Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Para el director del coro: salmo de los descendientes de Coré.
85 ¡Señor, tú derramaste bendiciones sobre tu tierra!
Devolviste el bienestar a Israel.[a]
2 Perdonaste la culpa de tu pueblo;
sí, cubriste todos sus pecados. Interludio
3 Contuviste tu furia
y refrenaste tu enojo encendido.
4 Ahora, restáuranos, oh Dios de nuestra salvación;
aparta tu enojo de nosotros una vez más.
5 ¿Seguirás enojado con nosotros para siempre?
¿Extenderás tu ira a todas las generaciones?
6 ¿No volverás a darnos vida,
para que tu pueblo pueda alegrarse en ti?
7 Muéstranos tu amor inagotable, oh Señor,
y concédenos tu salvación.
8 Presto mucha atención a lo que dice Dios el Señor,
pues él da palabras de paz a su pueblo fiel.
Pero no le permitas volver a sus necios caminos.
9 Sin duda, la salvación de Dios está cerca de los que le temen;
por lo tanto, nuestra tierra se llenará de su gloria.
10 El amor inagotable y la verdad se encontraron;
¡la justicia y la paz se besaron!
11 La verdad brota desde la tierra,
y la justicia sonríe desde los cielos.
12 Sí, el Señor derrama sus bendiciones,
y nuestra tierra dará una abundante cosecha.
13 La justicia va delante de él como un heraldo,
preparando el camino para sus pasos.
Cargos del Señor contra Israel
4 ¡Escucha la palabra del Señor, oh pueblo de Israel!
El Señor ha presentado cargos en tu contra, diciendo:
«No hay fidelidad, ni bondad
ni conocimiento de Dios en tu tierra.
2 Haces votos y los rompes;
matas, robas y cometes adulterio.
Hay violencia en todas partes:
un asesinato tras otro.
3 Por eso la tierra está de luto
y todos desfallecen.
Hasta los animales salvajes y las aves de los cielos
y los peces del mar desaparecen.
4 »¡No señales a otro
para echarle la culpa!
¡Mi queja, sacerdotes,
es con ustedes![a]
5 Así que tropezarán en plena luz del día,
y sus falsos profetas caerán con ustedes durante la noche.
Y destruiré a su madre, Israel.
6 Mi pueblo está siendo destruido
porque no me conoce.
Así como ustedes, sacerdotes, se niegan a conocerme,
yo me niego a reconocerlos como mis sacerdotes.
Ya que olvidaron las leyes de su Dios,
me olvidaré de bendecir a sus hijos.
7 Mientras más sacerdotes hay,
más pecan contra mí.
Han cambiado la gloria de Dios
por la vergüenza de los ídolos.[b]
8 »Cuando la gente lleva su ofrenda por el pecado, los sacerdotes se alimentan.
¡Por eso se alegran cuando el pueblo peca!
9 “Y lo que hacen los sacerdotes, el pueblo también lo hace”.
Así que ahora castigaré tanto a los sacerdotes como al pueblo
por sus perversas acciones.
10 Comerán pero seguirán con hambre.
Se prostituirán pero no lograrán nada,
porque han abandonado al Señor
11 para rendir culto a otros dioses.
»El vino le ha robado
el entendimiento a mi pueblo.
12 ¡Piden consejo a un trozo de madera!
¡Creen que un palo puede decirles el futuro!
El deseo de ir tras los ídolos
los ha vuelto necios.
Se prostituyeron
sirviendo a otros dioses y abandonando a su Dios.
13 Ofrecen sacrificios a ídolos en la cima de las montañas.
Suben a las colinas para quemar incienso
bajo la sombra placentera de robles, álamos y terebintos.
»Por eso sus hijas se entregan a la prostitución
y sus nueras cometen adulterio.
14 Pero ¿por qué debería yo castigarlas
por su prostitución y adulterio?
Pues sus hombres hacen lo mismo,
pecando con rameras y prostitutas de los templos paganos.
¡Oh pueblo necio! ¡Se niegan a entender,
por eso serán destruidos!
15 »A pesar de que tú, Israel, eres una prostituta,
que Judá no sea culpable de tales cosas.
No te unas a la falsa adoración en Gilgal o Bet-avén,[c]
ni jures allí en el nombre del Señor.
16 Israel es obstinado
como una vaquilla terca.
¿Debería el Señor alimentarlo
como a un cordero en buenos pastizales?
17 Dejen a Israel[d] solo
porque está casado con la idolatría.
18 Cuando los gobernantes de Israel terminan de beber,
salen en busca de prostitutas.
Aman más la vergüenza que el honor.[e]
19 Por lo tanto, un viento poderoso los arrasará.
Sus sacrificios a ídolos les traerán vergüenza.
15 Durante aquellos días, cuando aproximadamente ciento veinte creyentes[a] estaban juntos en un mismo lugar, Pedro se puso de pie y se dirigió a ellos: 16 «Hermanos—les dijo—, las Escrituras tenían que cumplirse con respecto a Judas, quien guio a los que arrestaron a Jesús. Esto lo predijo hace mucho tiempo el Espíritu Santo cuando habló por medio del rey David. 17 Judas era uno de nosotros y participó con nosotros en el ministerio».
18 (Judas había comprado un campo con el dinero que recibió por su traición. Allí cayó de cabeza, se le reventó el cuerpo y se le derramaron los intestinos. 19 La noticia de su muerte llegó a todos los habitantes de Jerusalén, y ellos le pusieron a ese lugar el nombre arameo Acéldama, que significa «Campo de Sangre»).
20 «Esto estaba escrito en el libro de los Salmos—continuó Pedro—, donde dice: “Que su casa quede desolada y que nadie viva en ella”. También dice: “Que otro tome su lugar”[b].
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