Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Canción de las gradas.
1 Mucho me han angustiado desde mi juventud, diga ahora Israel:
2 Mucho me han angustiado desde mi juventud; mas no prevalecieron contra mí.
3 Sobre mis espaldas araron los aradores; hicieron largos surcos.
4 El SEÑOR es justo; cortó las coyundas de los impíos.
5 ¶ Serán avergonzados y vueltos atrás todos los que aborrecen a Sion.
6 Serán como la hierba de los tejados, que se seca antes que crezca;
7 de la cual no llenó el segador su mano, ni sus brazos el que hace gavillas.
8 Ni dijeron los que pasaban: La bendición del SEÑOR sea sobre vosotros; os bendecimos en el Nombre del SEÑOR.
39 En el noveno año de Sedequías rey de Judá, en el mes décimo, vino Nabucodonosor rey de Babilonia con todo su ejército contra Jerusalén, y la cercaron.
2 Y en el undécimo año de Sedequías, en el mes cuarto, a los nueve del mes, fue rota la ciudad;
3 y entraron todos los príncipes del rey de Babilonia, y asentaron a la puerta del medio: Nergal-sarezer, Samgar-nebo, Sarsequim, y Rabsaris, Nergal-sarezer, Rabmag, y todos los demás príncipes del rey de Babilonia.
4 Y fue que viéndolos Sedequías, rey de Judá, y todos los hombres de guerra, huyeron, y salieron de noche de la ciudad por el camino de la huerta del rey, por la puerta entre los dos muros; y salió el rey por el camino del desierto.
5 Mas el ejército de los caldeos los siguió, y alcanzaron a Sedequías en los llanos de Jericó; y le tomaron, y le hicieron subir a Nabucodonosor rey de Babilonia, a Ribla, en tierra de Hamat, y le sentenció.
6 Y degolló el rey de Babilonia a los hijos de Sedequías en su presencia en Ribla, haciendo asimismo degollar el rey de Babilonia a todos los nobles de Judá.
7 Y sacó los ojos al rey Sedequías, y le aprisionó con grillos para llevarle a Babilonia.
8 Y los caldeos pusieron a fuego la casa del rey y las casas del pueblo, y derribaron los muros de Jerusalén.
9 Y el resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y los que se habían adherido a él, con todo el resto del pueblo que había quedado, los transportó a Babilonia Nabuzaradán, capitán de la guardia.
10 Pero Nabuzaradán, capitán de la guardia, hizo quedar en tierra de Judá del vulgo de los pobres que no tenían nada, y les dio entonces viñas y heredades.
11 Y Nabucodonosor había ordenado a Nabuzaradán, capitán de la guardia, acerca de Jeremías, diciendo:
12 Tómale, y mira por él, y no le hagas mal ninguno; antes harás con él como él te dijere.
13 Envió, por tanto, Nabuzaradán capitán de la guardia, y Nabusazbán, Rabsaris, y Nergal-sarezer, y Rabmag, y todos los príncipes del rey de Babilonia;
14 Enviaron entonces, y tomaron a Jeremías del patio de la guarda, y lo entregaron a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, para que lo sacara a casa; y vivió entre el pueblo.
15 Y había sido palabra del SEÑOR a Jeremías, estando preso en el patio de la guarda, diciendo:
16 Ve, y habla a Ebed-melec etíope, diciendo: Así dijo el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo traigo mis palabras sobre esta ciudad para mal, y no para bien; y vendrán a ser en aquel día en presencia tuya.
17 Mas en aquel día yo te libraré, dijo el SEÑOR, y no serás entregado en mano de aquellos de quienes tú temes.
18 Porque ciertamente te libraré, y no caerás a espada, sino que tu vida te será por despojo, porque tuviste confianza en mí, dijo el SEÑOR.
7 Pues, hermanos, sed pacientes hasta la venida del Señor. Mirad que el labrador espera el precioso fruto de la tierra, esperando pacientemente, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía.
8 Sed también vosotros pacientes, y confirmad vuestros corazones, porque la venida del Señor se acerca.
9 Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados. He aquí, el juez está delante de la puerta.
10 Hermanos míos, tomad por ejemplo de aflicción, y de paciencia, a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
11 He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y piadoso.
12 ¶ También hermanos míos, ante todas las cosas no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por otro cualquier juramento; mas vuestro sí sea sí; y vuestro no, no; para que no caigáis en condenación.
Biblia del Jubileo 2000 (JUS) © 2000, 2001, 2010, 2014, 2017, 2020 by Ransom Press International