Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Al Vencedor: a los hijos de Coré: Salmo.
1 Pueblos todos, batid las manos; aclamad a Dios con voz de júbilo.
2 Porque el SEÑOR es Sublime y temible; Rey grande sobre toda la tierra.
3 El guiará a los pueblos debajo de nosotros, y a los gentiles debajo de nuestros pies.
4 El nos elegirá nuestras heredades; la hermosura de Jacob, al cual amó. (Selah.)
5 ¶ Subió Dios con júbilo, el SEÑOR con voz de trompeta.
6 Cantad a Dios, cantad; cantad a nuestro Rey, cantad.
7 Porque el Rey de toda la tierra es Dios; cantad con entendimiento.
8 Reinó Dios sobre los gentiles; se sentó Dios sobre el trono de su santidad.
9 Los príncipes de los pueblos se juntaron al pueblo del Dios de Abraham; porque de Dios son los escudos de la tierra; El es muy ensalzado.
15 Entonces Moisés subió al monte, y una nube cubrió el monte.
16 Y la gloria del SEÑOR reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día llamó a Moisés de en medio de la nube.
17 Y el parecer de la gloria del SEÑOR era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel.
18 Y entró Moisés en medio de la nube, y subió al monte; y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.
9 ¶ Yo Juan, vuestro hermano, y participante en la tribulación y en el Reino, y en la paciencia de Jesucristo; estaba en la isla que es llamada Patmos, por la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.
10 Yo fui en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,
11 que decía: YO SOY el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete Iglesias que están en Asia: a Efeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a Filadelfia, y a Laodicea.
12 Y me volví a ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro;
13 y en medio de los siete candeleros, uno semejante al Hijo de hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por los pechos con una cinta de oro.
14 Y su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos como llama de fuego;
15 y sus pies semejantes al latón fino, ardientes como en un horno; y su voz como ruido de muchas aguas.
16 Y tenía en su diestra siete estrellas; y de su boca salía una espada aguda de dos filos. Y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.
17 Y cuando yo le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; YO SOY el primero y el último;
18 y el que vivo, y he sido muerto; y he aquí que vivo para siempre jamás, Amén. Y tengo las llaves del Hades y de la muerte.
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