Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
1 ¿Por qué se amotinan los gentiles, y los pueblos piensan vanidad?
2 Estarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra el SEÑOR, y contra su ungido, diciendo:
3 Rompamos sus coyundas, y echemos de nosotros sus cuerdas.
4 El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos.
5 Entonces hablará a ellos con su furor, y con su ira los conturbará.
6 Y yo envestí mi rey sobre Sion, el monte de mi santidad.
7 ¶ Yo recitaré el decreto. El SEÑOR me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy.
8 Pídeme, y te daré por heredad los gentiles, y por posesión tuya los términos de la tierra.
9 Los quebrantarás con vara de hierro; como vaso de alfarero los desmenuzarás.
10 ¶ Y ahora, reyes, entended; admitid castigo, jueces de la tierra.
11 Servid al SEÑOR con temor; y alegraos con temblor.
12 Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere de aquí a poco su furor. Bienaventurados todos los que en él confían.
20 Y Pasur sacerdote, hijo de Imer, que presidía por príncipe en la Casa del SEÑOR, oyó a Jeremías que profetizaba estas palabras.
2 E hirió Pasur a Jeremías profeta, y lo puso en el calabozo que estaba a la puerta de Benjamín en lo alto, la cual está en la casa del SEÑOR.
3 Y el día siguiente Pasur sacó a Jeremías del calabozo. Y le dijo Jeremías: El SEÑOR no ha llamado tu nombre Pasur {Heb. Prosperidad alrededor}, sino Magor-misabib (Heb. Miedo de todas partes).
4 Porque así dijo el SEÑOR: He aquí yo te pondré en espanto a ti, y a todos los que bien te quieren, y caerán por la espada de sus enemigos, y tus ojos lo verán; y a todo Judá entregaré en mano del rey de Babilonia, y los transportará a Babilonia, y los herirá a espada.
5 Y daré toda la sustancia de esta ciudad, y todo su trabajo, y todas sus cosas preciosas; y todos los tesoros de los reyes de Judá daré en manos de sus enemigos, y los saquearán, y los tomarán, y los llevarán a Babilonia.
6 Y tú, Pasur, y todos los moradores de tu casa iréis cautivos, y entrarás en Babilonia, y allí morirás, y allá serás enterrado, tú, y todos los que bien te quieren, a los cuales has profetizado con mentira.
7 Me sedujiste, oh SEÑOR, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido; cada cual se burla de mí.
8 Porque desde que hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra del SEÑOR me ha sido para afrenta y escarnio cada día.
9 Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre. Pero, fue en mi corazón como un fuego ardiente y metido en mis huesos; trabajé por sufrirlo, y no pude.
10 Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, y denunciaremos. Todos mis amigos miraban si cojearía. Por ventura se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza.
11 Mas el SEÑOR está conmigo como poderoso gigante; por tanto los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.
12 Oh SEÑOR de los ejércitos, que examinas lo justo, que ves los riñones y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he descubierto mi causa.
13 Cantad al SEÑOR, load al SEÑOR; porque ha librado el alma del pobre de mano de los malignos.
14 Maldito el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito.
15 Maldito el hombre que dio nuevas a mi padre, diciendo: Hijo varón te ha nacido, haciéndole alegrarse así mucho.
16 Y sea el tal hombre como las ciudades que asoló el SEÑOR, y no se arrepintió; y oiga gritos de mañana, y voces al mediodía;
17 porque no me mató en el vientre, y mi madre hubiera sido mi sepulcro, y su vientre concebimiento perpetuo.
18 ¿Para qué salí del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que mis días se gastaran en afrenta?
18 ¶ Y le preguntó un príncipe, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida eterna?
19 Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino sólo Dios.
20 Los mandamientos sabes: No cometerás homicidio; no adulterarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre.
21 Y él dijo: Todas estas cosas he guardado desde mi juventud.
22 Y Jesús, oído esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
23 Entonces él, oídas estas cosas, se puso muy triste, porque era muy rico.
24 Y viendo Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán dificultosamente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!
25 Porque más fácil cosa es entrar un cable por el ojo de una aguja, que un rico entrar al Reino de Dios.
26 Y los que le oían, dijeron: ¿Y quién podrá ser salvo?
27 Y él les dijo: Lo que es imposible para con los hombres, posible es para Dios.
28 Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado todas las cosas, y te hemos seguido.
29 Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el Reino de Dios,
30 que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.
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