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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Salmos 83:1-4

Plegaria pidiendo la destrucción de los enemigos de Israel

Cántico. Salmo de Asaf

83 ¡Dios, no guardes silencio!
¡No calles, Dios, ni te estés quieto!,
porque rugen tus enemigos
y los que te aborrecen alzan la cabeza.
Contra tu pueblo han consultado astuta y secretamente,
y han entrado en consejo contra tus protegidos.
Han dicho: «Venid y destruyámoslos, para que no sean nación
y no haya más memoria del nombre de Israel.»

Salmos 83:13-18

13 Dios mío, ponlos como torbellinos,
como hojarascas delante del viento,
14 como fuego que quema el monte,
como llama que abrasa el bosque.
15 Persíguelos así con tu tempestad
y atérralos con tu huracán.
16 Llena sus rostros de vergüenza,
y busquen tu nombre, Jehová.
17 Sean confundidos y turbados para siempre;
sean deshonrados y perezcan.
18 Y conozcan que tu nombre es Jehová;
¡sólo tú, el Altísimo sobre toda la tierra!

Éxodo 4:10-31

10 Entonces dijo Moisés a Jehová:

—¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes ni desde que tú hablas con tu siervo, porque soy tardo en el habla y torpe de lengua.

11 Jehová le respondió:

—¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo, Jehová? 12 Ahora, pues, ve, que yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que has de hablar.

13 Y él dijo:

—¡Ay, Señor! envía, te ruego, a cualquier otra persona.

14 Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo:

—¿No conozco yo a tu hermano Aarón, el levita, y que él habla bien? Él saldrá a recibirte, y al verte se alegrará en su corazón. 15 Tú le hablarás y pondrás en su boca las palabras, y yo estaré en tu boca y en la suya, y os enseñaré lo que habéis de hacer. 16 Él hablará por ti al pueblo; será como tu boca, y tú ocuparás para él el lugar de Dios. 17 Y tomarás en tu mano esta vara, con la cual harás las señales.

Moisés vuelve a Egipto

18 Así se fue Moisés, regresó junto a su suegro Jetro y le dijo:

—Me iré ahora y volveré a Egipto, a donde están mis hermanos, para ver si aún viven.

—Ve en paz —dijo Jetro a Moisés.

19 Dijo también Jehová a Moisés en Madián:

—Regresa a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban tu muerte.

20 Entonces Moisés tomó a su mujer y a sus hijos, los puso sobre un asno y volvió a la tierra de Egipto. Tomó también Moisés la vara de Dios en su mano. 21 Y Jehová le dijo:

—Cuando hayas vuelto a Egipto, ocúpate de hacer delante del faraón todas las maravillas que he puesto en tus manos; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo. 22 Entonces dirás al faraón: “Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito. 23 Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva; pero si te niegas a dejarlo ir, yo mataré a tu hijo, a tu primogénito.”

24 Aconteció que, en el camino, Jehová le salió al encuentro en una posada y quiso matarlo. 25 Entonces Séfora tomó un pedernal afilado, cortó el prepucio de su hijo y lo echó a los pies de Moisés, diciendo:

—A la verdad, tú eres mi esposo de sangre.

26 Luego Jehová lo dejó ir. Ella había dicho: «Esposo de sangre», a causa de la circuncisión.

27 Jehová dijo a Aarón:

—Ve a recibir a Moisés al desierto.

Él fue, lo encontró en el monte de Dios y lo besó. 28 Entonces contó Moisés a Aarón todas las palabras que le enviaba Jehová, y todas las señales que le había dado. 29 Fueron, pues, Moisés y Aarón, y reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel. 30 Aarón les contó todas las cosas que Jehová había dicho a Moisés, e hizo las señales delante de los ojos del pueblo.

31 El pueblo creyó, y al oír que Jehová había visitado a los hijos de Israel y que había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron.

Apocalipsis 3:1-6

El mensaje a Sardis

»Escribe al ángel de la iglesia en Sardis:

»“El que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas dice esto:

»”‘Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives y estás muerto. Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para morir, porque no he hallado tus obras bien acabadas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárdalo y arrepiéntete, pues si no velas vendré sobre ti como ladrón y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. El vencedor será vestido de vestiduras blancas, y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.’”

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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