Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
El amor paternal del SEÑOR
11 “Cuando Israel era muchacho yo lo amé; y de Egipto llamé a mi hijo. 2 Mientras más los llamabaa más se iban ellos de mi presencia. A los Baales ofrecían sacrificio y a los ídolos quemaban incienso. 3 Pero fui yo el que enseñó a caminar a Efraín tomándolo por sus brazos. Sin embargo, no reconocieron que yo los sanaba. 4 Con cuerdas humanas los atraje, con vínculos de amor. Fui para ellos como los que ponen un bebé contra sus mejillas y me inclinaba hacia ellos para alimentarlos.
5 “No volverá a la tierra de Egipto sino que el asirio será su rey; porque no quisieron volver a mí. 6 La espada caerá sobre sus ciudades y destruirá sus refuerzos. Los consumirá en medio de sus propias asambleas. 7 Entre tanto, mi pueblo está obstinado en su rebelión contra mí; y aunque invocan al Altísimo, no lo quieren enaltecer.
8 “¿Cómo he de dejarte, oh Efraín? ¿Cómo he de entregarte, oh Israel? ¿Cómo podré hacerte como a Adma o ponerte como a Zeboím? Mi corazón se revuelve dentro de mí; se inflama mi compasión. 9 No ejecutaré el furor de mi ira; no volveré para destruir a Efraín porque soy Dios y no hombre. Yo soy el Santo en medio de ti y no vendré contra la ciudad.
10 “Caminarán en pos del SEÑOR. Él rugirá como león; sí, rugirá y del occidente los hijos acudirán temblando. 11 De Egipto acudirán temblando como pájaros; y como palomas, de la tierra de Asiria. Yo los haré habitar en sus casas, dice el SEÑOR.
Libro V: Salmos 107—150
Salmo de gratitud por la liberación
107 ¡Alaben al SEÑOR, porque
es bueno;
porque para siempre es su misericordia!
2 Díganlo los redimidos del SEÑOR, los que ha redimido del poder del enemigo
3 y los que ha congregado de las tierras del oriente y del occidente,
del norte y del sur.
4 Perdidos anduvieron por el desierto, en el sequedal;
no hallaron camino hacia una ciudad habitada.
5 Estaban hambrientos y sedientos; sus almas desfallecían en ellos.
6 Pero cuando en su angustia clamaron al SEÑOR,
él los libró de sus aflicciones.
7 Los dirigió por camino derecho para que fuesen a una ciudad en que habitar.
8 ¡Den gracias al SEÑOR por su misericordia
y por sus maravillas para con los hijos del hombre!
9 Porque él sacia al alma sedienta
y llena de bien al alma hambrienta.
43 Quien sea sabio y guarde estas cosas entenderá los hechos misericordiosos del SEÑOR.
3 Siendo, pues, que ustedes han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. 2 Ocupen la mente en las cosas de arriba, no en las de la tierra; 3 porque han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. 4 Y cuando se manifieste Cristo, la vida de ustedes, entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria.
5 Por lo tanto, hagan morir lo terrenal en sus miembros: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y la avaricia, que es idolatría. 6 A causa de estas cosas viene la ira de Dios sobre los rebeldes. 7 En ellas anduvieron también ustedes en otro tiempo cuando vivían entre ellos. 8 Pero ahora, dejen también todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia y palabras groseras de su boca. 9 No se mientan los unos a los otros; porque se han despojado del viejo hombre con sus prácticas 10 y se han vestido del nuevo, el cual se renueva para un pleno conocimiento conforme a la imagen de aquel que lo creó. 11 Aquí no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, esclavo ni libre; sino que Cristo es todo y en todos.
Parábola del rico insensato
13 Le dijo uno de la multitud:
—Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.
14 Y él le dijo:
—Hombre, ¿quién me ha puesto como juez o repartidor sobre ustedes?
15 Y les dijo:
—Miren, guárdense de toda codicia, porque la vida de uno no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
16 Entonces les refirió una parábola, diciendo:
—Las tierras de un hombre rico habían producido mucho. 17 Y él razonaba dentro de sí diciendo: “¿Qué haré? Porque ya no tengo dónde juntar mis productos”. 18 Entonces dijo: “¡Esto haré! Derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes. Allí juntaré todo mi grano y mis bienes, 19 y me diré a mí mismo: Muchos bienes tienes almacenados para muchos años. Descansa, come, bebe, alégrate”. 20 Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta noche vienen a pedir tu vida; y lo que has provisto, ¿para quién será?”. 21 Así es el que hace tesoro para sí y no es rico para con Dios.
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