Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
El reino del ungido de Jehová
2 ¿Por qué se amotinan las gentes
y los pueblos piensan cosas vanas?
2 Se levantarán los reyes de la tierra,
y príncipes conspirarán
contra Jehová y contra su ungido, diciendo:
3 «Rompamos sus ligaduras
y echemos de nosotros sus cuerdas.»
4 El que mora en los cielos se reirá;
el Señor se burlará de ellos.
5 Luego les hablará en su furor,
y los turbará con su ira:
6 «Yo he puesto mi rey
sobre Sión, mi santo monte.»
7 Yo publicaré el decreto;
Jehová me ha dicho: «Mi hijo eres tú;
yo te engendré hoy.
8 Pídeme, y te daré por herencia las naciones
y como posesión tuya los confines de la tierra.
9 Los quebrantarás con vara de hierro;
como a vasija de alfarero los desmenuzarás.»
10 Ahora, pues, reyes, sed prudentes;
admitid amonestación, jueces de la tierra.
11 Servid a Jehová con temor
y alegraos con temblor.
12 Honrad al Hijo,
para que no se enoje y perezcáis en el camino,
pues se inflama de pronto su ira.
¡Bienaventurados todos los que en él confían!
2 Habló Dios a Moisés y le dijo:
—Yo soy Jehová. 3 Yo me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, pero con mi nombre Jehová no me di a conocer a ellos. 4 También establecí mi pacto con ellos, para darles la tierra de Canaán, la tierra en que fueron forasteros y en la cual habitaron. 5 Asimismo yo he oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes hacen servir los egipcios, y me he acordado de mi pacto. 6 Por tanto, dirás a los hijos de Israel: “Yo soy Jehová. Yo os sacaré de debajo de las pesadas tareas de Egipto, os libraré de su servidumbre y os redimiré con brazo extendido y con gran justicia. 7 Os tomaré como mi pueblo y seré vuestro Dios. Así sabréis que yo soy Jehová, vuestro Dios, que os sacó de debajo de las pesadas tareas de Egipto. 8 Os meteré en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob. Yo os la daré por heredad. Yo soy Jehová.”
9 De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel; pero ellos no escuchaban a Moisés, debido al desaliento que los embargaba a causa de la dura servidumbre.
El mediador de un nuevo pacto
8 Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos. 2 Él es ministro del santuario y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor y no el hombre. 3 Todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios, por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer. 4 Así que, si estuviera sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la Ley. 5 Estos sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el Tabernáculo, diciéndole: «Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.» 6 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.
7 Si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, ciertamente no se habría procurado lugar para el segundo,
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