Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Integridad y prosperidad de Job
1 Hubo un hombre en la tierra de Uz, que se llamaba Job. Aquel hombre era íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.
Satanás arruina la salud de Job
2 Aconteció cierto día que vinieron los hijos de Dios para presentarse ante el SEÑOR, y entre ellos vino también Satanás para presentarse ante el SEÑOR. 2 El SEÑOR preguntó a Satanás:
—¿De dónde vienes?
Y Satanás respondió al SEÑOR:
—De recorrer la tierra y de andar por ella.
3 El SEÑOR preguntó a Satanás:
—¿No te has fijado en mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra: un hombre íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal; y que todavía se aferra a su integridad a pesar de que tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin motivo?
4 Y Satanás respondió al SEÑOR diciendo:
—¡Piel por piel! Todo lo que el hombre tiene lo dará por su vida. 5 Pero extiende, pues, tu mano y toca sus huesos y su carne, y verás si no te maldice en tu misma cara.
6 Y el SEÑOR respondió a Satanás:
—He aquí, él está en tu poder; pero respeta su vida.
7 Entonces Satanás salió de la presencia del SEÑOR e hirió a Job con llagas malignas desde la planta de sus pies hasta su coronilla. 8 Tomaba un pedazo de tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de las cenizas. 9 Entonces su mujer le dijo:
—¿Todavía te aferras a tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete!
10 Pero él le respondió:
—¡Has hablado como hablaría cualquiera de las mujeres insensatas! Recibimos el bien de parte de Dios, ¿y no recibiremos también el mal?
En todo esto Job no pecó con sus labios.
Oración del que anda en integridad
26 Salmo de David.
Hazme justicia, oh SEÑOR,
porque yo en mi integridad he andado. Asimismo, he confiado en el SEÑOR;
no vacilaré.
2 Examíname, oh SEÑOR, y pruébame. Purifica mi conciencia y mi corazón;
3 porque tu misericordia está delante
de mis ojos,
y camino en tu verdad.
4 No me he sentado con los hombres falsos
ni tengo tratos con los hipócritas.
5 Aborrezco la reunión de los
malhechores;
nunca me he sentado con los impíos.
6 Lavaré mis manos en inocencia
e iré alrededor de tu altar, oh SEÑOR,
7 para proclamar con voz de
agradecimiento
y contar todas tus maravillas.
8 Oh SEÑOR, he amado la habitación
de tu casa,
el lugar de la morada de tu gloria.
9 No recojas mi alma junto con los pecadores
ni mi vida con los hombres
sanguinarios,
10 en cuyas manos hay infamia
y cuya mano derecha está llena
de soborno.
11 Pero yo andaré en mi integridad;
redímeme y ten misericordia de mí.
12 Mis pies se han afirmado en
suelo llano;
en las congregaciones te[a] bendeciré, oh SEÑOR.
La revelación definitiva en Cristo
1 Dios, habiendo hablado en otro tiempo muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas, 2 en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo y por medio de quien, asimismo, hizo el universo. 3 Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Y cuando hubo hecho la purificación de nuestros pecados[a], se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Jesucristo, superior a los ángeles
4 Fue hecho tanto superior a los ángeles, así como el nombre que ha heredado es más excelente que el de ellos.
El Autor de la salvación
5 Porque no fue a los ángeles a quienes Dios sometió el mundo venidero del cual hablamos. 6 Pues alguien dio testimonio en un lugar diciendo:
¿Qué es el hombre,
para que te acuerdes de él,
o el hijo del hombre,
para que tengas cuidado de él?
7 Le has hecho por poco tiempo
menor que los ángeles;
le coronaste de gloria y de honra[a];
8 todas las cosas sometiste
debajo de sus pies[b].
Al someter a él todas las cosas, no dejó nada que no esté sometido a él. Pero ahora no vemos todavía todas las cosas sometidas a él. 9 Sin embargo, vemos a Jesús, quien por poco tiempo fue hecho menor que los ángeles, coronado de gloria y honra por el padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.
10 Porque le convenía a Dios —por causa de quien y por medio de quien todas las cosas existen— perfeccionar al Autor de la salvación de ellos, por medio de los padecimientos, para conducir a muchos hijos a la gloria. 11 Pues tanto el que santifica como los que son santificados, todos provienen de uno. Por esta razón, él no se avergüenza de llamarlos hermanos 12 diciendo:
Anunciaré a mis hermanos tu nombre;
en medio de la congregación te alabaré[c].
2 Entonces se acercaron unos fariseos para probarle, y le preguntaron si era lícito al marido divorciarse de su mujer. 3 Pero él respondió y les dijo:
—¿Qué les mandó Moisés?
4 Ellos dijeron:
—Moisés permitió escribir carta de divorcio y despedirla[a].
5 Pero Jesús les dijo:
—Ante la dureza de corazón de ustedes les escribió este mandamiento. 6 Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo hombre y mujer[b]. 7 Por esta causa el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer; 8 y serán los dos una sola carne[c]. Así que, ya no son más dos sino una sola carne. 9 Por tanto, lo que Dios ha unido no lo separe el hombre.
10 En casa sus discípulos volvieron a preguntarle acerca de esto. 11 Él les dijo:
—Cualquiera que se divorcia de su mujer y se casa con otra comete adulterio contra ella. 12 Y si la mujer se divorcia de su marido y se casa con otro comete adulterio.
Jesús bendice a los niños
13 Y le presentaban niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. 14 Al verlo, Jesús se indignó y les dijo: “Dejen a los niños venir a mí, y no los impidan porque de los tales es el reino de Dios. 15 De cierto les digo que cualquiera que no reciba el reino de Dios como un niño jamás entrará en él”. 16 Entonces, tomándolos en los brazos, puso las manos sobre ellos y los bendijo.
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