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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Salmos 133

La bienaventuranza del amor fraternal

Cántico gradual; de David

133 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
que habiten los hermanos juntos en armonía!
Es como el buen óleo sobre la cabeza,
el cual desciende sobre la barba,
la barba de Aarón,
y baja hasta el borde de sus vestiduras;
como el rocío del Hermón,
que desciende sobre los montes de Sión,
porque allí envía Jehová bendición
y vida eterna.

Génesis 42:1-28

Los hermanos de José en busca de alimentos

42 Viendo Jacob que en Egipto había alimentos, dijo a sus hijos: «¿Por qué os estáis ahí mirando? Yo he oído que hay víveres en Egipto; descended allá y comprad de allí para nosotros, para que podamos vivir y no muramos.»

Descendieron los diez hermanos de José a comprar trigo en Egipto. Pero Jacob no envió a Benjamín, hermano de José, con sus hermanos, porque dijo: «No sea que le acontezca algún desastre.» Fueron, pues, los hijos de Israel entre los que iban a comprar, porque había hambre en la tierra de Canaán.

José era el señor de la tierra, quien le vendía trigo a todo el mundo. Cuando llegaron los hermanos de José, se inclinaron a él rostro en tierra. José reconoció a sus hermanos en cuanto los vio; pero hizo como que no los conocía, y hablándoles ásperamente les dijo:

—¿De dónde habéis venido?

Ellos respondieron:

—De la tierra de Canaán, para comprar alimentos.

Reconoció, pues, José a sus hermanos, pero ellos no lo reconocieron. Entonces se acordó José de los sueños que había tenido acerca de ellos, y les dijo:

—Espías sois; para ver las regiones indefensas del país habéis venido.

10 —No, señor nuestro —respondieron ellos—, sino que tus siervos han venido a comprar alimentos. 11 Todos nosotros somos hijos del mismo padre y somos hombres honrados; tus siervos nunca fueron espías.

12 Pero José les dijo:

—No; para ver las regiones indefensas del país habéis venido.

13 —Tus siervos somos doce hermanos —respondieron ellos—, hijos de un hombre en la tierra de Canaán. El menor está hoy con nuestro padre y el otro ha desaparecido.

14 Y José les dijo:

—Eso es lo que os he dicho al afirmar que sois espías. 15 En esto seréis probados: ¡Por vida del faraón, que no saldréis de aquí hasta que vuestro hermano menor venga! 16 Enviad a uno de vosotros para que traiga a vuestro hermano, y vosotros quedad presos. Vuestras palabras serán probadas, si hay verdad en vosotros; y si no, ¡por la vida del faraón, que sois espías!

17 Entonces los puso juntos en la cárcel por tres días. 18 Al tercer día les dijo José:

—Haced esto y vivid: Yo temo a Dios. 19 Si sois hombres honrados, uno de vuestros hermanos se quedará en la cárcel, mientras los demás vais a llevar el alimento para remediar el hambre de vuestra familia. 20 Pero traeréis a vuestro hermano menor; así serán verificadas vuestras palabras y no moriréis.

Ellos lo hicieron así, 21 pero se decían el uno al otro:

—Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba y no lo escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia.

22 Entonces Rubén les respondió, diciendo:

—¿No os hablé yo y dije: “No pequéis contra el joven”? Pero no me escuchasteis; por eso ahora se nos demanda su sangre.

23 Ellos no sabían que José los entendía, porque éste tenía un intérprete para hablar con ellos. 24 Entonces se apartó José de su lado, y lloró; cuando volvió a ellos, les habló y, tomando de entre ellos a Simeón, lo apresó en su presencia. 25 Después mandó José que llenaran sus sacos de trigo y devolvieran el dinero a cada uno de ellos, poniéndolo en su saco, y que les dieran comida para el camino; así se hizo con ellos. 26 Entonces pusieron ellos su trigo sobre sus asnos y se fueron de allí.

27 Pero al abrir uno de ellos el saco para dar de comer a su asno en el mesón, vio el dinero que estaba en la boca de su costal. 28 Y dijo a sus hermanos:

—¡Me han devuelto mi dinero; aquí está, en mi saco!

Entonces se les sobresaltó el corazón, y espantados se dijeron el uno al otro:

—¿Qué es esto que Dios nos ha hecho?

Mateo 14:34-36

Jesús sana a los enfermos en Genesaret(A)

34 Terminada la travesía, llegaron a tierra de Genesaret. 35 Cuando lo reconocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos; 36 y le rogaban que los dejara tocar solamente el borde de su manto. Y todos los que lo tocaron, quedaron sanos.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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