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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Salmos 139:13-18

13 Tú creaste mis entrañas,
en el seno de mi madre me tejiste.
14 Te alabo, pues me asombran tus portentos,
son tus obras prodigiosas: lo sé bien.
15 Tú nada desconocías de mí,
que fui creado en lo oculto,
tejido en los abismos de la tierra.
16 Veían tus ojos cómo me formaba,
en tu libro estaba todo escrito;
estaban ya trazados mis días
cuando aún no existía ni uno de ellos.
17 ¡Qué profundos me son tus pensamientos,
Dios mío, qué numerosos todos juntos!
18 Los contaría, pero son más que la arena;
yo me despierto y tú sigues conmigo.

Génesis 33:1-17

El encuentro de Jacob con Esaú

33 Cuando Jacob vio que se acercaba Esaú con cuatrocientos hombres, repartió a los niños entre Lía, Raquel y las dos criadas. Situó primero a las criadas con sus hijos, detrás a Lía con sus hijos, y por último a Raquel con José. Luego pasó delante de ellos e hizo siete inclinaciones hasta el suelo a medida que se iba acercando a su hermano. Pero Esaú corrió a su encuentro y, echándole los brazos al cuello, lo abrazó y rompieron juntos a llorar.

Después Esaú alzó la mirada y fijándose en las mujeres y los niños, preguntó:

— Y estos, ¿quiénes son?

Jacob respondió:

— Son los hijos que Dios ha concedido a tu siervo.

Entonces las criadas y sus hijos se acercaron y se inclinaron; luego, Lía y sus hijos hicieron lo mismo y, por último, también se inclinaron Raquel y José. Y preguntó Esaú:

— ¿Qué pretendías con todos esos rebaños que me he venido encontrando?

Jacob respondió:

— Lograr que mi señor me recibiese amistosamente.

Esaú dijo:

— Yo tengo bastante, hermano mío; quédate con lo tuyo.

10 Jacob insistió:

— De ninguna manera. Si realmente me has perdonado, acepta este regalo que te ofrezco. Volver a verte ha sido como ver el rostro de Dios ya que me has recibido tan fraternalmente. 11 Te ruego que aceptes el regalo que te he traído, porque Dios ha sido generoso conmigo y tengo de todo.

Tanto insistió Jacob, que al fin Esaú aceptó.

12 Después Esaú dijo:

— Pongámonos en camino; yo te acompañaré.

13 Pero Jacob respondió:

— No olvide mi señor que los niños aún son débiles y que debo también cuidar a las ovejas y vacas que están criando; si se las fuerza a caminar una jornada entera, todas las ovejas morirán. 14 Es mejor que mi señor se adelante a su siervo; yo seguiré poco a poco, al paso del ganado que va delante de mí y al paso de los niños, hasta reunirnos con mi señor en Seír.

15 Entonces Esaú dijo:

— Permíteme al menos que te acompañen algunos de mis hombres.

Y Jacob respondió:

— No hay necesidad. Es bastante con haberme ganado la benevolencia de mi señor.

16 Aquel mismo día, Esaú emprendió el camino de vuelta a Seír. 17 Por su parte, Jacob se dirigió a Sucot y allí construyó una casa para él y cobertizos para su ganado. Por eso Sucot es el nombre de aquel lugar.

Gálatas 4:21-5:1

Alegoría de Sara y Agar

21 Ustedes, los que se empeñan en vivir bajo la ley de Moisés, díganme: ¿han escuchado acaso lo que dice? 22 Porque en ella está escrito que Abrahán tuvo dos hijos: uno de su esclava y otro de su esposa, que era libre. 23 El de la esclava nació siguiendo el curso normal de la naturaleza; el de la libre, en cambio, en virtud de una promesa divina. 24 Esto tiene un significado más profundo: las dos mujeres representan dos alianzas. Una —simbolizada en Agar— proviene del monte Sinaí, y engendra esclavos. 25 Noten, en efecto, que Agar hace referencia al monte Sinaí, el cual está en Arabia, y es figura de la actual Jerusalén, que sigue siendo esclava junto con sus hijos. 26 Pero la Jerusalén celestial es libre, y esa es nuestra madre. 27 Pues dice la Escritura:

Alégrate tú, la estéril,
la que no tienes hijos;
salta de júbilo y clama,
tú que no has experimentado
los dolores de parto.
Porque van a ser muchos más
los hijos de la abandonada,
que los de aquella que tiene marido.

28 Hermanos, ustedes, como Isaac, son hijos en virtud de la promesa. 29 Pero lo mismo que entonces el hijo que nació siguiendo el curso normal de la naturaleza no cesaba de hostigar al que nació en virtud del Espíritu, así ocurre ahora. 30 Y ¿qué dice la Escritura?: Echa de casa a la esclava y a su hijo, porque el hijo de la esclava no ha de compartir la herencia con el hijo de la libre. 31 En una palabra, hermanos: no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

III.— LA VERDADERA LIBERTAD CRISTIANA (5,1—6,10)

Libres en Cristo

Cristo nos ha liberado para que disfrutemos de libertad. Manténganse, pues, firmes y no permitan que los conviertan de nuevo en esclavos.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España