Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
LIBRO 5
Dios libra de la aflicción
107 Alabad a Jehová, porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia.
2 Díganlo los redimidos de Jehová,
los que ha redimido del poder del enemigo
3 y los ha congregado de las tierras,
del oriente y del occidente,
del norte y del sur.
4 Anduvieron perdidos por el desierto,
por soledad sin camino,
sin hallar ciudad en donde vivir.
5 Hambrientos y sedientos,
su alma desfallecía en ellos.
6 Entonces clamaron a Jehová en su angustia
y los libró de sus aflicciones.
7 Los dirigió por camino derecho,
para que llegaran a ciudad habitable.
8 ¡Alaben la misericordia de Jehová
y sus maravillas para con los hijos de los hombres!,
9 porque sacia al alma menesterosa,
y llena de bien al alma hambrienta.
10 Algunos moraban en tinieblas y en sombra de muerte,
aprisionados en aflicción y en hierros,
11 por cuanto fueron rebeldes a las palabras de Jehová,
y aborrecieron el consejo del Altísimo.
12 Por eso con el trabajo quebrantó sus corazones;
cayeron, y no hubo quien los ayudara.
13 Luego que clamaron a Jehová en su angustia,
los libró de sus aflicciones;
14 los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte,
y rompió sus prisiones.
15 ¡Alaben la misericordia de Jehová
y sus maravillas para con los hijos de los hombres!,
16 porque quebrantó las puertas de bronce
y desmenuzó los cerrojos de hierro.
El agua amarga de Mara
22 Moisés hizo partir a Israel del Mar Rojo. Salieron al desierto de Shur y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. 23 Llegaron a Mara, pero no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara.
24 El pueblo se puso a murmurar contra Moisés, diciendo: «¿Qué hemos de beber?» 25 Entonces Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron.
Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó. 26 Les dijo: «Si escuchas atentamente la voz de Jehová, tu Dios, y haces lo recto delante de sus ojos, das oído a sus mandamientos y guardas todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié sobre los egipcios traeré sobre ti, porque yo soy Jehová, tu sanador.»
27 Después llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas y setenta palmeras, y acamparon allí junto a las aguas.
El Hijo, superior a Moisés
3 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y Sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús, 2 el cual es fiel al que lo constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios. 3 Porque de tanta mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto mayor honra que la casa tiene el que la hizo. 4 Toda casa es hecha por alguien; pero el que hizo todas las cosas es Dios. 5 Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir; 6 pero Cristo, como hijo, sobre su casa. Y esa casa somos nosotros, con tal que retengamos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.
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