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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Salmos 83

Plegaria pidiendo la destrucción de los enemigos de Israel

Cántico. Salmo de Asaf

83 ¡Dios, no guardes silencio!
¡No calles, Dios, ni te estés quieto!,
porque rugen tus enemigos
y los que te aborrecen alzan la cabeza.
Contra tu pueblo han consultado astuta y secretamente,
y han entrado en consejo contra tus protegidos.
Han dicho: «Venid y destruyámoslos, para que no sean nación
y no haya más memoria del nombre de Israel.»
A una se confabulan de corazón.
Contra ti han hecho alianza
las tiendas de los edomitas y de los ismaelitas,
Moab y los agarenos,
Gebal, Amón y Amalec,
los filisteos y los habitantes de Tiro.
También el asirio se ha juntado con ellos;
sirven de brazo a los hijos de Lot. Selah

Hazles como a Madián,
como a Sísara, como a Jabín en el arroyo Cisón,
10 que perecieron en Endor:
fueron convertidos en estiércol para la tierra.
11 Pon a sus capitanes como a Oreb y a Zeeb;
como a Zeba y a Zalmuna a todos sus príncipes,
12 que han dicho: «¡Hagamos nuestras
las moradas de Dios!»

13 Dios mío, ponlos como torbellinos,
como hojarascas delante del viento,
14 como fuego que quema el monte,
como llama que abrasa el bosque.
15 Persíguelos así con tu tempestad
y atérralos con tu huracán.
16 Llena sus rostros de vergüenza,
y busquen tu nombre, Jehová.
17 Sean confundidos y turbados para siempre;
sean deshonrados y perezcan.
18 Y conozcan que tu nombre es Jehová;
¡sólo tú, el Altísimo sobre toda la tierra!

2 Samuel 19:31-43

31 También Barzilai, el galaadita, descendió de Rogelim y pasó el Jordán con el rey, para acompañarlo al otro lado del Jordán. 32 Era Barzilai muy anciano; tenía ochenta años y había dado provisiones al rey cuando estaba en Mahanaim, porque era hombre muy rico. 33 El rey le dijo:

—Sigue conmigo y yo me encargaré de tu sustento en Jerusalén.

34 Pero Barzilai dijo al rey:

—¿Cuántos años más habré de vivir para que yo suba con el rey a Jerusalén? 35 ¡Ya tengo ochenta años de edad! ¿Puedo distinguir entre lo que es agradable y lo que no lo es? ¿Gustará ahora tu siervo de lo que coma o beba? ¿Oirá aún la voz de los cantores y de las cantoras? ¿Por qué, pues, ha de ser tu siervo una carga para mi señor, el rey? 36 Tu siervo seguirá contigo un poco más allá del Jordán, pero ¿para qué ha de darme el rey tan gran recompensa? 37 Yo te ruego que dejes volver a tu siervo, para que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. Aquí está tu siervo Quimam. Que siga él con mi señor, el rey, y haz con él lo que bien te parezca.

38 El rey dijo:

—Pues siga conmigo Quimam, y yo haré con él como bien te parezca; todo lo que tú me pidas, yo lo haré.

39 Todo el pueblo pasó el Jordán. Luego que hubo también pasado, el rey besó a Barzilai y lo bendijo, y él regresó a su casa. 40 Siguió entonces el rey hacia Gilgal, y con él pasó Quimam. Todo el pueblo de Judá acompañaba al rey, y también la mitad del pueblo de Israel. 41 En esto, todos los hombres de Israel vinieron a decir al rey:

—¿Por qué los hombres de Judá, nuestros hermanos, se han adueñado de ti, y han hecho pasar el Jordán al rey, a su familia y a todos los siervos de David con él?

42 Todos los hombres de Judá respondieron a todos los de Israel:

—Porque el rey es nuestro pariente. Pero ¿por qué os enojáis vosotros de eso? ¿Hemos nosotros comido a expensas del rey? ¿Hemos recibido de él algún regalo?

43 Entonces los hombres de Israel respondieron a los de Judá:

—Nosotros tenemos sobre el rey, y sobre el mismo David, diez veces más derechos que vosotros. ¿Por qué, pues, nos habéis menospreciado? ¿Acaso no fuimos nosotros los primeros que propusimos hacer volver a nuestro rey?

Sin embargo, las palabras de los hombres de Judá fueron más violentas que las de los hombres de Israel.

Gálatas 3:10-14

10 Todos los que dependen de las obras de la Ley están bajo maldición, pues escrito está: «Maldito sea el que no permanezca en todas las cosas escritas en el libro de la Ley, para cumplirlas.» 11 Y que por la Ley nadie se justifica ante Dios es evidente, porque «el justo por la fe vivirá». 12 Pero la Ley no procede de la fe, sino que dice: «El que haga estas cosas vivirá por ellas.»

13 Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, haciéndose maldición por nosotros (pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero»), 14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzara a los gentiles, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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