Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
31 He aquí que vienen días, dijo el SEÑOR, en los cuales haré nuevo pacto con la Casa de Jacob y con la Casa de Judá:
32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, y yo aunque fui el marido de ellos, dijo el SEÑOR:
33 Mas éste es el Pacto que haré con la Casa de Israel después de aquellos días, dijo el SEÑOR: Daré mi ley en sus almas, y la escribiré en su corazón; y seré yo a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoced al SEÑOR: porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dijo el SEÑOR; porque perdonaré su iniquidad, y no me acordaré más de su pecado.
Al Vencedor: Salmo de David, cuando después que entró a Betsabé, vino a él Natán el profeta.
1 Ten misericordia de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tu compasión rae mis rebeliones.
2 Lávame más y más de mi iniquidad, y límpiame de mi pecado.
3 Porque yo reconozco mis rebeliones; y mi pecado está siempre delante de mí.
4 Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y puro en tu juicio.
5 He aquí, el dolor de mi iniquidad me ha hecho revolcar; mi madre me concibió para que el pecado fuera removido de mí.
6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo; y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
7 ¶ Remueva el pecado en mí con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré emblanquecido más que la nieve.
8 Hazme oír gozo y alegría; y se recrearán los huesos que has abatido.
9 Esconde tu rostro de mis pecados, y rae todas mis maldades.
10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio; y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11 No me eches de delante de ti; y no quites de mí tu santo Espíritu.
12 Vuélveme el gozo de tu salud; y tu espíritu de libertad me sustentará.
9 ¶ BET ¿Con qué limpiará el joven su camino? Cuando guardare tu palabra.
10 Con todo mi corazón te he buscado, no me dejes errar de tus mandamientos.
11 En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.
12 Bendito tú, oh SEÑOR, enséñame tus estatutos.
13 Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca.
14 En el camino de tus testimonios me he gozado, como sobre toda riqueza.
15 En tus mandamientos meditaré, y consideraré tus caminos.
16 En tus estatutos me recrearé, no me olvidaré de tus palabras.
5 Así también el Cristo no se glorificó a sí mismo haciéndose Sumo Sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy:
6 Como también dice en otro lugar: Tú eres Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
7 El cual en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído por su temor reverente.
8 Y aunque era el Hijo (de Dios,) por lo que padeció aprendió la obediencia;
9 en la cual consumado, fue hecho causa de eterna salud a todos los que le oigan;
10 ¶ nombrado por Dios Sumo Sacerdote, según el orden de Melquisedec.
20 ¶ Y había unos griegos de los que habían subido a adorar en la Fiesta.
21 Estos pues, se llegaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, querríamos ver a Jesús.
22 Vino Felipe, y lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe, lo dicen a Jesús.
23 Entonces Jesús les respondió, diciendo: La hora viene en que el Hijo del hombre ha de ser clarificado.
24 De cierto, de cierto os digo, que si el grano que cae en la tierra, no muriere, él solo queda; mas si muriere, mucho fruto lleva.
25 El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.
26 El que me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Al que me sirviere, mi Padre le honrará.
27 ¶ Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? Padre, sálvame de esta hora; mas por esto he venido en esta hora.
28 Padre, clarifica tu Nombre. Entonces vino una voz del cielo: Y lo he clarificado, y lo clarificaré otra vez.
29 Y el pueblo que estaba presente, y la había oído, decía que había sido trueno. Otros decían: un ángel le ha hablado.
30 Respondió Jesús, y dijo: No ha venido esta voz por mi causa, sino por causa de vosotros.
31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.
32 Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos traeré a mí mismo.
33 Y esto decía señalando de qué muerte había de morir.
Biblia del Jubileo 2000 (JUS) © 2000, 2001, 2010, 2014, 2017, 2020 by Ransom Press International