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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
Salmos 116:1-2

116 Amo al Señor; porque él escucha mis plegarias y las contesta. Porque se inclina y escucha, oraré a él mientras tenga aliento.

Salmos 116:12-19

12 Y ahora, ¿cómo puedo pagarle al Señor por tanta bondad que me ha mostrado? 13 Levantaré una copa como símbolo de su salvación y alabaré su nombre por haberme salvado. 14 ¡Cumpliré mis promesas al Señor en presencia de todo su pueblo! 15 Sus amados son muy preciosos para él; le causa tristeza cuando ellos mueren.

16 Señor, soy tu siervo; sí, soy tu siervo y el hijo que tú has hecho; ¡tú has roto mis cadenas! 17 Te ofreceré sacrificio de gratitud e invocaré, Señor, tu nombre. 18 ¡Cumpliré mis promesas al Señor en presencia de todo su pueblo, 19 en los atrios de la casa del Señor, en medio de ti, oh Jerusalén! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

Génesis 24:10-52

10 Tomó diez camellos de su amo, y los cargó con muchos regalos, de las mejores cosas que Abraham tenía, y se fue hacia el pueblo de Najor en Aram Najarayin. 11 Una vez allí, hizo que los camellos se arrodillaran junto a un pozo de agua que estaba a las afueras de la ciudad. Era la hora de la puesta del sol, cuando las mujeres salían a buscar agua. 12 Luego comenzó a orar: «Señor, Dios de mi amo Abraham, sé misericordioso con mi amo y ayúdame para cumplir el propósito de mi viaje. 13 Mira, aquí estoy junto al pozo de agua, a la hora en que las muchachas del pueblo vienen a sacar agua. 14 Permíteme saber cuál es la joven que tú has escogido para que sea la esposa de tu siervo Isaac. Te suplico que esa joven sea a quien yo le diga: “Por favor, baje su cántaro para que yo pueda tomar un poco de agua”, y que me conteste: “Tome usted, y también le voy a dar de beber a los camellos”. De esta manera podré estar bien seguro de que en verdad amas a mi amo Abraham».

15 Todavía estaba orando, cuando vio que se acercaba una muchacha con su cántaro al hombro. Era Rebeca, la hija de Betuel. Este Betuel era el hijo de Milca y de Najor, el hermano de Abraham. 16 La joven era muy hermosa y virgen, pues aún no había tenido relaciones sexuales con ningún hombre. Rebeca bajó al pozo, llenó su cántaro de agua y se dispuso a regresar. 17 Entonces el criado corrió hacia ella y le dijo:

―Le ruego que me permita beber un poco de agua de su cántaro.

18 ―Con mucho gusto, señor —dijo ella.

Y con prontitud inclinó el cántaro para que él pudiera beber.

19 Cuando el criado terminó de beber, la muchacha dijo:

―También sacaré agua para sus camellos, para que beban hasta que queden satisfechos.

20 Acto seguido vació el cántaro en el bebedero y fue corriendo varias veces al pozo a sacar agua, hasta que hubo la suficiente para todos los camellos. 21 Mientras tanto, el criado la observaba en silencio, preguntándose si el Señor le había contestado la oración.

22 Cuando los camellos terminaron de beber, el criado sacó un pendiente de oro, que pesaba unos seis gramos, y se lo puso a Rebeca en la nariz. También le colocó en los brazos dos brazaletes que pesaban ciento veinte gramos cada uno.

23 Luego el criado le preguntó:

―¿Por favor, dígame quién es su papá? ¿Habrá lugar en casa de su padre para pasar la noche?

24 ―Mi padre es Betuel, hijo de Milca, que es esposa de Najor —contestó ella—. 25 Y en nuestra casa tenemos abundante comida para los camellos, y una pieza para huéspedes.

26 El criado, entonces, se arrodilló y adoró al Señor 27 con la siguiente oración:

«¡Alabado sea el Señor, Dios de mi amo Abraham, pues siempre ha sido tan bueno y leal con él! ¡Gracias por haberme guiado directamente a los familiares de mi amo!».

28 La muchacha corrió hasta la casa para contarle estas cosas a su familia. 29-30 Rebeca tenía un hermano llamado Labán. Cuando este escuchó todo lo que la muchacha les contó, y además vio el pendiente y los brazaletes que llevaba puestos, salió corriendo hacia el pozo, donde todavía estaba el hombre de pie junto a los camellos. 31 Al verlo, le dijo:

―¡Venga, usted, bendito del Señor, y quédese con nosotros! No tiene por qué quedarse aquí afuera. ¡Ya le he preparado un lugar para usted. También hay sitio para los camellos!

32 El criado siguió a Labán a la casa. Luego, Labán les llevó agua, para que el criado y sus acompañantes se lavaran los pies. También les quitó a los camellos las cargas que llevaban y les dio suficiente comida. 33 Cuando les sirvieron la comida, el criado de Abraham dijo:

―No quiero comer nada hasta haberles dicho por qué estoy aquí.

―Muy bien —dijo Labán—, danos tu mensaje.

