Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Cantos de alabanza por la salvación
12 En aquel día, tú cantarás:
«¡Te alabaré, oh Señor!
Estabas enojado conmigo, pero ya no.
Ahora me consuelas.
2 Miren, Dios ha venido a salvarme.
Confiaré en él y no tendré temor.
El Señor Dios es mi fuerza y mi canción;
él me ha dado la victoria».
3 ¡Con alegría ustedes beberán abundantemente
de la fuente de la salvación!
4 En ese día maravilloso cantarán:
«¡Den gracias al Señor! ¡Alaben su nombre!
Cuenten a las naciones lo que él ha hecho;
háganles saber lo poderoso que él es.
5 Canten al Señor, porque ha hecho cosas maravillosas.
Den a conocer su alabanza en el mundo entero.
6 ¡Que todos los habitantes de Jerusalén[a] griten sus alabanzas con alegría!
Pues grande es el Santo de Israel, que vive en medio de ustedes».
Advertencias contra el pecado
59 ¡Escuchen! El brazo del Señor no es demasiado débil para no salvarlos,
ni su oído demasiado sordo para no oír su clamor.
2 Son sus pecados los que los han separado de Dios.
A causa de esos pecados, él se alejó
y ya no los escuchará.
3 Las manos de ustedes son manos de asesinos,
y tienen los dedos sucios de pecado.
Sus labios están llenos de mentiras
y su boca vomita corrupción.
4 A nadie le importa ser justo y honrado;
las demandas legales de la gente se basan en mentiras.
Conciben malas acciones
y después dan a luz el pecado.
5 Incuban serpientes mortales
y tejen telas de araña.
El que coma sus huevos morirá;
al que los rompa le saldrán víboras.
6 Con sus telas de araña no se puede hacer ropa
y nada de lo que ellos hacen es útil.
Todo lo que hacen está lleno de pecado,
y la violencia es su sello característico.
7 Sus pies corren para hacer lo malo
y se apresuran a matar.
Solo piensan en pecar;
siempre hay sufrimiento y destrucción en sus caminos.
8 No saben dónde encontrar paz
o qué significa ser justo y bueno.
Han trazado caminos torcidos
y quienes los siguen no conocen un momento de paz.
9 Por eso no hay justicia entre nosotros
y no sabemos nada acerca de vivir con rectitud.
Buscamos luz, pero solo encontramos oscuridad;
buscamos cielos radiantes, pero caminamos en tinieblas.
10 Andamos a tientas, como los ciegos junto a una pared,
palpando para encontrar el camino, como la gente que no tiene ojos.
Hasta en lo más radiante del mediodía,
tropezamos como si estuviera oscuro.
Entre los vivos,
somos como los muertos.
11 Gruñimos como osos hambrientos;
gemimos como el arrullo lastimero de las palomas.
Buscamos la justicia, pero nunca llega;
buscamos el rescate, pero está muy lejos de nosotros.
12 Pues nuestros pecados se han acumulado ante Dios
y testifican en contra de nosotros.
Así es, sabemos muy bien lo pecadores que somos.
13 Sabemos que nos hemos rebelado contra el Señor y también lo hemos negado;
le hemos dado la espalda a nuestro Dios.
Sabemos que hemos sido injustos y opresores,
preparando con cuidado nuestras mentiras engañosas.
14 Nuestros tribunales se oponen a los justos,
y no se encuentra justicia por ninguna parte.
La verdad tropieza por las calles
y la honradez ha sido declarada ilegal.
15 Sí, la verdad ha desaparecido
y se ataca a todo el que abandona la maldad.
El Señor miró y le desagradó
descubrir que no había justicia.
Ánimo durante la persecución
3 Amados hermanos, no podemos más que agradecerle a Dios por ustedes, porque su fe está floreciendo, y el amor de unos por otros, creciendo. 4 Con orgullo les contamos a las demás iglesias de Dios acerca de la constancia y la fidelidad de ustedes en todas las persecuciones y privaciones que están sufriendo. 5 Y Dios usará esa persecución para mostrar su justicia y para hacerlos dignos de su reino, por el cual sufren. 6 En su justicia él les dará su merecido a quienes los persiguen.
7 Y Dios les brindará descanso a ustedes que están siendo perseguidos y también a nosotros cuando el Señor Jesús aparezca desde el cielo. Él vendrá con sus ángeles poderosos, 8 en llamas de fuego, y traerá juicio sobre los que no conocen a Dios y sobre los que se niegan a obedecer la Buena Noticia de nuestro Señor Jesús. 9 Serán castigados con destrucción eterna, separados para siempre del Señor y de su glorioso poder. 10 Aquel día cuando él venga, recibirá gloria de su pueblo santo y alabanza de todos los que creen. Esto también los incluye a ustedes, porque creyeron lo que les dijimos acerca de él.
11 Así que seguimos orando por ustedes, pidiéndole a nuestro Dios que los ayude para que vivan una vida digna de su llamado. Que él les dé el poder para llevar a cabo todas las cosas buenas que la fe los mueve a hacer. 12 Entonces el nombre de nuestro Señor Jesús será honrado por la vida que llevan ustedes, y serán honrados junto con él. Todo esto se hace posible por la gracia de nuestro Dios y Señor, Jesucristo.[a]
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