Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Al director musical. Acompáñese con instrumentos de cuerda. Sobre la octava. Salmo de David.
6 ¡No, Señor! ¡no me castigues cuando estés enojado; no me reprendas en tu furor! 2 Ten piedad de mí, oh Señor, porque soy débil. Sáname, pues mi cuerpo está en agonía, 3 y estoy desconcertado y turbado. Tengo el alma llena de aprensión y tristeza. ¿Hasta cuándo, Señor, hasta cuándo?
4 Ven, Señor, y sáname. Sálvame por tu misericordia. 5 Pues si muriera, no podría alabarte. 6 El dolor me tiene agotado; cada noche baño en lágrimas mi almohada. 7 Los ojos se me están envejeciendo y nublando de sufrimiento a causa de todos mis enemigos.
8 Váyanse; déjenme ya, hombres de perversas obras, porque el Señor ha escuchado mi llanto 9 y mi súplica. Él responderá a todas mis oraciones. 10 Todos mis enemigos quedarán repentinamente en ridículo, aterrorizados y avergonzados. Serán rechazados afrentosamente.
Liberación de Samaria
3 Había cuatro leprosos sentados fuera del muro de la ciudad.
―¿Qué hacemos aquí sentados? —se dijeron—. 4 Si nos quedamos aquí nos moriremos de hambre, y si entramos en la ciudad también nos moriremos de hambre. Por lo tanto, bien podemos salir y rendirnos a los sirios. Si nos dejan vivir, bien; pero si nos matan, de todos modos aquí vamos a morir.
5 Aquella tarde fueron al campamento de los sirios, pero no había nadie allí, 6 porque el Señor había hecho que el ejército sirio oyera el sonido de muchos carros que corrían a gran velocidad y el estruendo del galope de caballos y el sonido de un gran ejército que se aproximaba. «El rey de Israel ha pagado a los hititas y a los egipcios para que nos ataquen», habían gritado, 7 y llenos de pánico habían huido en medio de la noche, abandonando tiendas, caballos, burros y todo lo demás.
8 Los leprosos llegaron al campamento, entraron en las tiendas y comieron, bebieron vino, y tomaron oro, plata y vestidos, y lo escondieron todo. 9 Pero después se dijeron:
―No es correcto lo que estamos haciendo. Esta es una noticia maravillosa, y debemos darla a conocer. Si esperamos hasta la mañana, nos puede ocurrir alguna desgracia. Vamos, regresemos y avisemos a la gente del palacio.
10 Entonces regresaron a la ciudad y les contaron a los guardias lo que había ocurrido. Les dijeron que habían ido al campamento sirio y no habían hallado a nadie. Que los caballos y los burros estaban atados, y que en las tiendas estaba todo en orden, pero no se veía ni un alma por allí.
Las fiestas idólatras y la Cena del Señor
14 Por lo tanto, hermanos amados, huyan de la idolatría. 15 Ustedes son inteligentes. Piénsenlo y díganme si no es verdad lo que les digo.
16 Cuando damos gracias por la copa de bendición, ¿no quiere decir que participamos de las bendiciones de la sangre de Cristo? Y cuando partimos el pan para comerlo juntos, ¿no entramos en comunión con el cuerpo de Cristo? 17 Por muchos que seamos, todos comemos del mismo pan, indicando que formamos parte de un solo cuerpo: el de Cristo.
18 Y el pueblo judío, que come de los sacrificios, ¿no entra en comunión con el altar? 19 ¿Qué estoy tratando de decir? ¿Digo que los ídolos que reciben sacrificios tienen vida y que tales sacrificios tienen valor? 20 No; de ninguna manera. Lo que digo es que los que ofrecen sacrificios a los ídolos, en realidad se los ofrecen a los demonios, y nunca a Dios. Y no quiero que ninguno de ustedes tenga comunión con los demonios. 21 No se puede beber de la copa del Señor y también de la copa de los demonios. No se puede participar de la mesa del Señor y también de la mesa de los demonios. 22 ¿Qué, pues? ¿Nos arriesgaremos a poner celoso al Señor? ¿Somos más fuertes que él?
La libertad del creyente
23 Es verdad que «todo está permitido», pero no todo es provechoso ni edifica a los demás. 24 Uno no puede pensar sólo en uno mismo. Hay que pensar en lo que conviene para el bien de los demás.
25 Coman de cualquier carne que se venda en la carnicería. No pregunten nada, por motivos de conciencia. 26 Porque la tierra y cuanto en ella hay pertenecen al Señor.
27 Si alguien que no es cristiano los invita a comer, acepten la invitación y coman cuanto les pongan delante sin preguntar nada por motivos de conciencia.
28 Pero si alguien les advierte de que aquella carne fue sacrificada a los ídolos, no la coman por el bien del que lo dijo, y por motivos de conciencia. 29 En este caso, no me refiero a la conciencia de uno mismo, sino a la del otro. ¿Por qué tiene uno que guiarse por lo que otro piense y limitarse a sus opiniones?
30 Si le doy gracias a Dios por lo que como, ¿por qué me van a condenar por comerlo?
31 En conclusión: uno debe de glorificar a Dios en todo lo que hace; hasta en lo que come y bebe. 32 No seamos piedra de tropiezo para nadie: ni para los judíos ni para los gentiles ni para la iglesia de Dios. 33 Esto trato de hacer yo. Procuro agradar a todo el mundo. No hago sólo lo que me gusta o conviene, sino lo que es mejor para los demás, para que así se puedan salvar.
11 Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el de Cristo.
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