34 ―Soy siervo de Abraham —explicó—. 35 El Señor ha colmado de bendiciones a mi amo, de modo que él es considerado un gran hombre entre la gente de la tierra donde vive. Dios le ha dado grandes rebaños de ovejas y de vacas, además le ha dado una gran fortuna en plata y oro, y muchos esclavos y esclavas, camellos y burros. 36 Como si esto fuera poco, Sara, la esposa de mi amo, siendo ya muy anciana, le dio un hijo a mi amo. A ese hijo mi amo le ha dado todo lo que posee. 37-38 Y mi amo hizo que yo le prometiera que no dejaría que Isaac se casara con una de las mujeres de Canaán, que es la tierra donde él vive. Por eso, me pidió que viniera a esta lejana tierra, para buscar entre sus familiares una esposa para su hijo. 39 Yo le pregunté: “¿Y si no puedo encontrar una muchacha que quiera venir?”. Él me respondió: 40 “Vendrá, porque mi Señor, en cuya presencia he andado, enviará su ángel contigo y hará que tu misión tenga éxito. Por tanto, busca una muchacha entre la familia de mi padre. 41 En caso de que mis familiares no quieran dejar venir a la muchacha, tú quedarás libre de la promesa que me has hecho”.

42 »Pues bien, esta tarde, cuando llegué al manantial, hice la siguiente oración: “Señor, Dios de mi amo Abraham, si tú me estás guiando para que mi misión tenga éxito, guíame en la forma siguiente: 43 Aquí estoy junto a este pozo, te ruego que me ayudes. Voy a decirle a una muchacha que venga a sacar agua de este pozo: ‘Por favor, deme un poco de agua para beber’. 44 Si ella me responde: ‘Con mucho gusto, y también le daré agua a los camellos’, entonces sabré que es la muchacha que has escogido para que sea la esposa del hijo de mi amo”.

45 »Mientras yo decía estas cosas, apareció Rebeca con el cántaro al hombro, se dirigió al pozo, sacó agua y llenó el cántaro. Yo le dije: “Por favor, deme de beber”. 46 Ella con prontitud inclinó hacia mi el cántaro para que pudiera beber y me dijo: “Con mucho gusto, señor, y también sacaré agua para sus camellos”. ¡Y así lo hizo! 47 Entonces le pregunté: “¿De qué familia es usted?”. Y ella me dijo: “Soy de la familia de Najor. Mi padre es Betuel, hijo de Najor y de Milca”. Entonces le puse el pendiente en la nariz, y los brazaletes en los brazos. 48 Luego me arrodillé y adoré al Señor. Sí, alabé al Señor, el Dios de mi amo Abraham, porque me había llevado por el camino correcto, hasta encontrar en la casa del hermano de mi amo la esposa para su hijo Isaac. 49 Ahora, díganme si van a ser bondadosos y leales con mi amo Abraham; si no piensan serlo, también díganmelo. Así yo sabré qué camino tomar.

50 Entonces Labán y Betuel contestaron:

―Es evidente que esto es obra del Señor, de modo que en ese caso nosotros no podemos hacer nada. 51 Mire, aquí está Rebeca. Tómela y llévesela, para que sea la esposa del hijo de su amo, tal como el Señor lo ha dispuesto.

52 Al oír la respuesta, el mayordomo de Abraham cayó de rodillas delante del Señor.

Marcos 7:1-13

Lo puro y lo impuro

Llegaron de Jerusalén varios maestros de la ley y fariseos, y se acercaron a Jesús. Notaron que los discípulos de Jesús comían con manos impuras, es decir, sin habérselas lavado. (Es que los judíos, sobre todo los fariseos, jamás comen si primero no se lavan las manos como lo requiere la tradición de los ancianos. Cuando regresan del mercado tienen que lavarse de la misma manera, antes de tocar cualquier alimento. Y siguen otras muchas tradiciones, tales como la ceremonia del lavamiento de vasos, jarros y utensilios de metal).

―¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición de los ancianos? ¿Por qué comen sin lavarse conforme al rito? —le preguntaron a Jesús los maestros de la ley y los fariseos.

Jesús les respondió:

―¡Hipócritas! Bien dijo el profeta Isaías acerca de ustedes:

“Este pueblo de labios me honra, pero lejos de mí está su corazón. La adoración que me brindan no les sirve de nada porque enseñan tradiciones humanas como si fueran mandamientos de Dios”.

»Ustedes pasan por alto los mandamientos de Dios y se aferran a la tradición de los hombres. Rechazan las leyes de Dios por guardar la propia tradición de ustedes.

10 »Moisés les dijo: “Honra a tu padre y a tu madre; y el que maldiga a sus padres muera irremisiblemente”. 11 Sin embargo, ustedes enseñan que una persona puede desentenderse de las necesidades de sus padres con la excusa de que ha consagrado a Dios la parte que les iba a dar a ellos. 12 Ustedes afirman que quien dice esto ya no está obligado a ayudar a sus padres. 13 Así, ustedes pisotean la ley de Dios por guardar la tradición humana. Este es sólo un ejemplo de muchos.

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