mezquinos en nuestro amor por vosotros, pero vosotros sí lo habéis sido en vuestro propio corazón. 13 Para corresponder, pues, del mismo modo os hablo como a hijos, actuad también vosotros con franqueza.

Marcos 4:35-41

Jesús calma la tempestad(A)

35 Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo:

—Pasemos al otro lado.

36 Una vez despedida la multitud, se lo llevaron tal como estaba en la barca. También había otras barcas. 37 Pero se levantó una gran tempestad de viento que echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. 38 Él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal. Lo despertaron y le dijeron:

—¡Maestro!, ¿no tienes cuidado que perecemos?

39 Él, levantándose, reprendió al viento y dijo al mar:

—¡Calla, enmudece!

Entonces cesó el viento y sobrevino una gran calma. 40 Y les dijo:

—¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?

41 Entonces sintieron un gran temor, y se decían el uno al otro:

—¿Quién es éste, que aun el viento y el mar lo obedecen?

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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